Análisis

Un punto de inflexión que calienta la legislatura de PP y Vox

Tras un periodo de adaptación al poder y gestos al centro, el Gobierno de Mazón abre una etapa de revisión del marco histórico y cultural con 5 leyes que profundizan en el ideario conservador

Carlos Mazón, ayer, durante una visita al mercado de la palma blanca de Elx.

Carlos Mazón, ayer, durante una visita al mercado de la palma blanca de Elx.

Alfons Garcia

Alfons Garcia

Es arriesgado extraer conclusiones al pie de los acontecimientos, pero la sustancial reforma legislativa planteada esta semana por PP y Vox, los partidos del Gobierno valenciano, tiene visos de marcar un punto de inflexión en la legislatura. Es verdad que son proyectos de ley, de momento; que el recorrido parlamentario y hasta la aplicación de lo que ahora son propuestas es largo, más de un año, con lo que el contexto puede variar; que el PP ha reiterado (un mantra en estos casos) que se pueden introducir cambios… Todo eso es así, pero la carga política de las cinco reformas es tan fuerte que este 21 de marzo aparece ya en rojo en el calendario del mandato de Carlos Mazón.

Este 21 de marzo, día de San Nicolás de Flüe y San Serapión, cierra una primera etapa de legislatura marcada por la adaptación al poder, por las reformas fiscales (la piedra angular de la campaña del PPCV en 2023), la reducción del Ejecutivo y la aprobación de presupuestos. Un periodo también en el que Mazón ha descolocado a la izquierda exgobernante con su gestión de los acuerdos, reales o tácitos (tanto el de Vox como el de Compromís en la Mesa de las Corts), y con decisiones como no volver a la línea de privatización de la sanidad pública que impuso el PP en el pasado.

Tras ese introito de ocho meses, las reformas de esta semana abren un periodo nuevo, de profundización en el ideario conservador, con algún planteamiento más cerca de las posiciones radicales de Vox que del centroderecha. Pasa así con la llamada ley de Concordia, con la que reformulan la de Memoria Democrática, algo que no figuraba en el programa con el que los populares valencianos ganaron las elecciones del 28 de mayo, pero sí que estaba en el acuerdo posterior con los de Santiago Abascal para formar gobierno.

No es casual este hecho, ni que dirigentes del PP admitan en privado que es la propuesta, de esta batería, de «más calado conservador con diferencia». Da a entender dónde está la huella más de unos socios y de otros. Con todo, las fuentes citadas aseguran que el proyecto se ha aquilatado, a pesar de las exigencias de Vox, y que respeta lo que recogía la norma anterior. En todo caso, el hecho de retrotraer la ley hasta 1931 es una de esas decisiones, por más que pueda parecer simbólica, que marcan una etapa de gobierno en tanto que lo acercan a posiciones revisionistas (algunos dirán que negacionistas) de la Guerra Civil.

La revisión del plurilingüismo o la reforma de la televisión pública son también decisiones de peso que marcan una legislatura, pero estas sí que estaban en el ADN (programa) del PP actual. Es quien ha llevado la voz cantante en el formulado final: la ultraderecha lleva el cierre de las televisiones autonómicas en su agenda española. En ambos casos la protección del valenciano (la lengua autóctona y minoritaria), una de las marcas de estos cuarenta años de autogobierno, se diluye bajo el reclamo de la libertad de los padres y la mejora de los resultados de audiencia.

Mazón cumple con su programa y con lo pactado con Vox con este paquete de medidas. Pero Mazón calienta también la legislatura, que pasa de un perfil de «rigor técnico» (concepto repetido en estos meses) y decisiones de amplio anclaje social, como la reducción de impuestos, a una pantalla nueva donde ocupan también la primera línea asuntos de un programa netamente conservador. Algún sindicato, como el STEPV (mayoritario en la enseñanza), ya ha amenazado en las últimas horas con una huelga general.

El jefe del Consell ha salido en las últimas horas a justificar las medidas y ponerse al frente de las mismas. Ha calificado así la política del Botànic de «procés a la valenciana» y ha hablado de «memoria sesgada» para defender el proyecto de ley de Concordia ahora presentado. La potencia de la defensa tiene que ver también con mantener la cohesión de un gobierno que no deja de ser coalición, aunque los miembros de Vox hayan destacado en estos meses por su prudencia.

La nueva etapa coincide con el congreso del PSPV. Pliegues del azar, posiblemente. No obstante, abre una puerta de oportunidad para Diana Morant. Es más sencilla una labor de oposición socialdemócrata ante un Ejecutivo que profundiza en posiciones mas conservadoras y que genera la reacción de la sociedad civil.

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