El joven Prometeo y los mitos del robo

Ana Rosa Quintana y Miriam Nogueras.

Ana Rosa Quintana y Miriam Nogueras.

Rafael Simón Gil

Rafael Simón Gil

Cuando se trata de reivindicar una historia, reclamar derechos, denunciar agravios permanentes o diseñar un mundo a la medida de tus ensoñaciones, resulta muy socorrido recurrir a la mitología como razón de fe, como cita de autoridad que te avale toda esa fábula que pretendes imponer como verdad erga omnes. Algo así ocurre con el delirio separatista catalán. Da igual tergiversar la Historia hasta hacerla irreconocible, grotesca; no importa inventar relatos retorciéndolos hasta la extenuación racional; es legítimo mentir miles y miles de veces -al estilo goebbeliano- con el fin de adormecer las voluntades para que dichas mentiras parezcan verdad; carece de importancia practicar métodos protofascistas a sabiendas de que conducen a una aberrante manipulación enemiga de la democracia; incluso, llegado el caso, tampoco importa atizar en la ciudadanía el fuego de la xenofobia, la superioridad racial y el desprecio por los que consideras inferiores. Todo da igual con tal de hacer del mito realidad.

Estos días es noticia de permanente actualidad, pese a que algunos medios de comunicación lo minimicen o lo silencien, el sucio entramado destapado sobre los supuestos pagos que el FC Barcelona (hasta cuatro presidentes) realizó a una empresa propiedad del que fuera vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros Enríquez Negreira. Hasta siete millones de euros habría pagado el Barcelona a la citada empresa por “asesoramiento”. No está mal, ni la cifra ni el consejo. Ahora, tras el escándalo de la supuesta corrupción, las autoridades deportivas apelan a la prescripción de los hechos como salvavidas vital, y se apela a la justicia como salvavidas para no bregar contra el propio club y las severas consecuencias que ello acarrearía. Es decir: mirar a otro lado. Pero “haberlas, haylas”; y es que hablamos del Barcelona, del “mes que un club”, del equipo del régimen, del “ejército simbólico y desarmado de Cataluña”, en seminal metáfora que acuñara Vázquez Montalbán. Por lo tanto, un intocable, un socio privilegiado. C’est à dire: el Barcelona es al separatismo catalán lo que el independentismo catalán es a Frankenstein.

En 2018, Rubalcaba acuñaba la frase gobierno Frankenstein. Doscientos años antes, en 1816, cuando el FC Barcelona aún no había nacido, nació Frankenstein en Villa Diodati, Suiza, de la mano de Mary Godwin, más conocida como Mary Shelley. La novela se llamó “Frankenstein o el moderno Prometeo”. Dejando a un lado, por tentador que resulte, a Byron, Percy Shelley o John Polidori (que allí escribió también la novela “El vampiro”, precuela del Drácula de Stoker), lo que importa es Prometeo y los mitos. Como quiero ser breve para que ninguna de ustedes dos me condene a leer la tesis doctoral de Frankenstein, les diré que Prometeo fue el titán que tuvo la osadía de robarle el fuego a los dioses. Como castigo, éstos lo condenaron a que un águila le comiera todos los días su hígado, que volvía a crecerle para ser nuevamente devorado. Así, hasta el fin de los tiempos. ¿El pecado de Prometeo fue entregarle el fuego a los hombres o el robo? Bueno, mes amis, sintiéndolo mucho, no puedo responder, corro el riesgo de que La criatura venga en busca de mi hígado, pero si tienen tiempo escuchen los Prometeo que compusieron Beethoven (Las criaturas de Prometeo), Liszt (El poema sinfónico Prometeo), Scriabin (Prometeo, el poema del fuego) y Luigi Nono (Suite/Ópera Prometeo, tragedia de la escucha), a ser posible, dirigidos por Claudio Abbado y la Filarmónica de Berlín. Quizá encuentren la respuesta.

Empero, lo que a este artículo ocupa es dibujar al nuevo Prometeo invirtiendo su propio mito, es decir, quejándose de que le roban. ¿Les suena el dios del independentismo catalán, sus líderes y gobernantes, entonando el mito del robo de su fuego para dárselo a los españoles, a esos charnegos vagos, sucios y gorrones? ¿Y que Madrid les roba? ¿Les suena la letanía de los dirigentes del “mes que un club” hablando de que le roban los partidos para favorecer a otros, especialmente al Real Madrid? Vuelvo a Luigi Nono, a su Prometeo y al mito, a la clasificación platónica de los modos griegos según los estados anímicos, aquí, el “Quejumbroso”. Como decía Nono, “Es el maniqueísmo de la ideología…”. Por eso dicen que España les roba el fuego; que les roba Madrid, que les roban en el fútbol para que el mes que un club, al igual que la Cataluña de los mitos, sea maltratada, no gane, la sometan y la priven de la independencia que el mito del separatismo inventó y con el que adoctrinan a los ciudadanos catalanes desde bien pequeños.

Esta semana, además de saber que el Barcelona es perjudicado sistemáticamente, pese a abonar siete millones, la diputada Miriam Nogueras, del JuntsxCat de Puigdemont, apartaba sin contemplaciones la bandera de España de la sala de prensa del Congreso. A la joven Prometeo le molesta ese símbolo fascista. La titán del siglo XXI ha cobrado de es fascismo que le produce soriasis mental más de 700.000 euros, el último año, 117.698,84. Lo mimo que ustedes dos. En agosto de 2020, nuestra Prometeo, celosa del fuego que cree suyo, decía que “El Estado español es un nido de corruptos analfabetos y fascistas”, pero cobraba de él. Dignidad, se llama… ¿o era Miriam, la nueva Prometeo que no tiene soriasis moral?

Y en esas estamos. El FC Barcelona, que le ha pagado supuestamente al vicepresidente de los árbitros 7 millones de euros, se queja de que le roban. El independentismo catalán que odia a la España que le roba, sigue cobrando de España y beneficiándose con el dinero de los españoles gracias al mito de Prometeo y el nuevo Frankenstein. No alberguen dudas, cualquier acción contra ese club por algo tan intrínsecamente inmoral -como mínimo-, tan poco ético, tan bochornoso como lo que se está conociendo, quedará en nada porque el ejército simbólico de Cataluña, el mes que un club, se abrazó a la bandera del independentismo para ser un intocable, para blindarse al cobijo del nuevo Frankenstein que está en Madrid. A más ver.

(Spoiler mitológico) Los mitos son devastadores, sobre todo cuando pretenden suplantar la verdad. Ahora el Gobierno dice que la redacción del proyecto para la conexión por tren con el aeropuerto de Alicante-Elche tardará tres años. No se impacienten, después de 30 años esperándolo, es un buen mito. Tardaron más de dos años en darse cuenta de que los trenes a Asturias y Cantabria no cabían en los túneles. Y aún dice Prometeo que España les roba.