Las dos horas que Feijóo regaló a Sánchez

El debate Abascal, Díaz y Sánchez

El debate Abascal, Díaz y Sánchez / EDUARDO PARRA

M. Alarcón

M. Alarcón

Alberto Núñez Feijóo tuvo el 10 de julio las elecciones generales ganadas, y perdidas nueve días más tarde, cuando declinó acudir a un debate con otros tres candidatos a la Moncloa, aunque realmente el único que comparecía al acto como tal era Pedro Sánchez. Antes del encuentro televisivo pensaba que iba a salir del mismo un ganador y dos perdedores, sin saber quién se iba a llevar el gato al agua, pero me equivoqué porque, aunque eso fue lo que pasó, que Yolanda Díaz fue la que más huevos puso en la cesta y más claro lo tenía, mucho más que un Sánchez, a quien llegué a ver como un pusilánime, o un Abascal, que realmente no sé a lo que fue después de escuchar su primer minuto. Decía que me equivoqué porque realmente del debate a tres no hubo dos perdedores, sólo hubo uno y fue el ausente, no los presentes porque en su estrategia para ganar las elecciones, que tantos resultados al jefe de los populares le dio en el "cara a cara", al punto de querer rozar una mayoría sin mochilas, no había previsto la posibilidad de que los ciudadanos tuvieran una imagen tan nítida y desnuda, y que les aportara tan poco, sobre la capacidad que podían ver en el candidato de Vox como su socio en un cuerpo a cuerpo de tal calibre.

Esas dos horas televisivas, ese regalo que el líder del Partido Popular dio a sus dos contricantes políticos aquella noche se convirtieron en tres rivales cuando los espectadores pudieron ver a Abascal en acción y descubrieron que entre Feijóo y Sánchez se quedarían con él como presidente e, incluso que, entre Santiago Abascal y Yolanda Díaz, también se quedaban con el líder de Vox ante que con la jefa de la izquierda de la izquierda, pero si se sumaban las ecuaciones, si había que ver a PP+Vox como un todo y a PSOE+Sumar como otro, el de la derecha multiplicaba pero la de la izquierda era exponencial.

En aquel debate, el jefe de Vox tenía muy difícil contrarrestar los argumentos que exhibieron tanto el presidente del Gobierno como Yolanda Díaz porque aquello fue una encerrona, pero de la que los suyos esperaban que supiera no solo salir sino hacerlo como el Cid Campeador. Pero no fue así y asistiendo al mismo, más que hacerle un flaco favor a su partido y a los suyos, que no van a dejar de vanagloriarle, se cargó la campaña de los populares. Lo que peor le ha salido mal a Feijóo ha sido no tener en cuenta lo que hacía Abascal, más que la famoso foto con el narco o los pactos en comunidades, aunque habrá quien piense lo contrario. El no darse cuenta que, le gustara o no, iba con Vox en el mismo barco, ha sido una pesada losa cuando los ciudadanos han puesto a Abascal blanco sobre negro. De no haber ido este a RTVE probablemente el resultado del 23J habría sido otro o al menos eso me lo pareció.

Visto el debate con sus asesores no sé qué pensó Feijóo sobre si había acertado o se había equivocado. A mí me pareció que de las tres fórmulas elegidas esa noche (ir. no ir o hacer lo mismo que Abascal) optó por la peor, la de no ir cuando Abascal iba a ir porque entonces, y solo entonces, regaló dos horas a sus rivales que me parece ahora que han tenido un valor incalculable.