Pactos antinatura, pero sólidos

Los gobiernos integrados por partidos de diferente ideología en Calpe, Benejúzar, l’Alqueria d’Asnar, Polop y Daya Nueva sobreviven cuatro meses después de la constitución de los ayuntamientos con buena sintonía entre los socios 

Ana Sala, alcaldesa de Calp, con su equipo de gobierno formado por concejales del PSPV, Compromís y Somos Calpe.

Ana Sala, alcaldesa de Calp, con su equipo de gobierno formado por concejales del PSPV, Compromís y Somos Calpe.

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Fueron noticia en el mismo momento de la constitución de los ayuntamientos o a posteriori, pero los pactos antinatura registrados en diferentes municipios de la provincia siguen manteniéndose en la actualidad y, además, mostrando un buen estado de salud. Así lo aseveran sus protagonistas, aunque no se libran de las críticas de los grupos en la oposición, que hablan de oscurantismo e intereses personales.

Uno de los pactos que más llamó la atención, por el tamaño del municipio, fue el que se formalizó en Calpe, aunque, en cierta forma, se veía venir. Y es que la que había sido alcaldesa del PP en el anterior mandato, Ana Sala, vio la forma en la que el partido la apartaba de la candidatura para situar en su lugar al que había sido también primer edil de la localidad y presidente de la Diputación, César Sánchez. Eso motivó que Sala fundase una nueva formación política, Somos Calpe, con la que concurrió a las elecciones, quedando segunda por detrás de sus antiguos compañeros. Y con los precedentes que había, y llegado el momento de las negociaciones, la alcaldesa logró renovar su puesto al frente del Ayuntamiento gracias al apoyo del PSOE y Compromís, dejando a los populares en la oposición.

Cuatro meses después, Ana Sala se muestra satisfecha con el trabajo desarrollado por su equipo de gobierno. «La gestión está resultando positiva y ya estamos trabajando en la redacción de los presupuestos», señala, para añadir que no están encontrando problemas relacionados con la ideología. «La gestión municipal es la que es, pero cuando el PP presentó una moción en contra de la amnistía, ahí cada uno votó lo que pensaba». Respecto a la relación con el PP, explica que «es cordial con los concejales nuevos, pero inexistente con los que tuve en el anterior gobierno».

Por su parte, César Sánchez, líder de la oposición, señala que, pese al camino que eligió tomar Sala, «la relación es de respeto y máxima colaboración por nuestra parte. La incógnita está en ver cómo se ponen de acuerdo los diferentes partidos del gobierno con los presupuestos».

Benejúzar es otro de los municipios en los que se han registrado acontecimientos que se salen de la normalidad. Allí no hubo sorpresas en la constitución del Ayuntamiento, toda vez que cada grupo se votó a sí mismo y el candidato del PP, Vicente Cases, salió elegido alcalde. Lo extraño llegó después, cuando el primer edil decidió integrar en la junta de gobierno al candidato del PSOE, el exdiputado provincial y hasta hace poco secretario comarcal de organización de este partido, Miguel López, quien, además, cobra una dedicación exclusiva por ello. El primer edil popular, que se muestra satisfecho con la forma en la que esta funcionando la gestión, justifica esta decisión como «una forma de dar participación y buscar el consenso», lo que ya ha dado como resultado la aprobación de los presupuestos. Además, asegura que no es el único municipio en el que esto sucede.

Miguel López, mientras tanto, asegura que decidieron integrarse en la junta «para fiscalizar de primera mano la labor del Gobierno», y después de descartar un pacto con Ciudadanos, por sus exigencias con relación a asumir la Alcaldía pese a tener menos ediles y tras la experiencia del mandato anterior con el Ejecutivo de coalición, que no ofreció, en opinión de los socialistas, resultados satisfactorios. Sin embargo, la que fuera alcaldesa naranja, Rosa García, ya ha dicho en más de una ocasión que el PP y el PSOE tienen un pacto de gobierno encubierto.

Donde el acuerdo antinatura sí que se dio desde el principio fue en l’Alqueria d’Asnar, municipio en el que César Palmer, de Compromís, se hizo con la vara de mando gracias al apoyo del PP. De esta forma, además, los socialistas perdían por primera vez la Alcaldía de la localidad, dado que desde el inicio de la democracia habían gobernado siempre con Jaume Pascual, que esta era la primera vez que no se presentaba a las elecciones. Transcurridos cuatro meses desde aquello, el primer edil valencianista asegura que las cosas están funcionando bien, «porque la ideología -asevera- no tiene tanta importancia en un pueblo». Y destaca que se siente cómodo con el PP, «más que cuando estuve como concejal con el PSOE», y que, aparte de las fiestas, que, señala, «han sido muy valoradas por los vecinos», se han emprendido otros proyectos de interés como la implantación de farolas solares o la sustitución de la cubierta del trinquete.

No es de la misma opinión el portavoz socialista, Andreu Palmer, quien destaca que, más allá de las fiestas, «están dejando de lado los proyectos importantes para el pueblo, como el colegio o un aparcamiento que la anterior Corporación dejaron encauzados». Además, no duda en calificar de «caótico» el día a día que se vive en el Ayuntamiento.

Al revés

Lo mismo, pero al revés, sucedió en Polop, donde Compromís respaldó al popular José Luis Susmozas para que alcanzara la Alcaldía. ¿La razón? La portavoz de los valencianistas, Ángela Fuster, recuerda que «perdimos la confianza en los socialistas cuando existía la posibilidad de pactar con nosotros y se fueron con un partido, Alternativa, que era una escisión del PP». Y afirma, pese a las amenazas de expulsión de Compromís, que no se arrepiente. «La decisión se adoptó de forma democrática en la agrupación local, y la verdad es que estamos trabajando a gusto, apartando las siglas, y con mucha comunicación en el seno del Gobierno local». Lo mismo opina el alcalde, quien señala que «el 80% de los programas de ambas formaciones coincidían, y nos estamos dedicando a aplicar esas propuestas».

Otro pacto antinatura es el de Daya Nueva, donde el socialista Pablo Girona gobierna con el apoyo del PP, pese a tener un concejal menos. «No hemos tenido ningún problema -destaca el primer edil- porque aquí somos un pueblo pequeño y las siglas pintan menos». Además, añade, el partido no le ha abierto ningún expediente, algo que atribuye a que «esta era la única forma de gobernar». No está, ni mucho menos, igual de satisfecha la portavoz de Ciudadanos, Inma Vicente, pues su formación se ha quedado sin la Alcaldía pese a ganar las elecciones. Según sus palabras, «llevan cuatro meses y viven de los proyectos que ya estaban en marcha. Además, van a la suya y no nos dan ninguna información».

A todos estos municipios hay que añadir el caso de San Miguel de Salinas, donde Vox no forma parte del Gobierno municipal socialista, pero sí que le ha apoyado con su abstención en el pleno de organización y en los sueldos.

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