Presente y futuro de la Atención Primaria en nuestro malherido sistema sanitario

Médicos y pediatras de Atención Primaria se manifiestan entre la Consejería y la sede de la Comunidad.

Médicos y pediatras de Atención Primaria se manifiestan entre la Consejería y la sede de la Comunidad. / EP

Hermann Schwarz

Hermann Schwarz

¡Por fin se habla de la Atención Primaria! Ahora se dan cuenta de lo dañada que está a pesar de las múltiples señales de alarma que han sido enviadas por quienes mejor saben lo que estaba ocurriendo, que son sin lugar a dudas sus médicos y pediatras, y del menosprecio continuado al que ha sido relegada por las distintas administraciones.

Las acostumbradas soflamas preelectorales o los discursos de “quedar bien” de las Direcciones o Gerencias afirmando que la Atención Primaria es la puerta del sistema, que es un eslabón fundamental del sistema sanitario y que es la base de la medicina preventiva en la población chocan con la cruda realidad de las políticas desarrolladas desde hace varios lustros y que nada tienen que ver con un planteamiento de equidad, de prevención ni de eficiencia del sistema sanitario. El problema lo ha creado la ausencia de liderazgo político y la desidia para mantener el tan afamado “mejor sistema sanitario del mundo”.

El hospitalocentrismo ha predominado, acentuado en los momentos de crisis económica; tenemos datos que proporciona el Ministerio de Sanidad que evidencian la curva divergente con pérdida de financiación pública de la Atención Primaria respecto a la hospitalaria, tanto en recursos como en personal médico, desde la reforma del sistema hace ya 40 años. Reforma que prácticamente no ha pasado de sus planteamientos iniciales, que nunca consiguió completar la plantilla de pediatras (ocupadas muchas de sus plazas por médicos sin esta especialidad), sin apenas desarrollo de formas de gestión más acordes a la evolución de la realidad social y a las posibilidades de la práctica de la medicina por unos excelentes especialistas creados “ad hoc” para ella, relegados hoy a una asistencia masificada muy parecida a la de los antiguos “médicos de cupo y zona”. Se malogran así las posibilidades de prevención de enfermedades y contención de la asistencia, con la consiguiente sobrecarga de los niveles asistenciales que van detrás: urgencias y hospitales.

Y no es una opinión. Está demostrado que un sistema sanitario dotado de una Atención Primaria potente es más eficaz y menos caro. La perla de la Atención Primaria, lo que más ventaja le confiere es la longitudinalidad en la atención. Podemos afirmar que la asistencia por un mismo médico prolongada en el tiempo puede reducir hasta en un 30% la mortalidad, la hospitalización aguda y las visitas a urgencias1. No se explica por ello que tengamos hasta un tercio de nuestros médicos con contratos eventuales. Una Atención Primaria de calidad mejora los resultados en salud, con mayor equidad y con menores costos, y por ello los sistemas sanitarios deberían estar orientados hacia ella, como el eje del sistema y con una orientación familiar y comunitaria2.

La Atención Primaria puede resolver sobre un 90% de los problemas que atiende -el 90% de los 265 millones de consultas entre programadas y de urgencia que se atendieron en 2021 en España-, a pesar de que se le dotara con el 14% del gasto sanitario frente al 25% que recomienda la Organización Mundial de la Salud. 3

La historia se comporta de manera cíclica. El deterioro actual nos acerca a aquella época donde las personas desfavorecidas eran atendidas en los centros de la Beneficencia, en un sistema paralelo al recién creado por aquel entonces Sistema Sanitario de la Seguridad Social. Pues bien, comenzamos a tener una situación en la que las personas con posibilidades resuelven el problema de la asistencia contratando un seguro privado, porque, por si no lo saben, en 2022 se ha registrado un aumento récord en la contratación de seguros privados de enfermedad. También nuestra Conselleria de Sanitat Universal y gratuita ha batido récords de derivación de plan de choque a través de conciertos con entidades privadas, en lugar de dimensionar los servicios públicos para su atención.

Atendiendo a esta realidad, ¿no es curioso que nos cuenten el cuento de que “no hay médicos” para ampliar plazas en la asistencia pública, pero sí que los haya para trabajar en la floreciente sanidad privada? ¿O que nuestros especialistas se marchen a otros países a la búsqueda de mejores condiciones laborales? Pues no, es la consecuencia lógica de la mala gestión de la sanidad pública española y lo que, lamentablemente, ha llevado al límite a nuestros médicos y a la convocatoria de una huelga en varias Autonomías, tal como en la Comunidad Valenciana los días 17 y 18 de enero.

Lo único que desea y necesita el médico es que le dejen hacer correctamente su trabajo. Sabemos bien lo que hay que hacer, y organizamos la asistencia clínica sin necesidad de esperar a que nos lo digan, como así se demostró cuando se afrontó el inicio de la pandemia de COVID, donde los protocolos llegaban después de que las unidades clínicas ya hubieran reorganizado sus servicios. Para ello, se debe resaltar el papel central del médico en la asistencia sanitaria, eje del sistema y compatible en todo momento con el trabajo en equipo con el resto de las profesiones sanitarias. Se debe proporcionar las condiciones adecuadas para la entrevista clínica, base de la relación médico-paciente y lugar de donde emana el diagnóstico, tratamiento o prevención de las enfermedades. Sin duda necesitamos estas condiciones para la seguridad del médico y, sobre todo, para la seguridad de nuestros pacientes.

Referencias

1. Hogne Sandvik, Øystein Hetlevik, Jesper Blinkenberg and Steinar Hunskaar. Continuity in general practice as predictor of mortality, acute hospitalisation, and use of out-of-hours care: a registry-based observational study in Norway.British Journal of General Practice 2022; 72 (715): E84-E90.

2.- B. Starfield, L. Shi. Policy relevant determinants of health: an international perspective. Health Policy, 60 (2002), pp. 201-218

3.- PRINCIPALES DATOS DEL SISTEMA NACIONAL DE SALUD 2021: DATOS SNS_A4_032021 (sanidad.gob.es)