ANÁLISIS

Puente, una oposición dura a Mazón

El ministro es el mejor aliado de Morant al desbloquear dos proyectos vitales en menos de 4 meses a pesar de resistencias internas. Frente al caso Koldo y la amnistía, un Gobierno que aporta soluciones aparece como el rival real del PPCV

Morant y Óscar Puente (en el centro), en el 8M en València

Morant y Óscar Puente (en el centro), en el 8M en València / ANA ESCOBAR/ EFE

Alfons Garcia

Alfons Garcia

Mientras el caso Koldo, con tentáculos poderosos en el territorio valenciano por la vinculación con José Luis Ábalos, daña las expectativas socialistas, el peor enemigo que está encontrando Carlos Mazón tiene nombre de ministro. El vallisoletano y locuaz Óscar Puente, quien ocupa la misma cartera que tuvo el dirigente valenciano, ha conseguido en menos de cuatro meses más de lo que obtuvieron sus predecesores. Es verdad que los proyectos estaban sobre la mesa, pero faltaba el impulso final que él ha dado.

Frente al desgaste del caso de las mordidas con las mascarillas y la erosión de largo alcance de la amnistía al «procés», un Gobierno central que aporta soluciones a problemas enquistados valencianos aparece estos días el peor enemigo para el PPCV y su líder, Carlos Mazón.

Se puede estar más o menos de acuerdo con el estilo verbalmente excesivo del exalcalde de Valladolid, pero ha demostrado una capacidad resolutiva desconocida en los últimos años en el departamento de Transportes. Y no siempre con un contexto sencillo.

Puente llevaba menos de un mes en el cargo y anunciaba la terminal norte del puerto de València tras años de protestas de Compromís y Unides Podem. Y este viernes se comprometía con una solución satisfactoria para el eje pasante de la línea ferroviaria València-Castelló. No es la más cara que estaba sobre la mesa, pero sí de las más costosas al salvar la huerta norte de València y salir por Albuixech. Lo relevante es que el proyecto llevaba más de dos años a ritmo lento en los cajones, sin una salida clara, y que el desbloqueo se produce cuando existía un runrún creciente sobre un hipotético paso atrás, que finalmente no ha sido. La decisión es importante porque existía resistencia entre técnicos en Madrid (también alguno más cerca) y se había extendido el temor a una vuelta a un punto cero, pero Puente ha vuelto a apostar por un plan estratégico para la Comunidad.

No se trata, no obstante, de un político entregado a la causa valenciana. Aseguran quienes han hablado con calma con el ministro que es sensible a las reivindicaciones cantábricas y que opina que el tablero de las inversiones de Transportes está hoy inclinado hacia el Mediterráneo, pero lo que no ha hecho (al menos, por ahora) es ejecutar ningún paso atrás. Eso hubiera retrasado la finalización del proyecto hacia 2040 y hubiera creado un cuello de botella crítico en las conexiones.

La posición, añaden, es personal y de su equipo, aunque admiten que ha escuchado a su compañera en el Consejo de Ministros y nueva líder del PSPV. Incluso han existido reuniones, en las que Diana Morant le trasladó que el túnel pasante es «vital» para la Comunidad y clave para que los socialistas puedan optar a ganar la Generalitat en 2027.

Es verdad que Puente no se ha demostrado tan receptivo con ampliar los aeropuertos de Alicante y València ni con el soterramiento de las vías en Alfafar y Sedaví (un gran punto negro) y ha apostado por la solución que gusta menos a casi todos, pero tiene el argumento de que es la más rápida. De momento, en menos de cuatro meses, Puente se ha revelado como el mejor aliado de Morant.