El dinamismo contra Biden

Campaña para pedir a los participantes en la primarias demócratas de Nuevo Hampshire que escriban el nombre de Joe Biden en las papeletas.

Campaña para pedir a los participantes en la primarias demócratas de Nuevo Hampshire que escriban el nombre de Joe Biden en las papeletas. / EFE

Javier Cuervo

Javier Cuervo

Según la deriva de las ideas a las emociones primarias del Partido Republicano, las características del mejor presidente de Estados Unidos son: joven, antipático, mal intencionado y con buena memoria. Las describió, por antononimia, el fiscal republicano Robert Hur (sin parentesco con Ben), al decir del presidente demócrata Joe Biden que es «un anciano simpático, bien intencionado y con mala memoria». No pudo condenarle por llevar a casa secretos de Estado, pero le sentenció a esta cadena perpetua para su mentalidad y la mediática. Biden, 81 años, paga así haber echado carreritas para disimular menguas de su edad.

Los Estados Unidos veneran el dinamismo. Su gran presidente, Franklin D. Roosevelt, murió en silla de ruedas a los 63 años, pero entonces, los estadounidenses de la automoción adoraban lo que rodara y aún no habían desarrollado su patología dinámica actual, que desde el reaganismo antepone la velocidad a la justicia, a la moral, a todo, porque el delito ha de ser rápido y las ocasiones hay que prenderlas al vuelo. En su lentitud, Biden - que tardó toda una vida en llegar a la Casa Blanca- va por delante de su partido, que no ha sacado un candidato que se oponga ese anciano antipático y malintencionado con memoria mala para los errores propios y buena para el rencor, que es Donald Trump.

La mala memoria no siempre va unida a la edad. En los atestados de los años ochenta había jóvenes que declaraban a la policía no recordar su nombre, su dirección ni cómo habían llegado a sus manos 8 radiocasetes robados. Donald Trump, que arrasa, dejó de ser joven hace bastantes años y le fallan recuerdos de acciones de su mano derecha y de su pene. A través del dólar, los estadounidenses confían en Dios, pero no tanto como el Vaticano, que tuvo sin memoria ni movilidad a Juan Pablo II y eso que era el vicediós de un dios que ya era anciano en el Antiguo Testamento. No estaban tan preocupados como los republicanos, los medios y muchos ciudadanos lo están por Biden, que es mayor, está mayor y lo parece.

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