Aigües: una jornada difícil

Un terrible incendio estaba arrasando nuestras montañas y llegaba a pocos metros de las casas

Aigües: una jornada difícil

Aigües: una jornada difícil / MARI ÁNGELES MIRALLES

Carmen Ayela Samper

La Guardia Civil se desplazó rápidamente a Aigües, y, respetuosa pero firmemente, nos hizo desalojar las casas a los que estábamos más cerca de la línea de fuego. Muchísimas gracias.

La mayoría de estas casas están construidas y pertenecen a nuestras familias desde hace más de un siglo, o quizá sería mejor decir que nosotros pertenecemos a ellas. Al enterarse del siniestro los propietarios se desplazaron rápidamente al pueblo. Toni se horrorizó al saber que las llamas estaban en la puerta de su casa, en terrenos ancestrales de su familia en el Morret de Cabot.  La actuación de los bomberos, especialmente Dani y Juanjo, con su conocimiento del terreno evitaron males mayores.

Nuestros hijos, nuestros amigos, pendientes de nosotros, fueron a buscar a sus familiares más reticentes en abandonar las casas.

En el centro del pueblo: rostros contraídos, ojos húmedos, mucha emoción, todos consolándonos, acogiéndonos y, por qué no decirlo, llorando juntos.  Mari Luz, la antigua alcaldesa, contenía a duras penas su tristeza para darnos aliento.

Los que viven en el centro del pueblo salían a la calle, ofreciendo a todos sus casas, un cafetito, un puchero … “venid a casa, estaréis más calientes, tenemos comida, tenemos camas, no padezcáis que aquí estamos nosotros”.  Y eso corrió entre todos los desalojados.  Podéis imaginaros la emoción, el cariño y la cercanía que sentimos hacia nuestros convecinos.

Las hermanas María y Maite nos decían que la casa de su madre, en la plaza, estaba para acoger a todo el que quisiera, que había muchas camas.  Marieta, la madre de Silvia y Alvaret, puso una olla de lentejas para todo el que quisiera ir a comer a su casa.  Mónica, la de Milagrets, salió de su casa corriendo para decirnos:  ¡Venid a casa, no estéis aquí en la calle, tenemos café.  Guillermo, del horno, no sabía como atendernos mejor.  Le faltaban manos.

Mucha emoción, mucho cariño, mucha amistad.  Sentimientos muy encontrados.  El miedo, el horror al fuego y el cariño de los vecinos. Todo muy intenso.

Los bomberos mostraron su saber hacer y han controlado el fuego.  Todavía se les ve por la montaña, por la Acequia Nueva, por Sierra Marina … mirando si hay pavesas y rastrojos encendidos.  Han estado toda la noche de retén, con un frío pelón, en las zonas donde ellos sabían que podía haber problemas.  Grandes profesionales y grandes personas.   Nos han ayudado enormemente.  Muchísimas gracias.

Nuestro alcalde, Jordi, nuestros concejales, los trabajadores del Ayuntamiento, todos coordinando, organizando…   La Casa de Cultura de Aigües fue un lugar de acogida. Allí se estaban preparando comidas, asistencias, incluso previendo lugares para pasar la noche si el fuego no se podía controlar. Estuvimos muy ayudados por todo el equipo del Ayuntamiento.

Nuestro médico, Carlos, Elena la enfermera y Sari la auxiliar, todos en sus puestos de trabajo en la “Casa del Médico”, que está al lado de la pinada, pero ellos no se movieron de la consulta para atender cualquier emergencia, y Javi, en la farmacia, atendiendo a quien lo necesitaba.

Todos mirándonos, queriéndonos y sintiéndonos uno.

Los alcaldes de Busot, Villena, Alcoy y Xixona también vinieron para acompañarnos. Muchas gracias.

Es el segundo incendio que sufrimos en pocos meses.  Será necesario revisar montes, instalaciones, cableados, y dar seguridad a todo el sistema.  Hay que señalar que la luz se restableció enseguida y ello fue muy de agradecer.

Una jornada muy importante que nos ha marcado a todos los vecinos de Aigües y que se resumen en dos palabras:  HORROR ante el fuego y AMOR entre todos nosotros.