Solemnidad en el día de la patrona de Orihuela. Como cada 8 de septiembre, la Virgen de Monserrate fue la absoluta protagonista de un municipio que durante todo el día rindió honores a una de las imágenes más queridas por sus vecinos. Una tradición que se remonta a principios del siglo VI y cuya historia rememora una serie de misteriosas leyendas religiosas que giran en torno a las dificultades que han sorteado sus fieles durante cientos de años para poder seguir venerando la imagen. El fervor por esta imagen continúa hoy vivo en Orihuela, y muestra de ello fueron los diferentes actos civiles y, sobre todo, religiosos que se celebraron ayer en torno a su figura. El broche de oro lo puso la procesión con la que la patrona salió un año más por las calles más céntricas del municipio siguiendo el itinerario conocido como "vuelta a los puentes" que bordeó el cauce del río Segura.

Aunque el día grande de la Virgen de Monserrate se vivió ayer, las fiestas patronales de Orihuela arrancaron el pasado martes con una ofrenda floral y una misa de peregrinos en el santuario de la Virgen a cargo de los vecinos del barrio del Rabaloche. Al acto religioso le siguió la popular romería mediante la que se trasladó la talla de la patrona oriolana hasta la Catedral de la ciudad con motivo de las celebraciones de su día grande.

Fue este preciso edificio el que acogió en la mañana de ayer una misa que reunió al otro colectivo que profesa especial veneración a esta Virgen: la Policía Local de Orihuela. A la liturgia acudieron algunos representantes de la corporación municipal, agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad y otros miembros destacados de la sociedad oriolana, como la jueza decana de la ciudad, Joaquina de la Peña. Asistentes que, en su mayoría, se trasladaron después al auditorio de la Lonja para asistir al acto de izada de banderas y posterior condecoración a los agentes que vienen prestando servicio en el municipio durante más de treinta años.

Leyenda

A principios del siglo VI los oriolanos ya veneraban la imagen de la Virgen, aunque por aquel entonces era conocida como la Virgen de la Puerta. Según cuenta la tradición, las dificultades comenzaron cuando los musulmanes se hicieron con el poder de la ciudad de Orihuela. Ante estas circunstancias, los cristianos, por miedo a que la imagen fuera secuestrada o destruida, decidieron que la mejor vía para preservar la talla era esconderla en la sierra del municipio hasta que reconquistaran de nuevo su tierra. Y así lo hicieron, pero fueron tantos los años que pasaron hasta que consiguieron echar a los moriscos que, una vez recuperaron el territorio, no conseguían dar con el punto exacto en el que escondieron la talla. Según la leyenda, en el año 1306 unos ruidos de campana procedentes de la sierra empezaron a escucharse por toda la localidad durante tres noches seguidas. Y fue así como los oriolanos encontraron de nuevo a su Virgen, en el interior de una pequeña cueva y bajo una campana. Como agradecimiento, sobre la misma gruta donde fue hallada la talla, se levantó el conocido hoy como Santuario de Monserrate, siendo esta Virgen proclamada tres siglos más tarde patrona de la localidad. Pero la imagen que se venera en la actualidad es diferente a la hallada en la sierra, debido a que en 1936 fue destruida en plena Guerra Civil española.

Los actos continuaron ayer por la tarde con la tradicional misa celebrada en la Catedral de la ciudad, acto al que le siguió la procesión que recorrió las calles del centro oriolano. A la imagen de la Virgen de Monserrate la acompañaron centenares de fieles que quisieron acompañar a su patrona portando velas en señal del fervor y la devoción que mantienen para con la imagen.

Acabada la procesión, que también marca desde hace muchos años el fin de la época estival y vacacional en Orihuela, los asistentes se dirigieron a los alrededores del cauce del río que atraviesa la ciudad para contemplar el castillo de fuegos artificiales que puso fin a la jornada.