Opinión

La ciudad soñada por Barcala

La ciudad soñada por Barcala

La ciudad soñada por Barcala / CarlosGómezGil

El alcalde de Alicante, Luis Barcala, expuso recientemente su modelo de ciudad en el marco del primer encuentro MedCity, promovido por la Comisión Europea bajo el lema «belleza, sostenibilidad e inclusión», tres hermosos principios que en Alicante hacen aguas desde hace años.

Y si no, piensen, por ejemplo, en la obsesión del propio alcalde por aprobar una ordenanza contra la mendicidad, las personas sin hogar y las mujeres prostituidas a las que impone importantes sanciones, que ha contado con el rechazo de todas las organizaciones sociales que trabajan con personas excluidas, recurrida por el grupo político de la oposición Unidas Podemos ante el TSJCV que ha anulado artículos polémicos de esta normativa pero que el alcalde se ha empeñado en recurrir y mantener, contra viento y marea. Extraña forma de trabajar por la mejor inclusión en la ciudad.

Bueno es que tras seis años al frente del Ayuntamiento de la capital, Barcala se moleste en explicarnos qué quiere para Alicante porque en las pasadas elecciones municipales ni se preocupó en hacer un simple programa electoral para que los ciudadanos pudiéramos conocer sus compromisos políticos. Tampoco otras muchas asociaciones, organizaciones vecinales, grupos de la oposición y órganos de participación local legalmente constituidos, muchos de los cuales llevan años anulados por la vía de prescindir de ellos, han tenido la oportunidad de conocer las líneas maestras de lo que el alcalde del Partido Popular pretende hacer con la ciudad que dirige bajo el futurista nombre de «Alicante 4D». Cualquier malpensado podría suponer que estas cuatro «D» que Barcala quiere para Alicante se refieren a problemas relevantes por solucionar en los que insisten la oposición y numerosas asociaciones: una ciudad Descuidada, Dañada, Desaseada y Dual.

La propuesta que trató de explicar Barcala se enmarca en dos coordenadas esenciales, la temporal, relacionada con la aprobación del PGOU, y la espacial, vinculada a intervenciones sobre diferentes escalas territoriales. La batalla por la actualización del PGOU, cuya renovación se eterniza sin fechas ni horizonte, se ha convertido en un lastre para Alicante, ya que ninguna capital puede afrontar su futuro con un PGOU de hace 37 años del que nadie pone plazos para su necesaria actualización.

Sin embargo, las proyecciones de alcance espacial explicadas por el alcalde incorporan elementos novedosos para las políticas municipales. Así, Barcala habló de tres anillos de intervención: uno de 90 minutos de alcance (proyectado hacia Elche, Murcia y Cartagena), otro de 30 minutos (referido a la corona metropolitana y sus municipios colindantes) y el último de 15 minutos (que despliega la propuesta internacional de las «ciudades de los 15 minutos» para todos los barrios de la ciudad). Esta apuesta por los barrios sería una novedad en las políticas municipales ante la situación histórica de abandono y ausencia de prioridad estratégica que han venido sufriendo desde hace demasiado tiempo, sin intervención sobre muchos de sus problemas, generando graves carencias, creando enormes disparidades entre ellos.

El resto de su discurso estuvo repleto de frases y deseos hermosos que no se corresponden con la realidad de las políticas que lleva a cabo el Ayuntamiento, con algunas llamativas contradicciones y clamorosas omisiones, anunciando numerosos proyectos para la ciudad que, en realidad, dependen de otras administraciones para su puesta en marcha. Se habla de un «nuevo modelo de movilidad» sin reducir el tráfico, disminuir la circulación de vehículos ni impulsar otras formas de transporte. Se anuncian «cinturones verdes periurbanos», mientras no paran de talarse árboles por la ciudad, abandonándose parques y zonas verdes en los barrios. Se propone impulsar «dotaciones y equipamientos culturales», mientras se mantiene el valioso patrimonio cultural de Alicante sometido al vandalismo y la incuria, como ocurre con las Torres de la Huerta, las ruinas romanas del parque de las Naciones o los propios accesos al Tossal de Manises, mientras en los barrios las paupérrimas bibliotecas existentes no tienen ni para libros.

Pero más llamativo resulta el deliberado olvido de ambiciosos proyectos de transformación económica y productiva emprendidos por el anterior gobierno de la Generalitat en Alicante como «Distrito Digital», que ha conseguido avanzar hacia un nuevo hub tecnológico en la ciudad. Tampoco hay una sola mención a la Universidad y su importante papel en la generación de conocimiento e investigación.

El «Alicante 4D» de Barcala carece de credibilidad al no abordar los grandes y trascendentales problemas a los que se enfrentan la ciudad y sus vecinos en estos momentos, que a mi juicio pasan por el avance desbocado de una turistificación descontrolada, dañando la vida comunitaria en barrios enteros; el problema de vivienda para los vecinos, afectados por un modelo turístico que los está expulsando de los barrios y generando aumentos especulativos en el precio de alquileres; la ruptura de la cohesión social y espacial en los barrios de la ciudad, generando más pobreza y desigualdad junto a bolsas de marginalidad y exclusión en los más humildes; el avance de un cambio climático imparable que está afectando a la calidad de vida urbana y para el que no estamos anticipando respuestas con la importancia que se requiere, así como un progresivo deterioro urbano, con una acusada falta de equipamientos esenciales.

Nada de esto forma parte de la ciudad soñada por Barcala pero tan anhelada por los vecinos de Alicante.