El sonido de decenas de herraduras sobre el asfalto se mezclaba con el de sus collares de cascabeles y el traqueteo de las calesas. Palmas y taconeos también se unieron a la fiesta flamenca que tomó ayer las calles de Torrevieja.

A paso lento pero firme decenas de jinetes a lomos de sus caballos se dirigieron ayer al Real acompañados de numerosas personas ataviadas con el tradicional traje flamenco. Ellos con botas, fajín y sombrero cordobés y ellas con volantes, los que se movían cada vez que sonaba una sevillana. Un año más amantes del flamenco, grandes o pequeños, nacionales o internacionales, participaron en el pasacalles ecuestre que volvió a congregar en la ciudad a miles de personas dispuestas a disfrutar de uno de los principales atractivos de la Feria de Mayo que se celebra estos días en el recinto ferial.

Los encargados de abrir el cortejo fueron los integrantes del coro de la Casa de Andalucía «Rafael Alberti» el mismo que amenizó la misa rociera que se celebró momentos antes en la Parroquia Arciprestal de la Inmaculada Concepción. Precisamente de allí partió el desfile que recorrió la ciudad ante un numeroso público que se agolpó en numerosos puntos del recorrido pero sobre todo sobre el Dique de Levante donde no cabía ni un alfiler. Todos querían el mejor hueco para captar con sus cámaras, tabletas o móviles la entrada de los caballos en el Real. Detrás de ellos, los que no faltan nunca a esta cita y los miembros de la Asociación de Amigos de la Feria de Mayo que no dudaron en bailar más de una sevillana durante el camino porque durante estos días el cuerpo no para quieto cuando oye los primeros compases de una copla. Pero el grupo pronto daba paso a las calesas ocupadas entre otros el alcalde Eduardo Dolón acompañado de miembros de la Corporación Municipal así como la Reina de la Sal, Saray Sánchez, rodeada de sus damas. Sin duda los más esperados de este desfile eran los caballos ya que el público estaba ansioso por disfrutar de las piruetas y pases de estos equinos lo que pronto generó numerosas ovaciones.

Reponer fuerzas

La entrada en el Real no se hizo esperar y allí los integrantes del desfile también dieron varias vueltas al recinto para que, los que no quisieron salir de las 25 casetas con las que cuenta este año la Feria de Mayo, pudieran disfrutar de la exhibición ecuestre. Tras el desfile los hornillos y planchas de las casetas no pararon de calentar los aperitivos que las cientos de personas que inundaron el Real tomaron para coger fuerzas ya que les esperaba una larga noche de fiesta. Entre otras cosas estaba prevista la celebración de la final del concurso de copla así como las actuaciones de la Academia de Baile María del Ángel y la compañía de flamenco JM.