Las obras de recuperación del ecosistema dunar de las playas de Babilonia y Els Vivers de Guardamar se acercan a su conclusión y los trabajos que se vienen realizando desde el pasado mes de enero están cambiando su fisonomía. El Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino ha invertido 1.376.215 euros, en esta actuación impulsada por el Ayuntamiento de Guardamar, cuya finalización está prevista para el próximo mes de enero.

Entre otras actuaciones realizadas, destaca el vallado cinegético del área comprendida entre el camino que une la desembocadura del Segura con el centro urbano y la calle Ingeniero Codorniu, con el fin de evitar el paso en la zona que se pretende recuperar, facilitando de este modo la proliferación de especies vegetales y animales, así como el vallado a ambos lados del camino de la Gola del río, como ya se hizo en las playas de El Rebollo y El Salidero.

Pasarelas

Además, se han colocado seis pasarelas de madera para facilitar el acceso a ambas playas. Por otro lado se han plantado especies autóctonas, de las familias de las amófilas y las arenarias, conocidas comúnmente como barrón, loto marino, azucena de mar, lentisco, etc., tanto en las zonas valladas como en el antiguo aparcamiento de los Viveros.

El proyecto también ha actuado en la duna adyacente a la desembocadura del río, fijándola mediante un mallado y plantas autóctonas, para evitar desprendimientos y se ha redistribuido la arena al sur de la desembocadura, consiguiéndose recuperar 10 metros de anchura de la playa.

Actuaciones desde 2004

Con estas actuaciones se completa la regeneración dunar de las playas de Guardamar que comenzaron en 2004 al sur del término municipal, en el tramo comprendido entre el muelle de La Mata y la playa del Moncayo, con una inversión de dos millones de euros.

Posteriormente, se actuó en la zona norte del municipio, desde el norte de la desembocadura del Segura hasta La Marina, en el límite con el término municipal de Elche, con una inversión cercana al millón de euros.

El objetivo principal de las tres actuaciones ha consistido fundamentalmente en la fijación de la duna litoral para evitar su destrucción y su avance tierra adentro, así como la restricción de gran parte de su superficie al paso de personas, para preservar la repoblación con plantas autóctonas y la creación de pasos elevados para facilitar el tránsito de personas a las playas.