La defensa del acusado del crimen de El Campello asegura que cuatro días antes se rechazó internarle

Los agentes de la Guardia Civil que detuvieron al procesado declaran al tribunal popular que este les dijo que la mató «porque le hacía vudú». Los forenses testifican que el presunto asesino tenía «ideas delirantes»

El acusado sentado en el banquillo, el día que comenzó el juicio en la Audiencia.

El acusado sentado en el banquillo, el día que comenzó el juicio en la Audiencia. / Delgado

J. A. Martínez

J. A. Martínez

La defensa del acusado de matar a puñaladas a su vecina en El Campello durante un brote psicótico aseguró este martes en el juicio que, cuatro días antes de cometer el crimen, se había denegado el ingreso de éste en el centro para enfermos mentales Doctor Esquerdo. El dato surgió durante el interrogatorio a los forenses que debían valorar la imputabilidad del acusado, que padece una esquizofrenia paranoide. En la segunda jornada del juicio que celebra la Audiencia Provincial con un jurado popular, se tomó declaración a todos los testigos y peritos y este miércoles las partes harán sus informes finales de conclusiones.

En el interrogatorio a los forenses, la defensa les indicó que durante los días previos al crimen, el acusado se había apuntado a un taller donde iba a recibir tratamiento, motivo por el que en el centro Doctor Esquerdo se consideró que no era necesario su ingreso al valorar que las actividades en las que participaba eran suficientes. Al ser planteados por este extremo, los psiquiatras declararon que suele ser habitual que los propios enfermos oculten datos a los médicos sobre su condición precisamente porque quieren evitar el internamiento o evitar que les aumenten la medicación.

Los médicos confirmaron que el agresor sufre ideas delirantes, en este caso se había obsesionado con que su vecina, la víctima le estaba haciendo brujería. Sin embargo, ni ella, ni sus familiares sabían nada de su condición mental, ni de que sufriera trastorno alguno. 

Los guardias civiles que arrestaron al hombre acusado de matar a cuchilladas a su vecina en El Campello durante un brote psicótico también aseguraron que éste dijo que la mató porque le hacía vudú. Los forenses señalaron que el acusado sufría ideas delirantes y alucinaciones, hasta el punto de que se había llegado a convencer de que ella había logrado controlar sus movimientos y hacer que se tocara la frente. «Los delirios de componente místico son irreductibles», señaló el forense. En su cabeza, la situación era así y no había nada que pudiera hacerle cambiar de idea.

Los hechos, que juzga desde el lunes un jurado popular en la Audiencia, ocurrieron en noviembre de 2020 cuando la víctima de 23 años salía de su casa para ir a estudiar a primera hora de la mañana. Su asesino la asestó 26 puñaladas, aunque según desvelaron los forenses que le hicieron la autopsia, solo una de ellas era mortal. El resto eran superficiales y la mayoría de ellas se concentraban en la zona de la cabeza.

Durante la vista oral han testificado, tanto los vecinos, como los padres de la víctima. Aun estaba amaneciendo cuando ocurrieron los hechos, motivo por el que muchos se levantaron sobresaltados cuando escucharon los gritos desde la calle. «Ella estaba tumbada en el suelo y él se había arrodillado encima. De repente vi, brillar un cuchillo y cómo se lo clavaba», relató un vecina. Desde los balcones, otros residentes empezaron a asomarse e increparon al acusado para que dejara de agredirla. «A ella la reconocí enseguida. En ese momento, no sabía quién era él», dijo otro de los vecinos.

Gritos desde la ventana

En ese momento, vieron salir al padre del acusado vestido en calzoncillos recriminando a su hijo lo ocurrido. «Tote, Tote, ¿qué has hecho?» y le ordenó a que entrara en casa. «Desde la ventana, un chico nos dijo que había sido su hermano y que estaba dentro de la casa», aseguraron los policías locales que llegaron a la vivienda en primer lugar y que procedieron al arresto inmediato del acusado, que se mostró colaborativo y no opuso resistencia. Policía local y guardia civil coincidieron en decir que el acusado parecía «como ido». Los padres del procesado y su hermano se acogieron a su derecho a no declarar contra él.

Por su parte, los padres de la joven asesinada aseguraron que su hija se marchó a estudiar como todas las mañanas y de repente la oyeron gritar: «Papá, papá, ¡que me matan!». Según dijeron, la relación con sus vecinos era cordial, de saludarse todos los días al cruzarse, pero no sabían nada de la enfermedad mental del acusado.