Ángel Rivera Rubio, próximo a cumplir los 84 años, vuelve la vista atrás recordando cuando apenas con once empezó a acompañar a su padre, como éste lo había hecho antes con su abuelo, a viajar en un carro tirado por dos mulas y un burro hasta Jumilla y Pinoso para abastecer de vino a granel a Torrevieja. "Tardábamos cuatro día en ir y venir", comenta Ángel. En la ida transportaban una tonelada de sal y volvían cargados con 70 cántaros de vino. Mentalmente hace la cuenta actualizando esta medida y la transforma en 805 litros, pues cada uno de los cántaros tenía una capacidad de once litros y medio. "Hacíamos este viaje tres o cuatro veces al mes", rememora.

En aquel tiempo y en aquella Torrevieja "en cada calle teníamos clientes; sobre todo, en los bares y pequeñas tiendas. Distribuíamos el vino en otro carro más pequeño", señala.

"Hoy, con otros medios, como es lógico, seguimos con el negocio fundado por mi tío abuelo, Ángel Rivera Giménez, en el año 1899 al que sucedió mi padre, Ángel Rivera Soler y ahora ha tomado el relevo mi hijo Ángel Rivera Marín, y el futuro está asegurado... si mi nieto quiere. También se llama Ángel... Ángel Rivera Espinosa. Como ves es también la quinta generación de "ángeles"" resalta orgulloso.

Existían en Torrevieja, recuerda este vinatero, media docenas de bodegas y, comparando aquellos tiempos con estos, dice que sólo perdura la suya, a pesar de haber desaparecido la mayoría de las tiendas de barrio. Vuelve la vista atrás y rememora posadas, ya desaparecidas, donde pasaban la noche en su peregrinar por las tierras del vino del altiplano entre Murcia y el norte de Alicante. Menciona la de Ramón, en Pinoso, donde se comía el mejor arroz y conejo con caracoles. Los arrieros, comenta, "al verme tan "chiguito" casi siempre me lo pagaban entre todos".

Aquellos viajes de cuatro días hoy se reducen a una llamada de teléfono y "en tres horas tienes el vino aquí", dice, y tararea aquella canción de sus juventud: "Vivamos con alegría, ¡oh que vino tan hermoso que lo traen los carreteros de Jumilla y el Pinoso...!".

Firma

En la bodega, donde tuvo lugar la entrevista con el presente, pasado y futuro de esta firma, rodeados de toneles y depósitos de acero inoxidable, hay enmarcada una fotografía de grandes dimensiones. Corresponde al Torrevieja CF cuando ascendió a Segunda B, en 1988. En el aquel equipo, y flanqueado por los jugadores Nieto y Chuti, ídolos de la afición, se encuentra el actual responsable de Bodegas Rivera. Jugaba de mediocentro, comenta, junto a Juan Ignacio Martínez (JIM), también en la foto y hoy entrenador revelación del Levante, "al que me une una gran amistad", recuerda.

Rivera Marín mira al futuro. Todos los negocios deben renovarse, afirma sentado en la misma mesa contigua a la primitiva bodega donde su madre comía y a la vez atendía a la clientela. Está además en la misma calle que hace décadas, la calle del Pozo, ahora avenida de Diego Ramírez, la calle. "Sigo distribuyendo y vendiendo vino al por menor. Junto a ello cuento con 1.8oo referencias de vinos embotellados con denominación de origen de toda España. El noventa por ciento de mi clientela es extranjera. Sé sus gustos y viene a comprar, además de vino, los licores que seconsumen habitualmente en sus países de origen".

Y es que las Bodegas Rivera son, con toda seguridad uno de los negocios más antiguos de la ciudad salinera.