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Mercadona se retrata "a la francesa" con medidas antiinflación

Fachada de un supermercado Mercadona

Fachada de un supermercado Mercadona

Tomás Mayoral

Tomás Mayoral

El hecho de que Mercadona, líder de la distribución en España con más del 25% del mercado, anuncie una campaña de abaratamiento de 500 productos de primera necesidad es el pistoletazo de salida para que acaben sumándose todos los demás grupos del sector que aún no lo han hecho. La firma de Juan Roig anuncia una rebaja de precios directa en esa cesta de 500 productos, con un ahorro por familia que cifran en 150 euros anuales. Eso representa unos 200 millones de euros que Mercadona dejará de ingresar, el 0,6% del margen total de la compañía, su sacrificio para intentar suavizar ese 17% más que estamos pagando por los alimentos desde hace un año. Esta iniciativa intiinflación partió del Gobierno francés que sentó en una mesa a sus grandes empresas de distribución, multinacionales en algunos de los casos, y cerró un acuerdo de contención y bajada de precios en una cesta de más de 200 productos de primera necesidad. “Noblesse oblige”, la francesa Carrefour no tardó en trasladar a España algo similar a lo que había hecho en su país de origen, lo que también hicieron, con distintas estrategias, Dia y Eroski. Consum, Alcampo, Hiperber y Masymas mantienen su propia estrategia habitual de precios bajos o descuentos a través de tarjetas de fidelización. Y de las aún no sabemos nada es de las alemanas Lidl, tercera de España según los últimos datos, y Aldi, que no han ofrecido datos con respecto a sus ofertas o promociones en ese sentido. Es evidente que todo esto significa “sufrir” con tu cliente: ganar menos para hacerle más asequible la cesta de la compra. Un gesto que tiene mucho que ver con la responsabilidad social corporativa y también con el marketing. Dejar de ganar no siempre es perder, sobre todo cuando el resultado es incrementar el compromiso del cliente con tu marca. Por otro lado, desconocemos realmente el impacto de esta buena voluntad en las cuentas de las empresas y no es culpa, en este caso, solo de los grandes grupos. En Francia, las empresas del sector deben hacer públicos sus márgenes de beneficio, un dato fundamental para conocer qué pasa entre ese productor que cada día gana menos y esos grandes grupos que ganan más, pero para “sobrevivir” según ellos. Pero en España, el Gobierno no obliga a publicar esos márgenes. Nadie ha explicado aún por qué. En la última presentación de resultados de Mercadona, Juan Roig admitió que los precios habían subido “una burrada”, pero lo justificó afirmando que en caso contrario el desastre en la cadena de distribución hubiera sido impresionante. Evitado ese, resulta evidente que el desastre en el bolsillo de los españoles no pudo evitarse con ese 17% de subida de precios. Sea como sea, bienvenidos los descuentos. Algo ayudarán.

Y una cosa más: 

La maternidad o la imposibilidad de conciliar lleva a muchas investigadoras a ver penalizada su tarea o a que, directamente, deban abandonar su carrera. Eso es lo que intenta impedir la Conselleria de Innovación al plantear una modificación de las bases reguladoras de estas ayudas para que incluyan esa llamada perspectiva de género

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