Un grupo de empresarios alicantinos del sector textil se desplazó ayer a la Vega Baja para comprobar sobre el terreno la calidad de las fibras de algodón extraídas de un cultivo experimental promovido por la Universidad Miguel Hernández y ASAJA. Los visitantes, que calificaron la cosecha de "excelente", se desplazaron primero a las plantaciones de Dolores y Daya Vieja para acudir después a Callosa de Segura, municipio que alberga la única máquina "desmotadora de rodillo" que existe en la Comunidad Valenciana para tratar esta fibra.

El proyecto, que pretende recuperar el cultivo de algodón en la comarca, se inició hace tres años de la mano de investigadores de la Universidad Miguel Hernández (UMH), de la Asociación de Jóvenes Agricultores de Alicante (ASAJA) y cuenta con la colaboración de la Diputación Provincial o la Escuela Municipal del Cáñamo de Callosa entre otras entidades. Tras el estudio de las variedades que podrían resultar más aptas para la plantación en la Vega Baja, el experimento se centró ayer en cinco tipos de planta algodonera.

El gerente de la empresa R. Belda Llorens -dedicada a la producción de hilos para la industria textil-, Jorge Matarés, explicó ayer que la mercantil que dirige, con sede en Banyeres de Mariola, compra en la actualidad todas las fibras de algodón en la comunidad andaluza y destacó las ventajas que supondría replantar la huerta de la Vega con este cultivo a tenor de su "buenísima" calidad. El mismo avanzó que las fibras extraídas en la plantación experimental se llevarán ahora al Instituto Tecnológico Textil (AITEX) de Alcoy para analizar sus características más a fondo.

Así, subrayó la inestimable ventaja de que en Callosa exista una de las tres máquinas "desmotadora de rodillo" que hay en España y que se utilizan para extraer la fibra del algodón, una máquina que lleva parada desde 1995 y que ahora se pondrá en funcionamiento para tratar la fibra extraída de la plantación experimental. El propietario de la máquina, que ocupa una gran superficie, aseguró que para hacerla funcionar eran necesarias entre 6 y 7 personas en cada uno de los tres o cuatro turnos en los que se trabajaba cada, cifra de trabajadores a la que haya que sumar un importante número de empleos indirectos que se generaran con la actividad.

Cáñamo

El director de la Escuela Municipal del Cáñamo, Roque Albert, implicado en estos cultivos experimentales, invitó ayer a los visitantes al museo que recoge la historia de la producción y transformación de esta fibra para mostrarles una parte de la historia callosina y los progresos que se están haciendo para recuperar este cultivo, que también se estudia con plantaciones experimentales A este respecto, el técnico de la empresa francesa Agrofibre, José Guillén, apostó por recuperar estas plantaciones en la comarca debido a sus "excelentes condiciones climatológicas y las características de esta tierra" a la vez que animó a los investigadores a seguir experimentando con más variedades.

Consideró que hay que aprovechar más las ventajas de la mecanización y ensalzó el valor del cultivo de cáñamo como agricultura ecológica.

Seguir trabajando para obtener ayudas

Aunque los promotores del proyecto presentaron numerosos informes que avalaban la calidad de la fibra de algodón que se cultiva en la Vega, el Gobierno central denegó a principios de este año la subvención que pedía la comarca para plantar 1.000 hectáreas de esta planta, concediendo la totalidad de las ayudas a la comunidad andaluza, a razón de poco más de 1.100 euros por hectárea.

A este respecto Matarés considero que la subvención pedida por la comarca hubiera bastado para abastecer la industria que dirige, hecho que hubiera reducido los costes en materia de transporte y hubiera creado empleo y riqueza en la Comunidad. En este sentido, el profesor de la UMH Joaquín Parra, trasladó que seguirán trabajando para que el Gobierno otorgue las ayudas para sembrar de nuevo los campos de la comarca con algodón. M. A. RIVES