Opinión | TEATRO CRÍTICA

Entrañable montaje es “Estación Paraíso”

Cartel de Estacion paraiso

Cartel de Estacion paraiso

Estación Paraíso

TEATRE ARNICHES DE ALICANTE

*** ½

Dramaturgia: Joaquín Casanova y Elisa Ramos. Dirección: J. Casanova. Compañía: La Maquiné.

El poder comunicativo de las acciones físicas va acompañado por la utilización de pocas palabras y frases. La visualidad, los ágiles movimientos y el diseño del espacio y de la puesta en escena transmiten un encanto teatral que agrada a todos los públicos. La historia depende de la elocuencia de una sola actriz, Elisa Ramos, con ayuda de objetos escénicos en esta clase de teatro gestual que incluye algunos títeres, números de magia y música. Esto es Estación Paraíso, obra que lleva el subtítulo de Un homenaje a cuando somos mayores. La vejez y un viaje en tren del que todos nos bajamos en un momento u otro. Una vieja titiritera aguarda sin saber por qué está ahí o cuál es su destino. Y espera con su equipaje lleno de pequeñas sorpresas que desfilan en este premiado espectáculo por sus valores humanos y artísticos. Una dramaturgia de Joaquín Casanova y Ramos con la dirección, la escenografía y la iluminación del propio Casanova. Las notas musicales son de José López-Montes, y La Maquiné es el nombre de la compañía andaluza que hemos visto en el Arniches de Alicante. La tierna comicidad de un entrañable personaje, una anciana que va a reunirse con el amor de su vida. La técnica corporal y el lenguaje mixto componen la estilizada y consistente actuación de Elisa Ramos, muy ovacionada al final. El sabor clásico y contemporáneo a la vez despierta emociones. Los trazos pantomímicos y suavemente payasescos de un teatro plástico-visual, intimista y poético que interactúa con los espectadores. Realiza las tareas de su oficio mientras permanece en el andén. Una prenda de vestir puede convertirse en fantoche y generar situaciones. Unos papeles rotos se transforman en las hojas de un periódico. Un pañuelo desaparece, entre otras cosas. O una máscara que le encubre el rostro para mostrar un nuevo ser, así como el tradicional guiñol con su cachiporra incluida. Efectos, en suma, que atrapan a niños y mayores. Humo y un pequeño tren en el que se supone que va ella.