Cien años dan para mucho y si no que lo pregunten en el Colegio Diocesano Oratorio Festivo de San Miguel, ubicado en la subida al monte del mismo nombre en Orihuela, que está en plena celebración de su centenario. Un centro, de ideario católico, que sigue fiel al principio con el que empezó y que ha hecho del mismo un lema «educar con amor». Así lo creyó el jesuita Juan Torres Silva cuando lo fundó para atender a los niños pobres del barrio de la Peña que pasaban el día en la calle sin estudiar, ya que por aquél entonces, principios del siglo XX los colegios no eran gratuitos. En su ermita, ubicada junto a lo que hoy es el actual colegio, daba de comer a esos menores y empezó a darles clases. «Alimentó no sólo su cuerpo, también su espíritu», señala el actual director del Oratorio Festivo, Ramón Cano quien recuerda como este jesuita decidió levantar un edificio que sería el colegio y que contaba con una iglesia con un campanario que muchos oriolanos recordarán como una de las estampas típicas de Orihuela, con el Seminario de San Miguel al fondo. En 2001 los problemas estructurales del centro obligaron a tirar el edificio y a levantar sobre sus ruinas un nuevo y moderno centro educativo que inició su andadura en 2004, tras pasar 3 años los alumnos en barracones provisionales.

El centro inició su andadura en 1917, fue fundado en 1918 y en 1919 fue constituido como institución educativa, hasta los años 80 como colegio sólo de varones y desde entonces mixto. Una de las anécdotas, que apunto estuvo de acabar en tragedia, fue el día de la inauguración del campanario cuando en pleno furor de la fiesta cayó el badajo de una de las campanas al repicarlas con la mala suerte que desde esa altura dio en la cabeza a uno de los seminaristas del Seminario invitados a la inauguración. Afortunadamente, se pudo recuperar el niño, de nombre Ricardo Vicedo, que años después sería sacerdote y quien también estuvo al frente del programa televisivo de la Diócesis de Orihuela-Alicante. Ese episodio se relata desde entonces como un milagro y el badajo permanece guardado en uno de los armarios del despacho del director. «El padre Roda, que estuvo 50 años de director, se llevó un gran disgusto y el obispo de entonces conminó a seguir la fiesta y a rezar por el chico», cuenta.

Anécdotas de un colegio que es parte de la vida de los oriolanos y que se congratula de ser diferente a otros «porque aquí no hay un horario establecido en el que el colegio cierra a las cinco, muchas veces está abierto hasta las once de la noche, siempre se están haciendo cosas aquí, es un lugar para niños y para jóvenes donde se ofrece una formación completa durante todo el día», explica Ramón Cano. Aquí se imparten enseñanzas desde los 0 años hasta los 16, de escuela Infantil a 4º de la ESO. Además, hay 6 aulas para Educación Especial y el Proyecto Ireneo, que ayudan a jóvenes con discapacidad y en riesgo de exclusión social. «Es una experiencia muy bonita, en la que integramos a niños de familias desestructuradas y que rememora los valores con los que nació este centro educativo en 1917», dice Cano. Además, se dan clases de inglés como centro autorizado para exámenes de Cambridge, de zumba y ensayan la Banda Auxilium y la Unión Lírica Orcelitana que nacieron entre estas paredes, como la Cofradía del Ecce Homo y que estarán muy presentes en el acto central del centenario de esta tarde.

Oración

El inicio de las clases no ha cambiado en estos 100 años. Una pequeña campana, que aún se sigue usando, anuncia a los alumnos que se coloquen en fila para la oración. En la planta de arriba una sala conserva una serie de tesoros bibliográficos, con libros en latín de derecho canónico, alguno de 1882 y otros de principios del siglo XX que componían la biblioteca del colegio en sus inicios. También, a buen resguardo, publicaciones encuadernadas que conservan lo más preciado de un colegio, los trabajos de sus alumnos. Los profesores guardaban los de mayor calidad, como los dictados con mejor caligrafía y trabajos acompañados de dibujos sobre el descubrimiento de América, el cuerpo humano o el alzamiento nacional. Eran otros tiempos. Ahora los escolares utilizan en las clases unas modernas tablets donde están todos los libros digitalizados.