Opinión

En torno a la ampliación del aeropuerto Alicante-Elche

Turistas extranjeros llegando al aeropuerto de Alicante-Elche.

Turistas extranjeros llegando al aeropuerto de Alicante-Elche. / Áxel Álvarez

La provincia de Alicante es la quinta más poblada de la nación, representando asimismo el quinto PIB provincial. Aun sin alcanzar su máxima potencialidad por falta de planificación estratégica, esta provincia se ha convertido en un polo de atracción tanto de inmigrantes en busca de trabajo, como de residentes de otros países europeos y turistas. Como es bien sabido, las infraestructuras de transporte desempeñan un papel fundamental en el impulso al crecimiento económico y la productividad de los territorios, además de ser en sí mismos proyectos de creación de empleo y de dinamización empresarial. Evidentemente, uno de los factores principales a tener en cuenta a la hora de decidir una inversión en infraestructuras es su demanda, tanto observada como potencial. La primera está clara, la segunda hay que estimarla con la metodología más adecuada. También hay que ponderar el impacto ambiental.

En el caso del aeropuerto de Alicante-Elche, que ya es de carácter estratégico para la provincia, y en realidad para el conjunto de la Comunitat Valenciana, se observa una demanda creciente de viajeros, fundamentalmente de carácter turístico, pero no solo. La citada infraestructura aeroportuaria cerró 2023 situándose como el quinto de España por volumen de pasajeros, superando a los de Gran Canaria y Tenerife Sur, con 15,7 millones de pasajeros, lo que supone el número más alto nunca alcanzando desde su creación. Constituye además un 4,6 por ciento más que en 2019 (el último ejercicio antes de la pandemia del coronavirus), en un contexto de desestacionalización superándose prácticamente todos los meses el millón de pasajeros.

A la vista de este crecimiento, sostenido en el tiempo, es lógico plantear la cuestión de la ampliación de la infraestructura con la creación de una segunda pista. De hecho, tanto el Plan Director de Infraestructuras, del 14 de diciembre de 2022, como el Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA), del 28 de septiembre de 2021 (aplicable al quinquenio 2022-2026), contemplan esta posibilidad, como recordó el Ministro Óscar Puente, el 8 de marzo de 2024. Por su parte el presidente del gestor aeroportuario (AENA), Maurici Lucena, el 18 de abril expresó la voluntad de expandir tanto el aeropuerto de Alicante-Elche como el de Manises, en el marco del próximo DORA para el período 2027-2031.

Por su parte la Cámara de Comercio de Alicante ha presentado el 8 de mayo un estudio que pone de relieve que el aeropuerto ya ha superado las previsiones de tráfico del DORA vigente para los años observados. Así, el DORA estimaba para 2022 un tráfico de 10,2 millones pero el real fue de 13,2. En 2023, con los 15,7 millones, inclusó se superó levemente la cifra estimada para 2026 (15,6). De mantenerse la actual tendencia de crecimientos anuales de dos millones de pasajeros, en 2026 se superaría ampliamente la cifra de los veinte millones de pasajeros, que es el tope de la capacidad actual. Incluso con una estimación más conservadora, digamos de un millón más por año, se alcanzaría el umbral máximo. El informe de la Cámara se aventura también a hacer estimaciones de impacto económico en caso de no ampliarse la infraestructura, calculando una pérdida anual de 800 millones de euros de ingresos no generados, y la puesta en riesgo de o no generación de 15.000 puestos de trabajo. El gasto turístico adicional para el período 2024-2030 se calcula en 6.500 millones de euros.

La otra dimensión a tener en cuenta es la ambiental, es decir, dónde ubicar esta futura segunda pista, ya que el Saladar de Agua Amarga es un espacio protegido y zona húmeda catalogada, por lo que no sería adecuado escoger este emplazamiento.

A la vista de todo lo anterior, es evidente que no se está discutiendo el ¿qué? (la segunda pista, lo que el gobierno de España defiende, en contra de lo afirmado por Carlos Baño, presidente de la Cámara), sino el ¿cuándo? y el ¿dónde? (ubicación de la segunda pista). A la vista de la información disponible, es decir, la tendencia creciente y observada de aumento de volumen de pasajeros, y dada la dificultad que puede plantearse con desde el punto de vista medioambiental, parece razonable iniciar con carácter inmediato la programación de la ampliación del aeropuerto de Alicante-Elche. Un planteamiento que debe hacerse en el marco de una planificación socio-económica más amplia, que la Generalitat de Carlos Mazón no está teniendo en cuenta. La apuesta por la segunda pista es también una apuesta por el turismo, sin duda uno de los principales motores de nuestra economía, además de que hay que atender la demanda creciente, y de la provincia se encuentra todavía lejos de alcanzar el pleno empleo. Dicho todo esto, hay que prever, a la vista del aumento del turismo, no solo las necesidades de camas, sino también su impacto sobre los recursos hídricos, y la propia ocupación del espacio público. Asimismo, es preciso seguir diversificando la economía, en favor de la industria sobre todo, ya que el sector turístico es intensivo en empleo, pero sus salarios, productividad y valor añadido son bajos.