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El portazo de Toni Cantó ahonda la fractura de Ciudadanos y abre una guerra por el control del grupo en las Cortes

Los afines al excoordinador autonómico abogan por Ruth Merino o Fernando Llopis, mientras que el sector crítico apuesta por Vicente Fernández

Toni Cantó tras su comparecencia, a las puertas del Parlamento valenciano.

La espantada escenificada por Toni Cantó ha intensificado el ruido de sables en la franquicia valenciana de Ciudadanos (Cs). Su renuncia al acta de diputado, a la portavocía del grupo parlamentario y a la coordinación orgánica territorial ha desatado una guerra por el control del partido. La primera batalla, probablemente la más significativa en una formación en caída libre, se ha empezado a librar ya con las Cortes Valencianas como escenario del enfrentamiento. Todo ocurre en el seno de un grupo que ya estaba fragmentado y que ahora, precisamente, ha ahondado todavía más su polarización. Los dos bandos se encuentran en plena ofensiva para hacerse con un liderazgo que se personifica en la figura del síndic, que hasta ahora ocupaba el también actor. Los afines a Cantó abogan por aupar a Ruth Merino o al alicantino Fernando Llopis, mientras los críticos están dispuestos a respaldar la candidatura de Vicente Fernández.

El shock inicial por la dimisión del barón territorial de la formación naranja ha dado paso a todo tipo de maniobras para calibrar las fuerzas entre un grupo compuesto por 18 parlamentarios en el que se integrará, si no hay un nuevo giro de guion, Asunción Sanchis como nueva diputada para suplir el escaño de Cantó. El adiós del hasta ahora líder autonómico se ha traducido en una oportunidad que los críticos con su gestión nunca pensaban que llegaría, al menos no hasta que la semana pasada, en Murcia, se originó un terremoto político que sigue teniendo réplicas, y no pocas. Con ese escenario, la táctica pasa por ganar influencia en la nueva designación de cargos en el tercer partido que más votos cosechó en las últimas elecciones autonómicas en la Comunidad.

La todavía portavoz adjunta en las Cortes, Ruth Merino, dio este martes un paso al frente y se posicionó como aspirante a asumir el nuevo liderazgo del grupo, un movimiento respaldado por los seguidores de Cantó, pero que, en cambio, supone una línea roja que no están dispuestos a cruzar desde la otra facción de parlamentarios. Ni quieren verla a ella como síndica ni tampoco al diputado Fernando Llopis. Alegan que ambos han contribuido a las maquinaciones de Cantó para arrinconar a los parlamentarios díscolos con su gestión. Desde esas filas se defiende, en cambio, la posibilidad de ungir como síndic a Vicente Fernández. Incluso estarán dispuestos a aceptar que Mamen Peris se convirtiera en la nueva líder siempre y cuando se completara el organigrama de adjuntos con diputados de su cuerda. Además, se pide un cambio en las portavocías de las diferentes comisiones parlamentarias para redistribuir las fuerzas entre las distintas sensibilidades, algunas de ellas condenadas hasta ahora a la irrelevancia. No es ningún secreto que algunos de los críticos con Cantó son estrechos aliados del senador Emilio Argüeso y del exsecretario de Organización de Cs, Fran Hervías, que recientemente ha dado el salto al PP. Y ese camino, el de las deserciones, es el que podrían seguir nuevos cargos. Ayer por la tarde, representantes de la ejecutiva autonómica convocaron a los parlamentarios a una reunión de urgencia para evaluar la situación y acercar posturas. El acuerdo, por el momento, sigue en al aire, pero el órdago lanzado es contundente: o hay cambios de caras y formas de trabajo o se formaliza, ahora sí, la ruptura del grupo.

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