Apuntes para después de una contienda

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo justo después de que el Congreso invistiera al socialista el pasado noviembre.

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo justo después de que el Congreso invistiera al socialista el pasado noviembre. / Javier Lizón

Marc Llorente

Marc Llorente

Es evidente que Feijóo ha ganado la partida a Pedro Sánchez por goleada. Lejos de ganar puntos, pierde cinco respecto a las anteriores elecciones gallegas. No se presentaba ninguno de los dos. Pero intervinieron en la campaña y se jugaban el tipo de alguna forma. Un PSOE con flojera asume los pésimos resultados sin necesidad de que se recurra al sistema de videoarbitraje, y ahora le toca entender lo que dicen las urnas. Reflexionar y trabajar. No hay cambio en Galicia y la vida sigue más o menos igual.

Alfonso Rueda gana aire y mantiene la mayoría absoluta pese a perder dos escaños. Núñez Feijóo salva los muebles en Génova. Y no es que estos resultados aumenten su crédito como líder del PP y jefe de la oposición. Continúa siendo aquel que levanta polvaredas de humo y lo enfanga todo. El que da la espalda a los intereses de la población. La seguiría dando tras un hipotético triunfo en unos comicios generales.

Hacer una lectura estatal de estas elecciones puede ser un error. No le importa a un PP que saca pecho y pone el énfasis en el «rechazo de los españoles» a las políticas del presidente del Gobierno central. Así que quienes no son auténticos españoles son los únicos que votan al intruso Sánchez. ¿Los gallegos pensaban en la amnistía al votar? No. Eso no entra en el orden de prioridades de los ciudadanos de esa comunidad.

Los falsificadores profesionales extrapolan a nivel nacional esas elecciones con su talante reaccionario. Cuando gana la derecha es un buen día para España entera. Si pierde, la hecatombe está servida. O sea, la esperanza de nuestro país se llama Feijóo, según Díaz Ayuso, la lideresa de guiñol con delirios de grandeza. Los electores han elegido a Rueda y «Sánchez es el presidente que la gente no eligió», afirma. Como si conformar una mayoría en el Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional, no fuese legítimo. La misma canción de siempre, que está rayada.

Lo dice una señora a la que Ángel Gabilondo ganó en las urnas madrileñas en mayo de 2019, aunque no pudo gobernar por el pacto entre las tres derechas. El cinismo no tiene límites en determinados personajes. Esto significa, a juicio de la supuesta presidenta de la Comunidad de Madrid, la desaparición del PSOE en toda España. Qué más quisiera ella para saborear una dictadura disfrazada de libertad. Justamente es de lo que inculpan al líder de los socialistas por ejercer una política que, dentro de lo que cabe, favorece a la mayoría, no a las élites conservadoras que se preocupan por sus intereses.

Llevar el debate nacional y el asunto de la amnistía, en cuanto a que Feijóo ataca y a la vez habló del tema con los independentistas, es una estrategia que no ha funcionado en tierras gallegas. El candidato del PSOE, Gómez Besteiro, queda tocado, casi hundido y sin perspectivas. Las próximas citas electorales, la del País Vasco y la de las europeas, volverán a poner el foco de atención en cada uno a ver qué pasa. De momento, en esta ocasión, no se han rentabilizado las decisiones del presidente del Ejecutivo, a pesar de que su implicación haya tenido vehemencia.

Por otra parte, Podemos fracasa rotundamente después de todas las zancadillas realizadas al partido morado por tierra, mar y aire, mientras el PP gana sin atender a los más vulnerables. Algo ha cambiado en Galicia de todos modos, ya que el grupo nacionalista, el BNG, se ha convertido en la primera fuerza de la oposición. Puede haber un antes y un después. La formación de Yolanda Díaz, Sumar, no tiene muchas razones para lanzar cohetes. No se sabe si la tendencia será de ahora en adelante la misma. No suma y no tendrá ni un escaño en el Parlamento gallego al igual que Vox.

Sánchez quiere derribar a Feijóo y Feijóo quiere derribar a Sánchez. El PP gana la apuesta en el feudo donde este hombre controló la Xunta durante años. La contradicción que supone plantear un indulto y llamar a los tuyos a manifestarse no ha calado en los votantes gallegos de la derecha. El Gobierno de Sánchez seguirá intentando que haya una legislatura normal con la aprobación de la ley de amnistía y el voto favorable a los presupuestos del Estado. Si Junts no cumple, el presidente tendrá que sudar la gota gorda si quiere sacar adelante medidas, incluso, en su caso, con la prórroga de los actuales presupuestos. Es decir, avanzar en las políticas progresistas y evidenciar la impotencia de la oposición a fin de que sufra desgaste. Pedro Sánchez no tira la toalla.