La pedanía oriolana de Molins reunió ayer a más de 400 corredores en la segunda edición de la carrera del pavo y Papá Noel. Un evento deportivo peculiar debido a que buena parte de los corredores participa con un gorro del particular personaje navideño, y el premio para el vencedor absoluto es un pavo casero muerto y pelado para que presumiblemente se convierta en la cena de Nochebuena.

La participación en la cita fue un éxito al reunir a 405 inscritos, lo que supone multiplicar por cinco la cifra de corredores del año pasado, cuando apenas alcanzaron las 80 personas, según el organizador del evento, el club Tragamillas.

La prueba se convirtió en toda una jornada vecinal, pues fueron los niños los encargados de abrir la competición, divididos en diferentes categorías según edad, como antesala a la prueba de adultos que realizó un recorrido de cinco kilómetros a lo largo de la pedanía. En total, participaron 170 niños, incluso desde los tres años, y 235 adultos, lo que congregó a familias enteras.

Los vecinos de la pedanía de Molins continuaron la celebración con una comida vecinal que se alargó hasta media tarde, lo que confirmó el éxito de convocatoria y la consolidación de este evento organizado por la comisión de fiestas de la pedanía, y al que se han sumado visitantes del resto de la ciudad y de toda la comarca.