Un paso más para que el campo de concentración de Albatera se convierta en centro de interpretación. Los últimos hallazgos, como los de los cimientos de uno de los barracones, de 60 metros de longitud por 7 de ancho, permitirán la reconstrucción de este espacio. "Se ve perfectamente la estructura", afirma el historiador y arqueólogo Felipe Mejías, que además encontró en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca los planos y algunas fotos de cuando estaba en funcionamiento como campo de trabajo republicano, antes de que el régimen franquista lo usara entre abril y noviembre de 1939 para encerrar en condiciones infrahumanas a miles de prisioneros republicanos, entre otros los que no pudieron subir al Stanbrook, el último barco del exilio que partió desde el puerto de Alicante al finalizar la guerra civil.
La consellera de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, Rosa Pérez Garijo, ha se ha reunido con Manuel Gil, alcalde de San Isidro -municipio donde está situado el recinto tras su segregación de Albatera en 1993-, para iniciar el proceso que permita la adquisición de los terrenos para convertirlo en un centro de interpretación de la memoria.
Pérez Garijo ha indicado que "la intención de la Generalitat es adquirir la parcela" para crear un espacio que "sirva para la reflexión y para no olvidar uno de los episodios más tristes y lamentables de nuestro pasado reciente". El proyecto contará con una dotación de 100.000 euros, tras convertirse en una de las propuestas ganadoras de los primeros presupuestos participativos de la Generalitat para 2022.
En este sentido, ha recordado que "todo lo que hallemos en el campo debe servir para ampliar el conocimiento de esta página de nuestra historia y ayudar a que la ciudadanía descubra la importancia histórica, patrimonial y memorialista de este espacio".
Hallazgos sobre el terreno
El equipo de seis arqueólogos que trabaja en el terreno de Albatera, además de localizar la estructura y cimentación de un barracón, ha encontrado latas de sardinas, botes de lentejas, platos, restos de vidrio, objetos de los presos, desperdicios y una fosa séptica.
También se ha descubierto munición que empleaba el ejército franquista, mucha de ella percutida, lo que implica que se dispararon fusiles dentro del campo y, por tanto, se realizaban fusilamientos.
El grupo de trabajo, que ha realizado dos campañas en una superficie que abarca 14 hectáreas (una el año pasado y otra entre agosto y octubre), ha empleado una máquina para sondear el terreno con el fin de encontrar la fosa común, trabajos que continuarán en la campaña de 2022 con una dotación presupuestaria de 11.200 euros. "Todo apunta a que estamos cerca", manifiesta Mejías.
La Conselleria de Calidad Democrática ha destinado este año un total de 25.600 euros, tanto para su puesta en valor como lugar de la memoria como para la búsqueda de fosas.
