Islas más allá de PP y PSPV

Veintiocho municipios de la provincia de Alicante, tres más que en las elecciones de 2019, tendrán gobiernos de formaciones distintas a los partidos mayoritarios

El alcalde de Banyeres, Josep Sempere, de Compromís.

El alcalde de Banyeres, Josep Sempere, de Compromís. / JUANI RUZ

M. Vilaplana

M. Vilaplana

En un contexto en el que las elecciones autonómicas han evidenciado una cierta tendencia a la recuperación del bipartidismo, en el ámbito municipal hay poblaciones que están protagonizando un ejercicio de resistencia. De hecho, 28 municipios alicantinos, tres más que en los comicios anteriores, van a contar con gobiernos de formaciones distintas al PP y al PSPV, en un voto que valora más la gestión que la ideología.

Los resultados de la convocatoria autonómica del pasado 28 de mayo trajeron consigo un reforzamiento de los partidos mayoritarios, fruto de la desaparición de las Cortes Valencianas de dos formaciones, como Ciudadanos y Unides Podem, que en los últimos años habían conseguido diversificar el panorama parlamentario, haciendo retroceder al bipartidismo. Este mismo fenómeno se ha dado igualmente en gran parte de los municipios en los que tanto el PP como el PSPV han venido gobernando con asiduidad, más después de que liberales y morados también hayan experimentado importantes varapalos. Sin embargo, hay poblaciones que podrían considerarse islas en medio de un inmenso mar de tonalidades rojas y azules, que van a contar con gobiernos de diferente color.

De los 141 municipios de la provincia de Alicante, un total de 28 no estarán en manos ni de populares ni de socialistas, lo que supone un ligero incremento frente a los 25 del anterior mandato. La mayoría va a estar en manos de Compromís en Alcalalí, Altea, Banyeres, Daya Vieja, El Ràfol d’Almunia, El Verger, Gaianes, Vall d’Ebo, Vall de Laguar, Muro, Orba, Pedreguer y Xaló. EU, por su parte, conserva sus feudos de Aspe y Monforte del Cid, mientras que Ciudadanos resiste en Daya Nueva, en la que va a ser la única Alcaldía que los naranja mantengan en la provincia. A todos ellos hay que sumar las candidaturas independientes que han logrado la victoria en Alfafara, Benimeli, Benitachell, Castell de Castells, l’Atzúbia, Parcent, Sagra, Sanet i Negrals, Sella, Senija, Tárbena y Vall de Gallinera.

Pero, ¿cuál es el secreto que permite a estas formaciones plantar cara a las engrasadas y potentes maquinarias del PP y el PSPV? El alcaldable de Compromís en Altea, Diego Zaragozí, que va a sustituir en el cargo al también valencianista Jaume Llinares, lo tiene claro. «Nos votan por la gestión y por las personas que somos, que, además de no haber roto nada, intentamos solucionarle la vida a los vecinos», asevera. Zaragozí señala que en los votos puede haber un componente ideológico, pero insiste en que la gestión es lo que más se valora, como así lo ponen de manifiesto los mil votos más que saca Compromís a nivel municipal que autonómico. Y una muestra de que la ideología no es el aspecto principal que se valora en un municipio como Altea, de alto componente turístico, es que un 33% de los votos que recibe Compromís es de gente local, otro 33% de residentes procedentes de otras ciudades, y el porcentaje restante es de extranjeros.

Banyeres es otro de los feudos de los valencianistas, donde su actual alcalde, Josep Sempere, ha ganado sus terceras elecciones, aunque tendrá que contar con el respaldo del PSPV. Señala que, antes de que llegaran al Ayuntamiento, la gente los relacionaba con la defensa de los símbolos identitarios y culturales, pero que la percepción en un municipio tradicionalmente de derechas ha cambiado y ahora se valora su gestión. «Creo que se nos apoya por nuestro trabajo y las políticas valientes que hemos desarrollado, como las peatonalizaciones o la recogida de basura puerta a puerta, que posiblemente nos hayan costado algún voto», indica.

Políticas de abajo hacia arriba

También de Compromís es Vicent Molina, de Muro, que esta vez sí va a poder gobernar con el respaldo de los socialistas después de que en las anteriores elecciones un pacto antinatura lo dejase sin la Alcaldía. Se trata de un municipio en el que los valencianistas siempre han contado con un amplio respaldo, y una muestra de ello son los cuatro mandatos en los que el hasta ahora conseller de Economía Sostenible, Rafa Climent, estuvo al frente del Ayuntamiento. El secreto, explica Molina, ha sido trabajar siempre con políticas impulsadas de abajo hacia arriba, contando con los colectivos locales y la sociedad civil en su conjunto. Y todo ello, añade, sin olvidar los orígenes de Compromís, «que es una formación política que nace del municipalismo», resalta.

Donde sí se percibe una mayor carga ideológica es en la comarca de la Marina Alta, donde los valencianistas cuentan con una notable representación por cuestiones como la cultura o la lengua. Así lo señala Joan Miquel Garcés, que va a repetir como alcalde de Xaló, municipio al que también pertenece el diputado provincial en funciones Gerard Fullana, que a partir de ahora va a ocupar un escaño en las Cortes Valencianas. Garcés recuerda que llevan 12 años gobernando en el municipio, y que para que ello haya sido posible han tenido que conformar un equipo unido y trabajador. «Aquí la gente vota a las personas por el trabajo desarrollado. Somos de aquí y nos conocen bien», destaca.

Un caso diametralmente opuesto es el de Daya Vieja, municipio de la Vega Baja en el que cuesta pensar que una formación valencianista como Compromís pueda contar con un amplio respaldo. Pero así es, y el que lo ha conseguido es José Vicente Fernández, que va a repetir por segundo mandato como alcalde en una población que siempre ha tenido un voto conservador. Señala que decidió presentarse por este partido «porque fueron los únicos que no me vinieron a buscar», y señala que su éxito en las urnas ha venido facilitado por la gestión del anterior gobierno del PP, que, recuerda, dejó al Ayuntamiento totalmente endeudado.

El alcalde de Aspe, Antonio Puerto, perteneciente a EU.

El alcalde de Aspe, Antonio Puerto, perteneciente a EU. / AXEL ALVAREZ

Y si peculiar es el caso de Daya Vieja, más lo es si cabe el de sus vecinos de Daya Nueva, que, por segundo mandato consecutivo, van a tener a un gobierno de Ciudadanos, lo cual tiene un indudable mérito con la que le está cayendo a este partido. Inmaculada Vicente es la que sustituirá a su antecesora María Teresa Martínez en el cargo, siempre y cuando prosperen las conversaciones que están manteniendo tanto con el PP como con el PSPV, como así parece que va a ser. Recuerda que al principio se presentaban como independientes, pero que hace cuatro años pensaron que les hacía falta el respaldo de un partido político y que apostaron por la formación naranja. «Nos fue bien y por eso hemos repetido», señala. También considera que los vecinos han valorado su capacidad de trabajo durante este tiempo.

Los feudos de EU

Y de la Vega Baja al Medio Vinalopó, comarca en la que EU cuenta con sus dos únicos feudos en la provincia. El primero de ellos es Aspe, donde gobierna desde 2011, primero compartiendo la Alcaldía con el PSPV, y ya en el último mandato en solitario. Antonio Puerto, que va a conservar la vara de mando, destaca que en las elecciones acabadas de celebrar se han quedado a un solo concejal de la mayoría absoluta, y sitúa la clave del éxito en gobernar para todo el mundo, independientemente de la ideología. Según sus palabras, «nos hemos volcado mucho en la atención a las personas y en tener unos muy buenos servicios sociales, pero eso no quiere decir que no trabajemos también por la economía. Si no tenemos empresas y empresarios, no hay empleo». Puerto también pone el acento en buscar recursos económicos de todas las administraciones, independientemente de su color político.

Una filosofía parecida a la de Juanjo Hernández, que, tras haber ocupado diversas concejalías en Monforte del Cid, va a sustituir al frente del Ayuntamiento a la hasta ahora alcaldesa, Loli Berenguer. En su opinión, el secreto para lograr el apoyo de los votantes está en «hacer las cosas pensando exclusivamente en lo que necesita Monforte y trabajar duro para conseguirlo». Para Hernández, el voto ideológico pierde peso en el ámbito municipal y, aunque sí que tratan de aplicar políticas que defiende la formación con la que se presentan, «en ningún caso -asevera- trabajamos desde las trincheras».