Opinión

¿Tierra de oportunidades perdidas?

Paneles de energía solar.

Paneles de energía solar. / pixabay

El pasado 25 de marzo nos desayunábamos leyendo la noticia publicada en el Diario INFORMACIÓN de que el sector de la energía solar teme pérdidas de 100 millones por el retraso en los proyectos, dado que las promotoras de 132 plantas fotovoltaicas en la provincia se quedarían sin los avales comprometidos con las compañías eléctricas si no obtienen los permisos antes del 31 de diciembre. También hemos sabido que los promotores valencianos se cansan del parón burocrático y se llevan seis proyectos multimillonarios a comunidades vecinas ante los cambios de criterios del Consell.

Esta noticia, como persona vinculada al desarrollo de grandes proyectos fotovoltaicos y a mi tierra alicantina, me llena de tristeza, ya que no quiero que mi Comunidad siga siendo tierra de oportunidades perdidas en desarrollo sostenible. Esta no es la época aperturista y el final del parón burocrático que anunciaba 2 años atrás la Conselleria de Rafa Climent.

Soy consciente de que no es tierra de grandes latifundios (y por tanto mayor dificultad para negociar los contratos de alquiler o venta de las parcelas) ni de terrenos llanos completamente libres de sombras. Soy también consciente del alto grado de urbanización del territorio valenciano, y el mayor valor de la hectárea rústica que en otros territorios españoles, lo cual dificulta el interés inicial de los inversores en desarrollo sostenible. Si a ello se le suma el parón burocrático y las “no facilidades” de quien tiene la competencia para la tramitación técnico-administrativa de los proyectos que es nuestro gobierno autonómico, como lo demuestra el hecho de que en estos momentos hay 132 proyectos en la provincia de Alicante pendientes de autorización, el resultado es la pérdida de la oportunidad, como se ha hecho eco la prensa.

En el Término Municipal de Alicante, por ejemplo, solo se permite panelar hasta el 50% de la superficie de una parcela rústica, lo cual hace menos rentables las inversiones. Tampoco se permite emplear para parques solares todos los terrenos del Término alicantino situados al sur de la Autovía A31 que nos comunica con Albacete y Madrid. Como decían en algún parlamento años atrás, “disculpen, pero … ¡¡alguien lo tenía que decir!!”.

Por suerte, también nos hemos desayunado días más tarde, concretamente el pasado 30 de marzo, con otra noticia publicada en el Diario Información, esta sí en positivo, y es que las Universidades de Alicante y Miguel Hernández de Elche cubrirán sus campus de placas fotovoltaicas para ser autosuficientes, a la vez que piden ayuda y soluciones a la Generalitat para poder hacer frente a los elevados costes de la luz este año. Así, proyectan medidas a corto y medio plazo para seguir reduciendo los consumos y ser espacios sostenibles. Esta noticia en mi opinión llega tarde, ya que otros campus cercanos como Murcia y Almería ya convirtieron años atrás sus parkings diáfanos en parkings fotovoltaicos, en los que las marquesinas están cubiertas con paneles solares, permitiendo así el doble uso del espacio: estacionamiento techado de vehículos y generación de electricidad verde, que puede servir para cubrir los consumos de la Universidad pero también para recargar vehículos eléctricos estacionados. Pero atención, si los equipos de gobierno de ambos campus alicantinos quieren recurrir a la inversión privada para financiar las instalaciones y explotarlas en sus primeros años de vida, habrá que darles facilidades, y no trabas burocráticas. Aprovechemos la oportunidad de convertir los campus en ejemplo de sostenibilidad, facilitemos las inversiones y el proceso técnico-administrativo y no hagamos que los posibles inversores acaben aburridos y apostando por otros proyectos en otras zonas, como está sucediendo. ¡A trabajar!

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