El monstruo final. La sala prohibida de la biblioteca de los horrores de la cocina. La puertas del infierno gastronómico se han abierto y de ellas ha salido este engendro. Un sándwich de paella. 

Si la creación no es ya suficientemente terrorífica, los ingredientes impresos en el envase invitan a pensar en la peor de las criaturas posible. Chorizo, gambas y pollo. Ahí es nada. Al parecer, no es suficiente crimen servirlo entre varias rodajas de pan con tomate, además, había que cometer lo que de por sí ya es un enorme crimen contra la receta original.

Pero eso no es lo mejor. "Edición limitada". Esta peculiar paella (por calificarla de alguna manera) tiene la osadía de presentarse envuelta en un paquete que luce el distintivo de "Limited edition". Como si dijera: "Corre, que te quedas sin probarla". Unos colores de la bandera de España, como nunca antes mancillada, decoran el envoltorio de este manjar, pero no es el único detalle que se puede apreciar en el producto.

Un plástico transparente deja ver una parte de esta aberración -casi sería mejor que el paquete fuera opaco- y en él aparecen estampados varios granos de arroz, como si intentaran huir de un infierno en el que no merecen estar. La imagen no puede ser más reveladora y sería ampliamente analizable si se tratara de una obra de arte (que desde luego no es). La angustia del ingrediente más elemental de la paella, que pelea por escapar para no formar parte de una atrocidad en la que finalmente acaba atrapado.

Dejando la imaginación a un lado, cabe señalar también un pequeño texto que aparece en la parte inferior del envase. "Sin sabores ni colores artificiales". Como si ese hecho fuera a perdonar todo el mal realizado. Más allá de este dato, solo falta conocer el último detalle: el precio, que es de 2,20 libras (alrededor de 2,50 euros). Por esa cantidad (y por menos también), seguro que hay mejores opciones.

La fotografía de este polémico snack la ha compartido la cuenta oficial de Twitter de la Guardia Civil, en una alusión al Día Mundial de la Paella, cuya fecha fue ayer, 20 de septiembre. Entre la lógica indignación desatada por la imagen y el sinfín de comentarios, nosotros nos quedamos con un par publicados por sendos usuarios, que definen a la perfección las secuelas provocadas por este emparedado: "Soy valenciano y me está pegando una embolia ahora mismo", dice el primero de ellos, a lo que el segundo responde: "Soy riojano y a mi también".