Opinión

Legislatura europea 2019-2024: rendición de cuentas y perspectivas de futuro

Legislatura europea 2019-2024: rendición de cuentas y perspectivas de futuro.

Legislatura europea 2019-2024: rendición de cuentas y perspectivas de futuro. / INFORMACIÓN

Soy de la opinión de que hay que tomarse la política “en serio”, lo que requiere entre otras cosas, además de trabajo, dedicación, y compromiso, un sano ejercicio de rendición de cuentas. Esto incluye dos pasos: redactar un informe de gestión, y someterlo a la valoración del Partido que uno haya representado, y del electorado en su conjunto aun en un contexto de listas cerradas y bloqueadas). Por eso he escrito el libro “Cinco años en el Parlamento” (Editorial Catarata), de próxima aparición. Aunque no es posible realizar este proceso en su integridad, ya que no seré candidato a las elecciones europeas de junio de 2024 (Dictamen de la Comisión federal de Listas del PSOE del 30 de abril), sí que quiero aprovechar este espacio para resumir ante los lectores de la Comunitat los principales hitos de la legislatura 2019-2024, y particularmente aquellos en los que he tenido la ocasión de contribuir.

El balance general del citado ciclo político es muy positivo, a pesar del empuje de la ultraderecha euroescéptica o eurófoba en muchos Estados miembros de cara a los comicios continentales, particularmente si tenemos en cuenta las crisis “sobrevenidas” que ha habido que enfrentar junto a las estructurales. Empezando por las segundas, ésta ha sido la legislatura de la articulación de una respuesta contundente al problema del cambio climático, a través del Pacto Verde, y del refuerzo de la dimensión social del proyecto de integración, con la pionera Directiva de Salarios Mínimos, pero también con normas relativas a los derechos de los trabajadores de las plataformas (como los repartidores), diligencia debida (para evitar que las multinacionales violen los Derechos Humanos o el medio ambiente en países terceros), o la tarjeta europea de la discapacidad.

Junto con esta agenda inicial, la pandemia del coronavirus ha sido afrontada con una respuesta europea y solidaria, con el Plan de Recuperación para Europa (dotado con 750.000 millones de euros y financiado con deuda pública comunitaria), y la unión sanitaria (la cual tuve ocasión de proponer ya en abril de 2020, y que andado el tiempo se concretaría en la compra mancomunada de vacunas en beneficio de todos los europeos). En esta vertiente sanitaria defendí la necesidad de articular un calendario europeo anual de vacunación, así como normas comunes relativas al uso de mascarillas en los transportes. Con relación a la guerra de Ucrania, me posicioné tempranamente a favor de entregar todo tipo de armamento, sin limitarlo al carácter “defensivo”, incluyendo tanques y aviones de combate, en línea también con el Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, y lideré la iniciativa para movilizar los activos estatales rusos congelados en favor del país agredido, la cual empieza a dar fruto dos años después, y así como la relativa al establecimiento del tribunal especial para el crimen de agresión (para el cual el Tribunal Penal Internacional no tiene competencias). Con carácter general cabe destacar los trece paquetes de sanciones contra Rusia, y el apoyo militar a un país invadido (sin precedentes).

Aparte de estas “contingencias”, que tendrán efectos a largo plazo en la UE (al igual que la guerra de Gaza, aunque ésta sobre todo, al contrario que en Ucrania, ha puesto de relieve la falta de unidad europea), he trabajado en la agenda cultural, (informe de condiciones laborales y de vida de los artistas en Europa), educativa (informe sobre educación para la ciudadanía europea, proponiendo un módulo sobre este tema en el marco de Erasmus Plus), de Estado de Derecho (primer informe sobre el examen anual respecto de esta materia), migratoria (primera resolución sobre misiones europeas de búsqueda y rescate en el Mediterráneo), e institucional.

En esta última dimensión me he ocupado como portavoz de asuntos constitucionales del Grupo de los Socialistas y Demócratas, impulsando la apertura del procedimiento de reforma de los Tratados (necesario tras las crisis vividas y ante la perspectiva de la ampliación al Este y Balcanes Occidentales), y el aumento del número de escaños del Parlamento Europeo (España obtiene dos más hasta 61), y como ponente de los informes sobre la propuesta de ley electoral europea (incluyendo que los partidos políticos europeos puedan presentar listas transnacionales a la Eurocámara), las elecciones de 2024 (recomendando que los partidos políticos nacionales utilicen el nombre y logo de la familia política europea respectiva, y que acuerden un candidato común para la presidencia de la Comisión y un “contrato de legislatura”), y el de los poderes de investigación del Parlamento (bloqueado desde 2014 por el Consejo). Estas medidas son todas ellas positivas para el refuerzo de la democracia parlamentaria europea.

Asimismo, en la legislatura 2019-2024, he propuesto a la Comisión el proyecto piloto “Construir Europa con las Autoridades Locales”, conocido por sus siglas en inglés (BELC), red que tiene por vocación conectar a los ayuntamientos con la Comisión Europea, en una relación mutuamente beneficiosa, el cual se está implementando, así como la creación de una Academia Militar Europea (en fase de evaluación por el Servicio Europeo de Acción Exterior). Además, he ejercido de Vicepresidente de la Delegación para las Relaciones con Irak y dirigido dos misiones de observación electoral (en este país y Timor Leste). En clave territorial, he denunciado en Europa la ordenanza de la vergüenza, y las ZBE sin sanciones, y he reclamado la inclusión de los trasvases en la Estrategia Hídrica Europea (en fase de elaboración), entre otros hitos.

Concluyo este balance con algunas ideas de futuro. Considero que en la legislatura 2024-2029 la UE debe seguir profundizando la dimensión ambiental (con más inclusión de los agricultores), y social (Directiva de Pleno Empleo, conversión del Semestre Europeo al marco de la Agenda 2030), establecer un Sistema Defensivo propio respecto de la OTAN, y culminar el proceso de reforma de los Tratados iniciado por el Parlamento Europeo mediante una Convención (eliminación del derecho de veto, refuerzo de los poderes del Parlamento, etcétera). Con un programa de esta naturaleza los partidos políticos pro-europeos estarán en condiciones de conservar la mayoría en la Eurocámara. Espero poder contribuir a todo ello, ya no como eurodiputado valenciano, sino como representante de la sociedad civil pro-europea, en mi calidad de Vicepresidente del Movimiento Europeo Internacional y de Presidente de la Unión de los Federalistas Europeos (UEF).