Bosé renacido

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Las personas heridas son peligrosas. Esa era la frase con la que se vendía publicitariamente la película Herida, de Louis Malle, con Juliette Binoche y Jeremy Irons, que se llevó numerosos premios en festivales de 1992 y llegó a nuestro país al año siguiente. Recuerdo cuánto me impactó su visionado en el cine Carlos III, de más de mil butacas solitarias, un lunes por la noche en la última sesión.

Deshojando los cuatro capítulos de Bosé renacido (serie documental de altísima calidad que estrena Movistar el día 5), como me sucedió con la película de Malle, he quedado impactado. El personaje no es santo de mi devoción. Pero el trabajo es riguroso y nos ayuda a comprender por qué, salvo para su círculo más estrecho de amistades, resulte arisco y estirado.

Bosé renacido nos muestra a la persona y al personaje, a Miguel y a Bosé, y entendemos por qué Miguel Bosé es tan vulnerable. Está herido. Pero tampoco inspira compasión porque ha vivido más vidas que un gato. Tantas y tan intensas como pueda vivir el ser más longevo que pise este mundo. La igualdad de oportunidades es un cuento. De niño se entretuvo pintando con Picasso y su vecino de enfrente era Berlanga.

La serie, lejos de incurrir en los tópicos, se construye en cuatro sólidos bloques biográficos trazados con mucha intención, para que cada cual saque sus conclusiones. Que el inteligente Boris Izaguirre esté detrás de los guiones es significativo. Lejos del morbo y del sensacionalismo, Bosé renacido es un trabajo imprescindible incluso para quienes no gustamos del artista. Retrato sociológico y audiovisual de altura (al nivel de Lola o Raphaelismo) a su término apetece hacer terapia.