La Navidad en el arte

El belén monumental de Monforte del Cid en los soportales del Ayuntamiento.

El belén monumental de Monforte del Cid en los soportales del Ayuntamiento. / INFORMACIÓN

Juan Giner Pastor

Juan Giner Pastor

La Navidad es una fiesta de luz y de amor por la que el Arte se sintió atraído desde el primer momento. ¡Es tan encantador el tema!: el misterio de la Virgen Madre, del Niño Dios; el protagonismo de personajes tan diversos como los ángeles, los pastores, los magos, no podía por menos que hacer vibrar la inspiración y la sensibilidad de los artistas, que, además, podrían también patentizar de forma visual su devoción, su fe… Ya en las catacumbas encontramos escenas relacionadas con la Navidad, apareciendo la Virgen María sosteniendo en brazos al Niño Jesús junto a los Magos. Y la mayoría de los grandes pintores y escultores han presentado alguna vez a la Virgen con el Niño, para mostrar, no solo su maestría, sino también el fervor que les despertaba tan entrañable asunto: Duccio, Van Eyck, Della Robbia, Mantegna, Boticelli, Memling, Perugino, Leonardo, Durero, Miguel Ángel, Rafael Sanzio, El Greco, Gerard David, Correggio, Tiziano, Martínez Montañés, Rubens, Murillo, Alonso Cano, Dalí, son algunos de los numerosos artistas que han plasmado a Santa María y al Niño a lo largo de los siglos, envolviéndolos en ternura, emoción, belleza y amor.

La Anunciación a María y la Visitación a Santa Isabel son asuntos representados también con delicadeza por innumerables artistas de distintos estilos y países. De muy antiguo origen es la escena del Anuncio del Ángel a los pastores, siendo notable ejemplo en España el bellísimo fresco que decora parte de las bóvedas del Panteón de los Reyes de la colegiata de San Isidoro de León, seguramente una de las creaciones más atractivas de toda la pintura románica por el hondo sentido poético que el pintor ha sabido transmitir.

Todo culmina en el Portal de Belén, junto al Niño, José y María, el asno, el buey, los pastores y los ángeles. Los mosaicos paleocristianos, las pinturas románicas, las vidrieras y retablos góticos, las miniaturas de los códices, el genio de los grandes artistas de los siglos XV, XVI y XVII, han plasmado una y otra vez la excelsa escena de la Natividad de Cristo, creando un esplendoroso legado de belleza y fe. Y en nuestro tiempo, cuando el arte religioso ya no se cultiva, son los maestros belenistas, continuadores de la tradición dieciochesca de los belenes, quienes mantienen pujante la representación plástica de tan maravilloso momento, creando escenas de gran belleza estética, de indudable devoción y emoción, que todavía conmueven los corazones sensibles de las personas de buena voluntad. En Alicante es notable su tradición belenista, que culmina en 1959 con la fundación de la Asociación de Belenistas de Alicante, querida y admirada. Declarada por el Gobierno español de Utilidad Pública, por el Ayuntamiento de Interés Municipal, ‘Importante’ de INFORMACIÓN y Premio “Festers d’Alacant”.

La Epifanía es otra historia deslumbrante que interesó desde los primeros tiempos del cristianismo a los artistas. Respecto a su iconografía, en un principio los Magos eran todos de tez blanca, representando respectivamente la juventud, la madurez y la vejez. A partir del siglo XIV, uno de ellos será negro, para expresar mejor así la universalidad del mensaje de salvación que Jesús nos trajo. Y la fantasía que permite el exótico origen de los Magos hará volar la imaginación creativa a través de los siglos, con maestros famosos o desconocidos que transmiten gráficamente el misterio de la manifestación de Dios a la humanidad toda. Citaremos solo dos ejemplos: Rubens, cuya “Adoración de los Magos” del museo del Prado es apoteosis del barroco, con una riqueza y espectacularidad que nos abruma. En cambio, también en el Prado, Velázquez nos muestra el acontecimiento, en un cuadro pintado a los veinte años, que es prototipo de sencillez y cotidiana realidad, ejemplo temprano de su creatividad admirable.

A partir del siglo XIII, multiplicáronse bellas obras de arte en las que con gracia y unción religiosa se representan diversos episodios relacionados con el Nacimiento del Redentor. Y la parquedad con que los evangelios canónicos relatan la Navidad de Jesús se fue complementando con las narraciones ingenuas, casi maravillosas a veces, de los evangelios apócrifos, creándose con esta amalgama de historia y fantasía una iconografía sublime sobre la Presentación al Templo, la Matanza de los Inocentes, la Huida a Egipto…

Finalmente, el encantador tema de la Sagrada Familia sirvió de inspiración a una interminable lista de pintores, aunque, tal vez, la representación más candorosa y cercana a la sensibilidad popular sea la “Sagrada Familia del pajarito”, de Murillo, en la que se respira la atmósfera apacible del escenario hogareño, de la vida diaria. Resumen y compendio del mensaje de sencillez y amor que transmite la Navidad de Cristo.