Aquí y ahora

Imagen de archivo de un avión

Imagen de archivo de un avión / Quique García

Carlos Andrés Romero López

Hemingway dijo que vivimos esta vida como si lleváramos otra en la maleta. Aunque comprendemos la condición mortal de la vida humana y sabemos que un día moriremos, transitamos por el mundo confiados en la bondad del tiempo, aplazando aquello que debemos hacer. Ocupados en lo irrelevante, acusamos más tarde a otros de la brevedad de nuestra existencia. Aprovechar el presente constituye una acción imperativa e ineludible en la dinámica del vivir, pues lo que hacemos ahora determinará a largo plazo si tuvimos o no una vida buena. A fin de llegar a esta conclusión será necesario examinarnos constantemente, ejercicio que conducirá a desarrollar la actitud correspondiente para representar el último acto del teatro en el cual actuamos. La muerte está asociada a la vida, es el cese de las funciones vitales como consecuencia de transformaciones progresivas que puede traducirse en enfermedades o en el declive natural que ocasiona el paso de los años. Es un fenómeno universal que, sin embargo, no enfrentamos con la objetividad que supone su definición toda vez que permanecemos inmersos en tradiciones que lo sitúan en planos metafísicos, donde el premio y el castigo ultraterrenos significan una inquietante preocupación. Mientras vivimos es necesario prepararnos para un buen morir, no tanto porque estemos condenados a la tumba desde nuestro nacimiento, sino porque imaginando que podemos dejar de existir en cualquier momento descubriremos el valor de la vida, equilibraremos el sentido trágico que acompaña al hecho de fallecer y lo observaremos sin temor.