La ventana del arte

Una de las iniciativas más hermosas del nuevo Mubag fue convertir la enorme ventana que el Museo tiene en la calle Gravina en una exposición permanente dedicada a un pintor con obra en la casa. La idea es que cada año rote el autor homenajeado en este rincón. La primera ‘Ventana del Arte’ estuvo dedicada a María Chana. Era una preciosidad que uno no se cansaba de admirar cada vez que pasaba por esa acera, obligando a hacer un alto en el camino. La laxitud en las cuestiones relacionadas con la administración, todo hay que decirlo, motivó que en lugar de un año este escaparate luciese dos. Javier Lorenzo es el artista que la sustituye. En un vídeo de apenas cuatro minutos glosa el leitmotiv de sus cuadros, esa gente que se va, que camina de espaldas. Lo que le viene al pelo para recordar al amigo del alma que se fue, el recordado Vicente Rodes Pérez.

A mí ‘La ventana del arte’ del Mubag del Gravina, por la que paso cada día camino de Biblioteca Azorín, me evoca numerosos recuerdos. El primero de ellos, por su proximidad al antiguo Hotel Palas, del que apenas dista cincuenta metros, el de las reuniones del jurado de las Hogueras de San Juan que tenían lugar a los postres de una comida en aquel establecimiento, y que como periodista comencé a frecuentar hace 33 años. Allí constaté el divorcio existente entre la cultura oficial de la ciudad y lo relativo a la fiesta, dado que esa jornada de deliberación era el único nexo de unión. Qué pena que el concurso de Hogueras Experimentales se extinguiese. Allí sí hubiesen tenido mucho que decir todos los artistas que pasarán por la ventana del Mubag.