Despechá

La alcaldesa de Calp, Ana Sala.

La alcaldesa de Calp, Ana Sala.

Francesc Pérez i Baldó

Francesc Pérez i Baldó

 Si somos sinceros habremos de reconocer que la magia de la celebración de Los Reyes Magos, colofón de las navidades, perdura a través de los años y nos acompaña a lo largo de nuestra existencia. No creo que haya nadie que no espere secretamente ser acreedor de la gracia de sus majestades y en las cartas que les dirigimos, físicas o mentales, solemos pixelar nuestra ejecutoria para mejorar a sus ojos nuestra posición de salida; marketing, al fin y al cabo.

Suele suceder, sin embargo, que nuestras expectativas exceden en mucho a nuestro merecimiento y que nos acabamos llevando algún que otro chasco, añadiendo a nuestra colección, calcetines, guantes o un taladro eléctrico como mucho, cuando en realidad aspirábamos al penúltimo dispositivo de Apple. Lo que no sabía es que sus majestades de oriente además de dar, pueden, llegado el caso, chorizarle el juguete a algún infeliz.

Eso parece que es lo que le ha sucedido a Ana Sala alcaldesa de Calpe, por lo que se deduce de la peculiar rueda de prensa que acaba de protagonizar al verse excluida de la candidatura en las filas populares en la ciudad del Peñón en mayo. Y es que, a principios de diciembre, la edil publicaba en el marco del Foro Municipalismo un extenso escrito en el diario INFORMACIÓN que no dejaba de ser, ahora lo sabemos, una carta a Carlos Mazón, rey mago, por obra y gracia del alcalde de Alicante, Barcala, quien le eligiera para tan regio menester hace ya unos años, porque ellos se lo guisan y ellos se lo comen.

Algo se debía andar oliendo la munícipe para enviar la misiva con tal prudentísima antelación para obtener por toda respuesta, al final, el recado de un paje, el alcalde de Finestrat,

-imbatible en el casting-, confirmándole que su juguete-candidatura iba a un César (Sánchez), doblemente ex, en la presidencia de la Diputación y en la alcaldía de Calpe, donde regresa como un pródigo de hacer sus Américas, no se sabe muy bien si con el rabo entre las piernas, pero a lo que se ve, con la “falcara” entre los dientes. Así es la política.

Las aspiraciones de la alcaldesa, bien mirado, eran del todo razonables. En su artículo mostraba un exhaustivo conocimiento de las competencias propias e impropias, porque “la gente quiere que el alcalde le resuelva sus problemas y que no le diga que es competencia de uno u de otro”. El balance de su gestión lo pintaba de sobresaliente alto pese a la financiación insuficiente. La más pura ortodoxia pepera, vamos, Pero, como toda carta a los reyes magos, tenía pixelación, en este caso, por omisión. Ni una sola vez hacía referencia la munícipe a la educación de las futuras generaciones de calpinos, estando las infraestructuras educativas en Calpe como están, hechas “unos zorros”, (con perdón). Con un centro de secundaria a dos turnos al que no le queda costura por saltar y unos alumnos de educación especial (los más débiles) desplazándose durante años ya a Benissa. (Leen ustedes bien). No se acuerda de ellas, difícil de creer, ni para echarle la culpa al de enfrente y a uno le viene a la cabeza aquello de “¿es incompetencia o es mala fe?”

Humanamente se entiende la indignación de la edil ante el desprecio de Mazón; especialmente cuando anda éste abducido por su personaje de Mago de Oriente en su frenético regalar a diestro y siniestro. A Miguel Ortiz, por ejemplo, la gerencia de Pro Aguas, por sus frustrados proyectos en la ampliación del puerto de Altea y Els Ponts del Riu Algar, debe de ser. A Toni Pérez, alcalde de Benidorm, una sede de la Diputación. Es posible que aún no conozcamos su programa ni el equipo con los que va a gobernar, los “sherpas”, que le reclamaba Juan R. Gil no hace mucho, pero la patita sí que la empieza a mostrar.

De cualquier modo, yo en lugar de la Sra. Sala no perdería las esperanzas, ni quemaría todos los puentes, porque puede haber partido. Eso sí la bandera del feminismo, por favor, mejor arriarla porque como le falta práctica, se acabó haciendo un lío con Casado, Bonig y Ayuso y sonaba demasiado a Rajoy con eso de “es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde”.

Lo de ir de víctima sin embargo tiene un más futuro y un probado rendimiento. La situación de ciudadanos abre un amplio abanico de posibilidades y no hay que olvidar que una cosa es ganar asambleas y otras elecciones como saben muy bien en el PSOE, unos cracks en la materia.

Y luego está lo que me dijera el otro día un amigo calpino. “Desengáñate, porque en Calpe, gane quien gane las elecciones, siempre acabará mandando el PP, o por lo menos controlando el mango de la sartén, donde se cocina desde hace décadas con los mismos ingredientes.”.

Una lástima que esa dieta no haya mostrado ser hasta la fecha demasiado amable con los niños y niñas de la localidad; pero no parece haber alternativa.