Opinión

Sin agua ni cava, pero con Puigdemont

Puigdemont concurrirá a las elecciones del 12M para lograr su "restitución" como president.

Puigdemont concurrirá a las elecciones del 12M para lograr su "restitución" como president. / Enric Fontcuberta

Pues nada, ya estamos todos, y los naipes sobre el tapete: o Salvador Illa o Pere Aragonès o Carles Puigdemont, quien anunció el jueves en el municipio francés de Elna, donde se custodiaron las urnas del 1 de octubre de 2017, que encabezará la candidatura por Junts, declinando así revalidar su condición de eurodiputado. Si gana las elecciones catalanas del 12 de mayo, dice, está dispuesto a regresar con el fin de «terminar la faena» y sacar a Catalunya del «letargo».

Hombre, en eso de la modorra lleva razón… Los beduinos del viejo oasis catalán llevamos ya un tiempo sumidos en una galbana desmayada, casi existencial, cuyas causas habría que buscar precisamente en el rupturismo unilateralista, en el experimento que jugó de manera irresponsable con las ilusiones de una parte de los catalanes, menospreciando a la otra mitad. A la sombra de las palmeras sedientas, en el oasis seguimos ordeñando las cabras y sorteando las espinas de las chumberas, a verlas venir, con escaso entusiasmo, mientras ERC aspira ahora a ser Convergència y abrazar el pragmatismo del ‘peix al cove’; o sea, pescado en el canasto o, mejor dicho, pájaro en mano. Las urnas dirán. Y el intrincado sendero judicial de la amnistía.

El paso adelante de Puigdemont implica que, una vez más, la campaña se centrará en símbolos y paraísos lisérgicos, en lugar de abordar los problemas tangibles. Los hospitales. Los trenes. Las cárceles. El paro. El papel de España en una Europa con dos guerras a las puertas. Más otra cuestión que tiene abrumada a la campesina que llevo dentro: la extrema sequía. Aunque habría que remontarse 200 años atrás para encontrar un agostamiento semejante, la dejación de la última década obliga ahora a buscar soluciones a la desesperada, como la tala de árboles en las cabeceras de los ríos y las desaladoras.

Los empresarios turísticos de Lloret de Mar pondrán una en marcha hacia finales de mayo para llenar las más de 150 piscinas del sector, mientras el Gremio de Hoteles de Barcelona se plantea hacer lo propio. Al corre que te pillo. Pero no sé si tiene mucho sentido levantar desalinizadoras a manta, con el gasto energético que conllevan, cuando no se ha hecho nada por solventar las fugas de agua del sistema.

Suscríbete para seguir leyendo