Decenas de conductores se saltan la prohibición y aparcan en un canal con riesgo de hundirse en La Mata

Aparcar en la turística pedanía torrevejense de La Mata se convierte cada verano en casi una misión imposible. Los conductores, tras dar vueltas y vueltas, acaban aparcando «donde pueden», muchos en arcenes, carriles y hasta en pasos de peatones. También lo hacen en otra zona mucho más peligrosa, sobre el canal cubierto que conecta el mar con la laguna salada. Hasta ocho señales y un llamativo cebreado amarillo donde se indica claramente «zona de exclusión» indican a los conductores que ahí no tienen que aparcar. Y no es para menos. Hay un serio riesgo de hundimiento.

Verano tras verano los incívicos conductores que allí aparcan obvian y hacen caso omiso a la prohibición de estacionar sus vehículos, que sí pueden dejar en los laterales, donde encontrar un hueco en pleno mes de agosto es muy complicado. Muchos de los propietarios de los coches aparcados son turistas residenciales que dejan allí el vehículo durante días, incluso semanas, hasta que vuelven a sus lugares de origen.

Hasta hace dos años, los puestos del mercadillo se instalaban en esa zona todos los miércoles, pero el Ayuntamiento ordenó su traslado precisamente por ese riesgo de hundimiento de la estructura que cubre el canal. Por ello resulta chocante que ahora se utilice como aparcamiento sin que apenas imponga multas la Policía Local. El edil de Seguridad Ciudadana, Federico Alarcón, insta a los vecinos y turistas a que respeten las señales de prohibición y justifica en la falta de agentes que tiene Torrevieja y su desbordamiento en pleno periodo estival las escasas visitas que hacen a la zona para controlar el cumplimiento de la prohibición de estacionar. «Hay prioridades y los policías son los que son y muchas veces no hay patrullas para acudir allí si están en otros servicios». El Consistorio planteó la instalación de bolardos flexibles pero no están contemplados los necesarios en esa zona en el contrato en marcha que tiene el Ayuntamiento para adquirir estos elementos. «Iremos con la grúa retirando vehículos y cuando se haga un par de días la gente cesará de aparcar», ve como solución el concejal. De hecho, hay una zona que sí respetan los conductores, en la que aún permanece una pegatina de un vehículo retirado.

El canal está cubierto, pero desde el punto de vista estructural, además de ser dominio público marítimo terrestre y según los informes de la administración central, no está preparado para soportar el peso de vehículos y personas. Algo que advirtió Patrimonio del Estado, a través de la Dirección Provincial de Costas, en reiteradas ocasiones desde 2003, sin recibir respuesta municipal. No fue hasta el pasado mandato cuando se instalaron las señales de prohibido aparcar, con nulo éxito.

El traslado del mercado fue posterior, y todo tras recibir el Consistorio un ultimátum de Costas amenazando a la administración local con una sanción muy grave si mantenía los puestos y el aparcamiento. Según el organismo estatal, existe un peligro evidente para las personas por el posible hundimiento de la estructura. La resolución de Costas fue acompañada de un informe anexo del Seprona. La arquitecta municipal ratificó la situación de peligro si se mantenía abierto el paso a vehículos en la zona central del canal, en la urbanización Puerto Romano.