Entrevista | Carlos Ferreirós Fiscal coordinador de Menores de Alicante

"Hay que recuperar el concepto de autoridad de padres y maestros"

El fiscal coordinador de Menores de Alicante ve con preocupación el aumento de las violaciones entre menores de edad, con jóvenes y hasta niños implicados que a veces ni siquiera son conscientes de que estén cometiendo un delito.

Carlos Ferreirós, fiscal coordinador de menores en Alicante.

Carlos Ferreirós, fiscal coordinador de menores en Alicante. / ALEX DOMINGUEZ

J. A. Martínez

J. A. Martínez

El aumento de la delincuencia de menores tanto en España como en la provincia de Alicante ha sido motivo para que desde la Fiscalía General del Estado se haya lanzado un mensaje de alerta. Delitos cada más graves y violentos con menores de edad implicados, con un aumento de las agresiones sexuales. Carlos Ferreirós, fiscal coordinador de Menores en Alicante, ve con preocupación el aumento de las violaciones entre menores de edad, con jóvenes y hasta niños implicados que a veces ni siquiera son conscientes de que estén cometiendo un delito. Aunque no es partidario ni de la mano dura, ni de la educación con castigos físicos, sí que ve necesario reforzar los referentes de autoridad, tanto los progenitores, como los maestros, en un momento en que hay una pérdida de valores y con acceso demasiado fácil a la pornografía. Nacido en Alicante en 1963, Ferreirós entró en la carrera fiscal en 1990, donde ha estado en las secciones de Discapacidad y Menores de la que es coordinador, también ha pasado por el Síndic de Greugues y la secretaría técnica de la Fiscalía General del Estado.

Pregunta: Las últimas memorias de la Fiscalía alertan de un incrementos de los delitos cometidos por menores de edad, ¿en qué situación nos encontramos?

Respuesta: Confirmo que hay un aumento bastante importante de los delitos, sobre todo en los de agresión sexual. Los de carácter violento también, como los homicidios. No es un aumento elevado, pero sí que ha subido. Pero lo que más crecen son las agresiones sexuales.

P.: ¿A qué se debe el aumento?

R.: Decir una causa es ser simplista. Primero hay que entender que hay que atender al caso concreto, pero sí se pueden ver unas pautas generales sobre cambios que se han producido en estos años y que pueden incidir en este problema. Las cosas han cambiado mucho en los últimos 45 años. Ni las relaciones familiares, ni la forma de comportarse que tiene, ni los sistemas de protección social son los mismos.

«Una cosa es que no haya castigos físicos a los hijos y otra que ni los eduques ni los guíes»

P.: ¿Cuál es el principal cambio en el ámbito de la familia?

R.: En 45 años ha cambiado completamente su composición. Eso de por sí no creo que sea un factor problemático. El problema está en lo que los sociólogos llaman sociedad líquida. Los vínculos son más inestables. Hay una incertidumbre general. Nuestros padres conocieron prácticamente el mismo trabajo durante toda su vida, ahora los trabajos van variando. Otros vínculos, como los de amigos, amor y demás son más inestables también. En términos generales hay una crisis de valores por todos los lados. Eso incide directamente en el conjunto de la sociedad. Los vínculos familiares no son tan estables como antiguamente, y también hay una falta de guía.

P.: ¿Hay una falta de autoridad?

R.: Nuestros padres con mayor o menor acierto tenían un sistema de educación que nos transmitieron. Había un sistema de respuesta, de instrucción y guía. Actualmente muchas de las personas que tienen hijos no saben cómo tratarlos. Sobre todo ahora que se exige que no haya castigo físico, ni que haya ningún tipo de reprimenda. Pero una cosa es que no haya castigo físico y otra cosa muy distinta, es que no guíes ni eduques a tu hijo. Hay para quienes ser padre o madre o progenitor es intentar ser sólo amigo. Es algo muy diferente a ser la persona que tiene autoridad parental.

«Muchos jóvenes no son conscientes de los riesgos que corren al exponerse en la redes sociales»

P.: ¿Cómo están incidiendo las nuevas tecnologías?

R.: Antes se recibía la información de tus padres o ellos controlaban la que recibías de tus amigos. Ahora hay un dominio de las redes sociales y de internet y se consigue mucha información que no es controlada por los adultos. Por otro lado, hay una hipersexualización de la sociedad. Nunca antes se ha podido acceder a pornografía como en el momento actual. Antes era mucho más complicado.  Las propias canciones que escuchan, pese al sistema social actual, son de contenido hipersexual. Reciben informaciones muy contradictorias. Cuando experimentan el juego, que cada vez es a edad más temprana, la chica sobre todo resulta perjudicada porque es estigmatizada por haber tenido precisamente un contacto sexual determinado y esto además causa un daño sobre todo en personas que no tienen la madurez suficiente para tener una relación sexual y sobre todo gestionar esas emociones. Muchas veces nos encontramos con denuncias de agresiones en las que el propio menor se queda un poco diciendo que no sabe qué ha hecho mal. También es importante la relativa facilidad con la que se acceden a los tóxicos actualmente, aunque hay una prohibición sigue siendo fácil acceder a sustancias de todo tipo.

P.: ¿Se ven muchos casos de violaciones grupales por manadas?

R.: Algunas hemos tenido. No todas se han conseguido probar. Pero algunas sí que se han dado. Muchas veces las cosas no son tan sencillas. Es imaginar un contexto en que la cogen, la agreden, etc. No siempre es así. Pueden ser desde tocamientos hasta violaciones, hemos tenido de los dos.

P.: ¿Cuál es el mayor riesgo de esta uso de las nuevas tecnologías por los menores?

R.: Estos chavales no son conscientes de que muchas veces están como en la plaza del pueblo. Están en su casa, tranquilos delante de una pantalla y no ven los riesgos. Y muchas veces es bastante corriente que se hagan fotografías mostrando genitales o partes de su cuerpo. Luego es incontrolable cuando eso se vuelca en internet. No son conscientes de lo que pasa, del peligro que corren y sobre todo no son capaces de gestionar emocionalmente el daño potencial que eso puede causar. Si antes ya era difícil decir que el amor es eterno, ahora a esa edad, muchísimo menos. Entonces esa confianza que tienes con la que es tu pareja con 13, 14, 15 o 16 años muchas veces desaparece y aparece el odio. Ahí es cuando se generan todos los conflictos. Incluso hay ocasiones en las que sencillamente desde el punto de vista del inicio de la relación para ver si cuajan o no se mandan ese tipo de fotografías sin ser conscientes de a qué se exponen.

P.: ¿Cree que hay padres que piensan que con llevar a los niños al colegio se los educan allí?

R.: No creo que sea general, forma parte de este modelo de sociedad líquida en el que los vínculos se disuelven y los roles no están tan definidos. Antes los padres daban unas instrucciones muy claras y había un sistema de premio y castigo. Tenía sus dificultades y problemas, yo recuerdo que mi padre me pegó en una ocasión y con toda la razón del mundo, No me lesionó, fue una advertencia. Sé que ahora es difícil educar. Ese papel es difícil y hay que aprenderlo. Pero es necesario, introducir pautas de disciplina, cómo actuar en determinados casos, de dar consejo, de arroparles en momentos de dificultad y sobre todo hacerles ver que hay determinados comportamientos que son intolerables. Eso no es algo sencillo. Hemos cambiado el modelo y tenemos que adaptarnos a él y ser consciente de que, dejando atrás el modelo de castigo físico, hay otros modelos de educación que son mejores y que se pueden dar perfectamente y ser beneficiosos para nuestros hijos.

«Volver al cachete es un error, algo que se abandonó en los 70 y ha desaparecido»

P.: ¿Hay que volver al cachete?

R.: No, eso sería un error. Se abandonó en los 70 y afortunadamente ha desaparecido, lo que sí que es necesario es recuperar los modelos y figuras de autoridad. El muchacho tiene que ser consciente de que los padres tienen una ascendencia sobre él, igual que los maestros. Eso es lo que quizás se ha perdido mucho.

P.: ¿Habría que poner algún límite al acceso a estos dispositivos?

R.: Bua y ¿cómo se hace eso? Creo que la tecnología tiene factores muy positivos pero obviamente también negativos. Si lo limitas, mala cosa. Porque el menor perdería el ritmo de todo lo que se está diciendo y, actualmente, si no manejas un ordenador estás fuera de la sociedad. Es importante ver qué tipo de información está recibiendo y qué uso está haciendo de él. Quizá no sea tanto limitar, sino darle los rudimentos para que pueda filtrar aquello que le puede ser negativo.

P.: En este aumento de delitos sexuales ¿da igual el sustrato social?, ¿se cometen tanto por menos de clase alta, como en otros en entornos más humildes?

R.: No tiene nada que ver la clase social. Aquí vemos de todo en todo tipo de delitos. El factor de pobreza siempre es un factor de riesgo pero no necesariamente implica que todos los tipos de delitos sean cometidos por esta razón. Hemos visto de todo, no hay escalafón social que se libre de tener menores imputados. Particularmente en temas de violencia interfamiliar. Hijos que pegan a sus padres, o hijas que también las hay. 

«Nunca ha habido un acceso tan fácil a la pornografía como en el momento actual»

P.: ¿Cómo está funcionando el sistema ante el aumento de los casos de agresiones de hijos a padres?

R. Nos estamos encontrando con muchos temas de violencia en el seno interfamiliar. La convivencia en grupos educativos es una medida que está dando muy buenos resultado como respuesta a este delito. Acuden menores que se han visto acusados por casos de empujones, golpes, rotura de objetos en una rabieta, amenazas y cosas de este tipo. No para hechos más graves. Para ponerlos en marcha, se necesita la creación de lugares y profesionales para ello. El problema es que el sistema tarda tiempo en crearlos.  .  

P.: Hay veces que parece que se quieran solucionar imponiendo órdenes de alejamiento

R.: o que interesa sobre todo en la violencia interfamiliar es recomponer el núcleo, siempre se actúa en interés del menor. Para los casos más graves la medida para garantizar esta separación se ejecuta mediante el internamiento. Pero lo que está funcionando es la convivencia en grupo educativo. Es un tipo de centro abierto en el que los menores están de otra manera y les van dando pautas. Siguen acudiendo a su colegio o instituto o donde toque. La realidad es que van recomponiendo la relación familiar y luego se les hace un seguimiento. Esto está funcionando bastante bien.  

P.: ¿En qué situación nos encontramos ante problemas como el buying y el acoso?

R.: El acoso ya no es tan florido y no se ve tanto. Sigue existiendo, por supuesto, y hay muchos casos. Desde gente que acosa a otros por discapacidad, orientación sexual, o simplemente porque hay un grupo que no se caen bien o han tenido algún problema. Yo creo que está desarrollándose un buen trabajo por parte del servicio de prevención de violencia en Educación y que los casos van descendiendo. Se van trabajando individualmente, lo que no significa que no sigan apareciendo casos.

P.: ¿Hay suficientes educadores para aplicar las medidas de libertad vigilada?

R.: En la libertad vigilada es importante la figura del educador. Él te va dando pautas y va trabajando contigo. Si tiene cinco, diez o veinte, lo puede hacer bien. Si tiene 75, no. El tema es que debe de haber una ratio proporcional de educadores para la libertad vigilada, La flexibilidad es difícil. Localizar a profesionales con unas pautas, no es sencillo. Además también hay que tener en cuenta los problemas que implica de presupuesto y particularmente ahora que estamos en tiempos de crisis. 

«El sistema se ve desbordado porque tienen que atender a personas con muchas problemáticas y falla la protección»

P.: ¿Cómo valora que haya crecido un 30 % el número de delitos cometidos por menores que no son imputables por tener menos de catorce años?

R.: Ha habido un aumento, al igual que ha habido un aumento en general de la delincuencia de menores. La solución no creo que venga de rebajar la edad penal. No soy partidario de eso. Sería más de incentivar el trabajo con esos niños desde la protección, algo que efectivamente ya se hizo para crear programas específicos para ellos. Quizá podría plantearse si algunas de esas medidas deberían ser judicializadas. Si es un niño que ha cometido un pequeño hurto es algo que no tiene mucha importancia, si ha cometido varios, sí. Si además comete un delito grave, habría que tenerlo en cuenta. Pero tiene que ir más por el camino de la protección y de las medidas de tipo protector judicializables, que por la vía de entrar en el sistema de responsabilidad penal. 

P.: ¿Y en qué situación nos encontramos con las bandas juveniles?

R.: Aquí en Alicante afortunadamente ya no hay tantas. Hemos tenido otros años, desde latin kings, ñetas y otros tipos de bandas todavía más agresivas. Pero este año, no recuerdo que en la provincia hayamos tenido algo espectacular como en otros anteriores. 

P.: La memoría de la Fiscalía habla de excesiva facilidad de acceso a armas blancas, ¿cómo está la provincia en esta problemática?

R.: Hay uso de armas blancas, pero no tengo esa noción de exceso. Hemos tenido casos, algunos más vistosos que otros, pero no tengo una referencia de impacto tan grande como la que sí hemos visto con los delitos sexuales. Las agresiones de este tipo se pueden cometer hasta con un cuchillo. Éste es fácil de conseguir, lamentablemente.

P.: ¿Qué ha cambiado en los sistemas de protección al menor?

R.: Antes de dedicaban a muchachos que era muy jovencitos y que tenían un cuidado relativamente sencillo. Ahora los perfiles han cambiado y hay adolescentes muy problemáticos con problemas de consumo, trastornos de conducta importantes, etcétera. A ello se une la problemática de salud mental. También está el desbordamiento de los servicios sociales municipales. Hemos creado un montón de estructuras institucionales pero están desbordadas porque tienen que atender a muchísimas problemáticas. Problemas familiares, problemas de toda índole de ámbito social, personas sin hogar, salud mental. Los municipales están muy desbordados. La escuela que era un factor muy importante de recolocación de los menores está fracasando bastante en España según los informes de la OCDE.

Carlos Ferreirós en la entrada de la Fiscalía de Menores de Alicante.

Carlos Ferreirós en la entrada de la Fiscalía de Menores de Alicante. / ALEX DOMINGUEZ

P.: ¿Hay que reforzar la autoridad del maestro?

R.: Hay un problema de esas figuras que anteriormente generaban un tipo de modelo de vida, como es el maestro, u otras personas de autoridad están en serio cuestionamiento. Hay una crisis de estos valores. Es curioso que muchas autonomías hayan tenido que crear una ley de autoridad del profesorado como si eso fuera algo cuestionable en nuestra época.  

P.: ¿Habría que agravar las penas de los delitos cometidos por menores?

R.: Lo primero que se suele decir es que hay que pegarles un buen palo y tener tolerancia cero y demás. La mano dura no funciona. Nuestro sitema es de doble vía en el derecho comparado. Uno para los delitos de bagatela, como pequeños robos, hurtos. Cosas menores que están a medio camino entre el delito y la gamberrada. Pero luego hay otros delitos con una sanción más grave, que son de los que hablamos. Las agresiones sexuales con violación, homicidios, asesinatos, etcétera. La respuesta no puede ser la misma para todo. Para la parte de bagatela, el sistema ha funcionado muy bien porque, si se coge pronto y bien, esos chavales se reintegran fácilmente. Para los otros es necesario sanciones bastantes fuertes. Aquí se pude cuestionar en algunos casos si algunas sanciones son proporcionales, sobre todo cuando son múltiples. No es igual matar a una persona que a cinco, como tampoco violar a una que a doce. Ahí puede cuestionarse.

P.:¿Qué se puede hacer desde el Derecho Penal?

R.: Cuando nosotros llegamos, llegamos tarde porque el hecho ya se ha producido. El sistema penal no analiza las causas, sino quién ha sido el autor, si el hecho se puede probar y si la sanción es más o menos proporcional. El análisis de las causas debe de hacerse antes y meter mecanismos de prevención. Eso es algo que nunca se debe olvidar.  

P.: ¿Estamos yendo a peor?

R.: Cada generación es distinta y tienen cosas diferentes a las que se enfrentan. Los que somos añejos tendemos a pensar que todo lo pasado fue estupendo y lo actual no. Lo único que pasa es que las circunstancias cambian. Hay muchachos de esta generación que son estupendos. Aquí llegan personas con muchos problemas.

P.: ¿Cómo está la situación de los Menores Extranjeros No Acompañados, los menas?

R.: Algunos vienen de realidades complicadísimas y particularmente los subsaharianos. Ha habido una afluencia muy grande, sobre todo oleadas que vienen en situaciones muy complicadas , pero unos tienen intención no de llegar a España sino de pasar a Francia u otros países europeos. Generalmente son muchachos que hay que atender, que obviamente cada uno viene con su problemática asociada, Estigmatizar por conductas tampoco es positivo. Hay menas que cometen infracciones, pero hay una gran cantidad de otros que solamente vienen aquí a trabajar y a buscarse la vida. No es otra cosa. Las generalizaciones son siempre malas. Pero dar soluciones a estos problemas con medios escasos es complicado. Muchas veces cuando vienen en avalanchas, eso no es sencillo.