Opinión

Marc Llorente

Todo es según el color del cristal con que se mira

La vicepresidenta segunda y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, durante una rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, a 30 de abril de 2024, en Madrid (España). Los servicios públicos de empleo tendrán que elaborar

La vicepresidenta segunda y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, durante una rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, a 30 de abril de 2024, en Madrid (España). Los servicios públicos de empleo tendrán que elaborar / Alejandro Martínez Vélez - Europa Press

Siempre existen pareceres de distintos colores y para todos los gustos en cualquier ámbito. En el de la política y en el de la información vemos contrastes diariamente y algunos de muy acentuada forma por cuestión de ideas y modelos socioeconomicos. Pero también debido a la febril y reaccionaria actuación de los más cualificados profesionales del disparate. Unos dicen una cosa y otros defienden otra version o difaman. Por supuesto, la discrepancia con cierta sensatez es perfectamente válida.

¿Está el mercado laboral en peores condiciones que las de junio de 2018? ¿Simple propaganda y triunfalismo del presidente Pedro Sánchez, de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, o de los demás componentes del Gobierno de coalición? Quienes defienden esta tesis afirman que apenas han mejorado las condiciones de las clases medias y trabajadoras con las medidas tomadas. Es más, empeoran y se empobrecen progresivamente, pese a las buenas, aunque ineficaces, intenciones.

¿La calidad del empleo se desploma y la precariedad crece? Según esa manera de leer la situación, los sindicatos también mienten al defender que nunca se habían firmado tantos contratos indefinidos. Los agoreros afirman que las cifras oficiales demuestran lo contrario. O sea, la política laboral es un desastre que contribuye a que suba el paro. Se destruyen miles de empleos, a tiempo completo, y se crea un amplio número a tiempo parcial. Salarios más bajos, en suma, y pérdida de poder adquisitivo con lo que eso representa. ¿No baja en realidad el desempleo y hay más cotizantes?

Evidentemente, es preciso cambiar la estructura económica y laboral. Reformar los sectores productivos y apostar eficazmente por el empleo de calidad. Dicho esto, la evolucion del mercado es positiva. Superar el umbral de 21 millones de personas ocupadas, al margen de algunas valoraciones de los datos, no parece que esté muy mal. M. Rajoy soñaba con 20 millones de ocupados. A pesar de crisis e incertidumbres nacionales e internacionales, la economía española progresa adecuadamente y encabeza el crecimiento en Europa, gracias al turismo de especial modo. En los últimos años se han creado 1,3 millones de puestos de trabajo. Cifras récord en número de asalariados y de autónomos. Aumenta el empleo en general y mejoran los salarios.

Las sombras reales tampoco faltan, claro. La tasa de paro juvenil lidera la clasificación de la Unión Europea. No obstante, tenemos la cifra registrada de paro más baja con más de 3 millones de jóvenes trabajando, teniendo en cuenta el impulso en materia de políticas activas de empleo. La temporalidad, a juicio de la ministra Díaz, ha ido bajando notablemente y CC. OO. y UGT lo celebran. El diálogo social ha garantizado derechos que dan sus frutos. Ahora bien, la clásica reivindicacón del Primero de Mayo sigue en pie «por el pleno empleo, menos jornada y mejores salarios» a través de la inversión pública y privada. El cambio del modelo energético irá consolidándose y puede posibilitar una reindustrialización. Trabajar menos no significa rendir peor.

¿En qué quedamos con tantas variaciones? Los portadores de los mantras neoliberales enturbian, incluso anulan el buen desempeño económico, en favor de la forma de gestionar de la derecha. Opinan en función de sus intereses y maniobran con los números como les place. Hablan de que el mercado laboral es precario e ineficiente, uno de los peores del conjunto de paises desarrollados, y siempre prefieren ver el vaso medio vacío, no medio lleno. Los adalides de esa índole se permiten el lujo de criticar, con estafadores juegos malabares, lo que ellos mismos defienden a capa y espada.

Eso sí, los beneficios empresariales aumentan el doble que los salarios en los últimos cinco años. Hay capacidad para subir los sueldos, lo que estimula el crecimiento económico. Los sindicatos, que se reinventan conforme lo hace la sociedad, a propósito de la gran revolución tecnológica que implica a todos los aspectos de la vida social, tienen el mecanismo necesario para lograr ese fin. El V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva con la patronal, cerrado en 2023. Es de prever que los precios bajen próximamente, ya que la inflación ha bajado al 2,9 %. Mejora la demanda y consta la fortaleza de la economía española. Seguirá prosperando.

El FMI lo admite sin olvidar su recetario tradicional que ofrece a Sánchez, donde propone el típico cambio neoliberal de rumbo. Elevar la edad de jubilación, extender el periodo de cotización sobre el que se calculan las pensiones, abaratar el despido (paradójica forma de protección del empleo) y nada de volver a subir el salario mínimo por sus consecuencias negativas. Así, para que la confianza de los empresarios no se vea empañada es necesario que cunda la desconfianza en los trabajadores.

Esta organización reconoce la fuerte reducción de la temporalidad, que necesita «políticas adicionales para conseguir una mayor estabilidad del empleo». Flexibilización y reforzar los incentivos a la contratación. Lo dicho en el anterior párrafo. Y ello en línea con las nuevas reglas fiscales de la UE, que se activarán en 2025. Este es el paisaje. Todo es según el color del cristal con que se mira.