El agua regenerada de la depuradora de Orihuelaciudad sólo es apta para el riego de árboles frutales que cuenten con sistema por goteo: limoneros, naranjos y almendros. La salinidad del agua tratada y su contaminación biológica, tras el proceso de depuración, no la hace apta para otros usos, como el riego de parques y jardines, baldeo de calles o el suministro para el riego a manta de frutales, hortalizas y verduras.
La salinidad del agua dobla los umbrales máximos permitidos por la legislación para regar por varios motivos. El principal es que las instalaciones de Orihuela carecen de tratamiento terciario, con el que solo cuentan las depuradoras más modernas -y que solo funciona de forma adecuada si se realiza una gran inversión-. El segundo motivo es que a la depuradora de Orihuela, además de las aguas residuales de unos treinta mil vecinos, también van a parar las aguas empleadas por las actividades industriales del polígono Puente Alto, lo que multiplica su conductividad: la presencia de sales en el agua. La depuradora está pendiente de realizar esas obras de modernización.
La elevada salinidad y la carga biológica del agua regenerada en la depuradora, situada aguas abajo del casco urbano, aparecen en los análisis del agua llevados a cabo por las comunidades de regantes que se han interesado por estos recursos, tras el proceso de concesión abierto por la Confederación Hidrográfica del Segura para otorgar los 2,9 hectómetros cúbicos anuales que depuran las instalaciones. A esa concesión se presentó, en primer lugar, las comunidades de regantes de San Onofre, Torremendo y Barranco de Hurchillo. A este proceso, que se resolverá en breve, se ha sumado el Juzgado de Aguas de Orihuela y el Ayuntamiento de Orihuela -la administración local para hacerse con recursos de riego de jardines y baldeo de calles.
El agua de la depuradora de Orihuela arroja una conductividad de 2.000 mmhos (la unidad que mide la salinidad), cuando la que circula por el río no lleva más de 1200-1500 mmhos.
La Comunidad de Regantes de San Onofre, Torremendo y Hurchillo ha explicado cuál es la situación que le ha llevado a reclamar estos recursos. Estas comunidades tienen 2.000 hectáreas de riego entre las distintas concesiones y 4 hectómetros cúbicos de año al año, pero solo en teoría. Del Reguerón, una azarbe del sistema de riego tradicional del río Segura reciben 1,9 hectómetros, de un pozo de la Vega Baja 0,4 y del trasvase Tajo-Segura tienen concedidos 1,71 hectómetros cúbicos al año.
Problemas
«El problema» subraya un representante de esta entidad «es que del trasvase Tajo Segura no recibimos más de 300.000 m·3/año desde que se firmó la ley del memorándum», que reguló los caudales disponibles en el Trasvase.
Al subir el nivel de reservas estratégicas (para los agricultores manchegos) la cabecera del tajo a 400 hectómetros como mínimo y aumentar el caudal ecológico del Tajo, hay menos reservas y con ello menos trasvase. A efectos prácticos en trasvase está reducido a un 20% de lo que fue». Las comunidades que dependemos de ello estamos muy, pero que muy mal», mantienen.
