Opinión | Esto no es un cuaderno

Esto es lo que hay (de momento)

Superada ya la primera luna llena de primavera y sus celebraciones pasionales cristianas anexas (aunque parafraseando el dicho, podemos inferir que hasta el segundo lunes de mona, pascuas son) estamos ya de nuevo en la normalidad, excepto en el ámbito lectivo, para desesperación de madres, padres, abuelos, abuelas y otros familiares cercanos

El carril bici habilitado a la altura del Puente de la Generalitat. | MATÍAS SEGARRA

El carril bici habilitado a la altura del Puente de la Generalitat. | MATÍAS SEGARRA

«Cuando llega el momento en que podrías, ha pasado el momento en que puedes».

Marie von Ebner-Eschenbach (1830-1916), escritora y aforista austriaca.

Superada ya la primera luna llena de primavera y sus celebraciones pasionales cristianas anexas (aunque parafraseando el dicho, podemos inferir que hasta el segundo lunes de mona, pascuas son) estamos ya de nuevo en la normalidad, excepto en el ámbito lectivo, para desesperación de madres, padres, abuelos, abuelas y otros familiares cercanos. Se nota porque han vuelto los asfaltados de calles, los cambios de farolas en el centro, las visitas del president Carlos Mazón y otras manifestaciones que denotan la actividad incesante del equipo de gobierno ilicitano que encabeza el profesor (en excedencia, que no de vacaciones) Pablo Ruz. Alcalde y concejales de PP y Vox colgaron ya los chaqués, peinetas y mantillas que con tanta prestancia, distinción y refinamiento lucieron en las celebraciones señaladas de Semana Santa (evidenciando lo necesario que era contar con un protocolo de etiqueta de la corporación, que por supuesto la facción izquierdista burló contumazmente), y ya se han enfundado los monos de faena porque el ritmo no para, no para.

Habrá en el gobierno bipartito algún recién llegado a la política que piense que cuatro años son muchos y que todavía quedan más de tres, pero un veterano en este campo (pese a sus apenas 40 años) como el propio Ruz tiene muy interiorizada las expresión tempus fugit, (exactamente: «Sed fugit interea, fugit irreparabile tempus») porque ha leído a Virgilio en latín. Y como también es conocedor de la obra de Horacio, sabe que si el tiempo se esfuma irremediablemente, carpe diem. Lo que suele pasar en política, o mejor en la gestión política de la res publica (hoy hay trabajo para los traductores de latín) es que si no se aprovecha el momento y, por extensión, el tiempo, lo que fugit son los proyectos. Y, abundando en el asunto, ya demostró Einstein que el tiempo y el espacio no son entidades independientes, sino que están interconectadas y forman una estructura continua y dinámica.

Fugacidad

En este sentido, estamos acostumbrados a que los políticos achaquen a la fugacidad del tiempo (plazos administrativos, recursos, modificaciones de proyectos…) y la inconmensurabilidad del espacio (terrenos, expropiaciones, quiebras de adjudicatarias…) la baja ejecución de las inversiones municipales. Todo eso y alguna circunstancia más (el desempeño de los gobernantes, por ejemplo) hace que la ejecución de los proyectos previstos en el presupuesto anual apenas llegue últimamente al 30% (en el mejor de los casos). El pasado año fue del 28%; en concreto se gastaron 19,6 millones de los 70 presupuestados en inversiones.

Gracias a esa inejecución total o parcial de muchas de las actuaciones no ordinarias, el superconcejal económico y vicealcalde Francisco Soler pudo dar otro golpe en la mesa (este metafórico) y presentar el mayor remanente de tesorería (superávit) registrado hasta ahora en el Ayuntamiento: 27,5 millones. Cifra que (a falta de las instrucciones del Gobierno central al respecto) se sumará a las inversiones de este ejercicio y arrojará una cantidad disponible incluso mayor que la del pasado año. Teniendo en cuenta que la maquinaria municipal para gestionarlas es la misma, es probable que vuelva a dar un bajo nivel de ejecución real, por lo que, en consecuencia, podría quedar un remanente incluso mayor. Serà per diners, xè?

La perspicaz edil socialista Patricia Maciá, anterior responsable del erario municipal, que sigue inmersa en su máster de contabilidad aplicada y muy atenta a los movimientos de su némesis municipal, ha recriminado a Soler que este bajo nivel de ejecución y, por consiguiente, el elevado remanente es precisamente lo que les criticaban a PSOE y Compromís cuando gobernaban (a ellos les corresponde la mitad de la gestión económica de 2023). Así que ahora a tragarse los sapos sin rechistar y a ser más ágiles en la tramitación de las inversiones. Si no, advierte la concejala, al final de este primer año de presupuesto exclusivo de PP y Vox, la inejecución puede ser de aúpa y las críticas en consonancia. Y más con algunos departamentos fundamentales en el proceso (verbigracia: Contratación y Hacienda) descabezados y desconcertados. Quedamos expectantes y remanentes.

Dejando aparte esta cuestión tan aburrida de las cuentas municipales y volviendo al tema que nos ocupa (si es que hay alguno), el bipartito ha retomado con las ganas que le caracterizan su labor consuetudinaria. Y visto lo visto en estos nueve meses, muchos son los ciudadanos de ambos sexos biológicos y no binarios que se preguntarán: ¿habrá algo que se le resista a Pablo Ruz en su misión por hacer de Elche el mejor lugar para vivir y a sus ciudadanos los más felices de aquí a Ferrol? Pues da la casualidad de que esas cuestiones y algunas otras accesorias ya se plantearon en una encuesta que se realizó a 847 vecinos como parte de la Agenda Urbana, que el Ayuntamiento elabora para trazar las líneas estratégicas del municipio a medio y largo plazo.

Aunque la encuesta se hizo en noviembre los resultados se han conocido ahora, y arrojan que cerca del 80% está encantado y/o encantadísimo de vivir en Elche, por un 3% que considera que la calidad de vida es de echarse a llorar. Los vecinos más satisfechos son los del centro, Altabix, El Pla y las pedanías, y los que menos, los de Carrús Oeste/Toscar y, mira por dónde, también las pedanías, en las que existe un evidente sentimiento ambivalente respecto al bienestar imperante. Y eso que no necesitan zonas de bajas emisiones.

Encuestados

Aparte de otros resultados, resulta curioso comprobar que la mitad de los encuestados piden que se apueste desde el gobierno local por reducir el tráfico de vehículos privados y que se aumente y priorice el espacio para el peatón frente al vehículo privado, mientras que cuatro de cada diez reclaman que se incrementen los carriles bici del municipio. Unas peticiones ciudadanas que no se alinean precisamente con las políticas de movilidad que están llevando a cabo PP y Vox en el gobierno local, más bien al contrario. En cualquier caso, todo esto tiene el valor que tiene y cada cual aprovecha lo que quiere del estudio. Como los anteriores planes estratégicos (Futurelx), la Agenda Urbana queda muy bien cara a la galería pero sin el compromiso de todas las fuerzas políticas para su implementación, se reduce a un bello brindis al sol con litines. Así que ánimo y adelante.

Cruz de los Caídos

Se perdió en la encuesta, sin embargo, la oportunidad inmejorable de preguntarle a los encuestados qué piensan sobre retirada o no de la Cruz de los Caídos del Paseo de Germanías, enconada polémica que está marcando la agenda político-social (aunque más lo primero que lo segundo). Un asunto en el que tan enconados siguen el bipartito PP-Vox, en su empeño en mantener el monumento transmutado en un símbolo de concordia, y la oposición PSOE-Compromís, en su afán en quitarla por su inequívoca advocación franquista.

Tras algunos reveses institucionales (Defensor del Pueblo, Comisión Europea) que abogan por la retirada del monumento, el bipartito gobernante ha tomado aire, mira por dónde, gracias a la respuesta del Gobierno central a una pregunta de Sumar, en la que el ministerio le pasa la pelota al Consell y a la legislación autonómica. Una legislación (la ley valenciana de Memòria Democràtica aprobada en 2017 por el Govern del Botànic) que PP y Vox van a transmutar en Les Corts en otra norma legislativa de Concordia (precisamente; Ruz no da puntadas sin hilo), y que dirá que la cruz está muy bien donde está (e incluso más que hubiera). Aunque el Ejecutivo de Pedro Sánchez ya ha advertido que la recurrirá ante la ONU, el Consejo de Europa y el Constitucional español. Así que de momento la cosa queda en empate. A no ser que alguna de las varias excavadoras que bregan estos días por recuperar el tiempo perdido en la remodelación del paseo haga una maniobra inesperada y eche a tierra inopinadamente el obelisco con su remate. Mientras tanto, la cruz sigue de remanente.