Buenos días!

Dos pilares de un país están confrontados

Señores políticos tensen los machos recapaciten en el bien común y en la parte de atrás amarren los ideales que opinan pueden ser imprescindibles, pero lo primero es lo primero

Un niño lee la Constitución el pasado día 6 ante los representantes de los poderes del Estado

Un niño lee la Constitución el pasado día 6 ante los representantes de los poderes del Estado / Miguel Ángel Rodríguez/Europa Press

Joaquín Quiles Lloret

Joaquín Quiles Lloret

Buenos días queridos amigos y amigas. Jueves entre dos fiestas. Comienzo mi día sobre la siete de la mañana , el café con leche, la prensa y con la agradable compañía de un apreciado amigo de nuestra etapa en el sector calzado. Se nota la tranquilidad, no hay colegios. Echo de menos su algarabía mañanera.

Paso pues a exponeros mi pensamiento. En el recorrido por los preciosos huertos de palmeras de nuestra ciudad, mi compañero, entre otras conversaciones, me dirige la presente sobre qué es lo que sucede con el Congreso General del Poder Judicial. Me toca la faceta de conocedor de leyes, pero no de política, en la cual en mis pensamientos habréis observado que no enjuicio.

Bueno, pues vamos y humildemente le contesto, de lo poco que yo sé. En primer lugar, para explicar el Consejo General del Poder Judicial se necesitarían muchas hojas. Por eso, de forma breve, saco a colación que los tres poderes de un Estado son el ejecutivo, el legislativo y el judicial. A mi humilde entender y por lo que observo en las noticias tanto por televisión, prensa y hasta en nuestros móviles, que nos asaetean de forma constante, digo que hay una polémica entre el poder ejecutivo y el poder judicial. Y no es para tomarlo a broma cuando dos pilares de un país están confrontados. Ello no beneficia ni al país ni a nosotros, los ciudadanos de a pie.

Qué sucede pues que hace años que se debía de haber realizado un cambio de los miembros del CGPJ. Ahí entra la problemática de los intereses partidistas. Cada uno pretende obtener la mayoría en las asambleas. Vemos que con el afán de procurarse un poder lo que se consigue es mermar el buen futuro de la familia de los poderes del Estado.

Dividimos este poder entre conservadores y liberales, y estos dos apartados en signos políticos me duelen. El ciudadano les vota para que luche para su bienestar y el de la nación que representan. Estos ciudadanos son tirios y troyanos, innovadores, emprendedores, conservadores, ricos y pobres, que lo único que programan es un futuro feliz, económico, con servicios, trabajo y con respeto a las leyes que les defienden y amparan.

Total, y para finalizar, que lleguen a un acuerdo, finalicen la controversia de los pilares que sostienen España, que para eso les votamos. Y, si les sirve de lección, tomen el ejemplo de empresas de nuestra ciudad, de Elche, época de renovación, industrias que los que las crearon fueron en su día emprendedores la mayoría con las manos en los bolsillos. Supieron luchar y prosperar, pero el tiempo pasa y a estos emprendedores ya los calificamos como conservadores, pero había unos sucesores que estaban al pie de la industria. A estos con ideas nuevas yo no los calificaría como liberales. Lo que les aplicaría a esta nueva clase empresarial es la ilusión de prosperar, emprendedoramente arriesgarse en nuevas decisiones, que sufrirían advertencias de los conservadores, pero parece ser que las tuvieron en cuenta y las sobrepasaron. Ello no es liberalidad. Es ansia de prosperar y luchar, pero ello es un riqueza personal del emprendedor que también repercute en los obreros.

De todos es conocida esta nueva generación que tanto reconocimiento están recibiendo, tanto español como europeo, y que han sabido lograr el respeto de su trabajo y sus decisiones. No cito nombres, pero de todos son conocidos estos luchadores y luchadoras. No quiero olvidarme de nadie todos /as se lo merecen

Así que señores políticos tensen los machos recapaciten en el bien común y en la parte de atrás amarren los ideales que opinan que pueden ser imprescindibles, pero lo primero es lo primero. Pero paren de dar la tabarra y sus enfrentamientos de niños de colegios y resuelvan casos. El español quiere hombres y mujeres que no se dediquen solo a aplaudir o a enturbiar. Son lo que opinan. No les puede agradar con gritos y descalificaciones. No quiero educar a mis hijos con esas actuaciones. Abogo más por el respeto de ellos a nuestras organizaciones de Estado. El respeto al Congreso y al Senado. El mal desarrollo de las sesiones no crean que pasan desapercibidos. El pueblo español ya dejó la ignorancia de la lectura y la escritura. Sabemos lo que queremos y por dónde vamos.