Opinión

Ruta por la Igualdad

Ruta por la Igualdad

Ruta por la Igualdad / CarlosGómezGil

Hace pocos días, este diario informaba de la llegada a Alicante de la «Ruta por la Igualdad», promovida por el Partido Popular. No han podido elegir un mejor lugar para visitar ya que en esta ciudad toman cuerpo profundas desigualdades, desequilibrios y deterioros ecosociales que han abierto importantes brechas sociales, espaciales, de género, etnia, intergeneracionales, en la salud, en el acceso a recursos y servicios, en las trayectorias vitales así como en la exposición a riesgos sociales y ecológicos en buena parte de los alicantinos.

Y es que la desigualdad no solo afecta al acceso en la distribución de la renta y patrimonio mediante la distancia entre los que más atesoran con los que menos tienen, sino que también nos habla de una creciente disparidad en las posibilidades de participación pública, en el acceso a servicios básicos y en los proyectos vitales que marcan la vida de la gente, siendo una característica estructural de un modelo social.

Efectivamente, como venimos insistiendo desde hace tiempo, esta ciudad avanza mediante la generación de profundas divergencias de renta, recursos, servicios y oportunidades para sus vecinos que se manifiestan a través de una creciente polarización social y residencial. Es así como se han conformado barrios y zonas cada vez más opuestas y dispares en la misma ciudad de Alicante que son el vivo reflejo de esa enfermedad social llamada desigualdad, que preocupa de manera creciente a organizaciones internacionales, centros de investigación y muchos de los más importantes académicos del mundo.

De esta manera, que el PP eligiera Alicante para hablar de igualdad estaba más que justificado, si tenemos en cuenta, además, que esta ciudad cuenta con algunos de los barrios con los niveles más altos de pobreza y exclusión de toda España, algo que curiosamente, nuestro alcalde, Luis Barcala, nunca ha mencionado a lo largo de sus seis años al frente del Ayuntamiento.

Y no hablamos de algo menor, ni mucho menos, ya que estamos ante el síntoma de una de las más graves enfermedades de nuestro sistema económico contemporáneo, capaz de alimentar los procesos de acumulación de riqueza más fabulosos de la historia que amenazan la propia estabilidad mundial, como coinciden en señalar algunos de los más importantes investigadores en esta materia, tan prestigiosos como Thomas Piketty, Branko Milanovic o el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz.

A la vista del atronador silencio del Partido Popular en temas de economía, como muy bien denunciaba estos días el ministro responsable, Carlos Cuerpo, seguro que esta caravana que se propone recorrer 15.000 kilómetros por la geografía del país, trata de enmendar este mutismo en temas tan importantes para el día a día de la gente, abordando uno de sus problemas cruciales al aterrizar allí donde más apremiante es, como sucede en Alicante. Qué menos para un partido que afirma, un día tras otro, que quiere solucionar los problemas de España, enmendando la plana sin miramientos a todo lo que hace Pedro Sánchez y su gobierno.

La importancia de la desigualdad hunde sus raíces más allá de las condiciones redistributivas, para erosionar planos relevantes de la economía, la sociedad, la política, la ecología y, por supuesto, las condiciones de vida. De hecho, la desigualdad afecta negativamente al buen funcionamiento de la economía en la medida en que niveles altos de desigualdad dañan el dinamismo económico, frenando el avance del crecimiento y reduciendo la productividad. Quienes tienen más poder y recursos hacen retroceder inversiones socialmente útiles para impulsar sus intereses personales, terminando por perjudicar el buen funcionamiento de la economía, como recoge el economista Joseph Stiglitz en su trabajo «El precio de la desigualdad».

Sin duda, también las desigualdades dañan a personas y sociedades al romper la cohesión social, generando un malestar creciente que afecta de manera muy particular a los menores, que ven reducidas sus oportunidades futuras al vivir unas peores condiciones de vida que repercuten a nivel físico y mental. Hasta el punto de que la desigualdad impulsa también mayores problemas sociosanitarios al dañar determinantes sociales y ambientales de la salud. Así recogen importantes investigaciones que demuestran una mayor prevalencia en la mortalidad atribuible a las olas de calor sobre la población con menores niveles de renta, como el trabajo de José Antonio López-Bueno, investigador del Instituto de Salud Carlos III, publicado recientemente en la revista «Environmental Research».

Desde luego que la desigualdad tiene, a su vez, implicaciones negativas para la participación pública y la calidad de la democracia, impulsando un mayor daño sobre los ecosistemas. Por el contrario, las sociedades más cohesionadas reparten de manera más equitativa los esfuerzos y responsabilidades en todos los ámbitos de la vida pública.

Nada de esto se abordó en esta «Ruta por la Igualdad», promovida por el PP, que llegó a Alicante. Con este título engañoso estas visitas se dedican, una vez más, a atacar a Pedro Sánchez y descalificar a sus socios de Gobierno, acusándoles de todos los males existentes sobre el planeta Tierra y más allá de la Vía Láctea.

Mientras tanto, los problemas reales que determinan la vida de la gente en la ciudad, como la insoportable desigualdad, el aumento de la pobreza y la ruptura de la cohesión social, seguirán en el olvido por el PP porque si alguien hace algo por atajarlos es el mismo Gobierno contra el que protestan y al que insultan.