La protección de la huerta tradicional; la prohibición de construcción en las zonas de mayor riesgo de inundabilidad y la extensión de los espacios protegidos. Esas son las líneas rojas para el crecimiento urbanístico comarca a la que se añade otra directriz: suprimir suelos urbanizables sin aprobar de desarrollo «insostenible». El borrador del Plan de Acción Territorial (PAT) de la Vega Baja establece estas limitaciones para los próximos años, al tiempo que reconoce el peso del sector turístico residencial (y de la construcción) en la economía comarcal.

La demanda para el turismo residencial «seguirá teniendo fuerza» pero deberá orientar «hacia terrenos con mayor aptitud y menor vulneralibilidad ambiental», y advierte el borrador, «con independencia de los límites municipales». El modelo que plantea el PAT es un crecimiento junto a los actuales cascos urbanos, no aislado, con mayor densidad de vivienda por hectárea con usos no exclusivamente residenciales, como los comerciales. Justo lo contrario de lo que se autorizó durante el «boom» inmobiliario, en especial en Orihuela Costa, Guardamar o San Miguel de Salinas. En concreto, precisa el PAT, una densidad mínima de 45 viviendas por hectárea «salvo justificación expresa» y eso si son residenciales de ensanche no aislados.

En ese análisis se desvela que el Bajo Segura ha perdido en 20 años 9.000 hectáreas de suelo agrícola, pero no superficie de regadío -que ha aumentado-. El retroceso se ha producido sobre las zonas de agricultura tradicional, y suelos abandonados junto a los municipios. El crecimiento del suelo «artificial» en ese periodo del 222%, mucho mayor que el de la población, generando «un mecanismo de insostenibilidad».

A lo largo del todo el borrador está muy presente el documento de Estrategia Territorial de la Comunidad Valenciana (ETCV), con unas directrices que también restringen la máximo la ocupación del suelo. El documento, ya está disponible para su consulta en la web de la Generalitat, indica que eliminará los planeamientos urbanísticos insostenibles -suelos urbanizables sin aprobación definitiva-, además de proteger la huerta y evitar más construcciones en zonas vulnerables, en especial las que presentan riesgo de inundabilidad en el Patricova, algo que afecta a todo el entorno de Orihuela Ciudad y pedanías, así como a municipios de la ribera del río hasta Guardamar.

El análisis en 107 páginas, que se presentó hace unos días en Callosa de Segura, advierte que el encauzamiento del río a finales de los 90 para evitar riadas ofrece una sensación de «falsa seguridad»;reconoce la doble «polaridad» Torrevieja-Orihuela; la relevancia de Almoradí como centro; y el eje industrial y logístico al oeste de la comarca entre Orihuela y San Isidro, en el entorno de la N-340 y la autopista del Mediterráneo, y en paralelo al AVE.

Inteligencia territorial

Otro aspecto «de los más críticos» en el que se centra el estudio preliminar es la «bipolaridad» entre Orihuela y Torrevieja como ciudades de mayor tamaño y ámbitos de influencia. Se considera a ambas ciudades como «las auténticas capitales de la comarca» y que juegan un papel «trascendental en el futuro de este territorio». Futuro, subraya el borrador elaborado por la Generalitat, «que puede ser brillante si se llevan a cabo estrategias de cooperación y colaboración entre ambas» y de «rivalidad local mal entendida». Y destacan los flujos de movilidad entre ambas ciudades que son los más importantes de la comarca, en especial en la CV-95 y entre Orihuela Costa y Torrevieja. Desde la introducción al PAT ya se pide que se contemple este instrumento de ordenación «no como una amenaza a la autonomía municipal, sino como una oportunidad de desarrollo sostenible conjunto». Para los expertos en planeamiento en pleno siglo XXI la competencia «desaforada entre municipios» deja de tener sentido, y es mucho «más sensato aplicar la inteligencia territorial a la gobernanza del territorio».

Lo redactores consideran el futuro PAT como una «gran oportunidad» para la Vega. Señalan que se va a desarrollar sobre una comarca con una «fuerte personalidad histórica y cultural», en un territorio que ha sido «la tradicional frontera sur del Reino de Valencia». El Bajo Segura, mantienen, ha desarrollado un «fuerte sentido de identidad y pertenencia» aunque presenta problemas de vertebración y falta de visión comarcal por «el excesivo individualismo y localismo de sus agentes sociales y económicos».

Tras este primer avance redacción definitiva del PAT debe adjudicarse ahora a una empresa especializada.