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Invasión de cañas en el cauce del río pese al riesgo de una DANA

Vecinos y municipios de la Vega Baja reclaman a la CHS actuaciones urgentes como la limpieza del Segura desde Orihuela a Guardamar - El organismo de cuenca aseguró el jueves que comenzaría esta semana a desbrozar desde la desembocadura aguas arriba, sin que aún haya empezado en ese punto

El cauce del río completamente lleno de cañas a su paso por la pedanía oriolana de Molíns, una de las más afectadas en la DANA de 2019 TONY SEVILLA

El cauce del río Segura está lleno de cañas y cañizo desde su entrada en el municipio de Orihuela hasta su desembocadura en Guardamar, mientras crece la preocupación ante las previsiones nada halagüeñas por las altas temperaturas que se están alcanzando -también en el mar- y la posible concurrencia de masas de aire frío en altura con temperaturas mucho más cálidas en superficie en la recta final de este verano y en otoño.

El episodio de lluvias torrenciales que provocó la DANA en 2019 se quedó grabado a fuego en la comarca. La pedanía oriolana de Molíns fue una de las zonas más afectadas del municipio al quedar inundada por completo durante seis días. El entonces alcalde pedáneo, Reyes Esquiva, recuerda que el Reguerón se desbordó y se rompió el enlace con el río, por la cantidad de agua procedente de la rambla de Tabala. Su encauzamiento en los términos municipales de Beniel (Murcia) y Orihuela y la construcción de una presa lleva pendiente desde hace 30 años.

Es ahora cuando la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) ha sacado a licitación la redacción de este proyecto para laminar la violenta avenida que generan tres ramblas que convergen en la margen derecha del río: la rambla de Cristo (un único cauce), la rambla Salada (que junto a otros cauces forma el saladar de Tabala) y la rambla de los Romos (la que aporta un mayor caudal), que tienen un especial impacto en la Vega Baja en episodios de gota fría. "Tras décadas de estudios, es de una lentitud supina", lamenta Esquiva, que añade que "las circunstancias exigen celeridad", porque "la capacidad actual de evacuación es muy limitada".

En este sentido, el exalcalde pedáneo explica que la capacidad teórica es de 400 metros cúbicos por segundo; sin embargo, "la realidad es que es de 250 en el centro de Orihuela, mientras que en el casco de Murcia es de 600", por lo que subraya que "esto es un cuello de botella que conforme baja el río hay menos capacidad de evacuación".

Además, lamenta "la pasividad e impotencia" por "una falta de atención de todas las administraciones -Valencia está lejos- en actuaciones que mitiguen los riesgos y consecuencias". También hace hincapié en que tras la DANA Orihuela gastó 30 millones de euros en actuaciones y la comarca desembolsó 1.500.

En septiembre de 2019, "pasamos unos días horribles con el agua por todos lados en los que tuvimos que aprender a salto de mata en cuanto a evacuaciones y atención a los afectados". Después, tocó "achicar agua de los bajos y quitar el barro", agrega. "No se nos olvida, sobre todo en estas fechas", recalca.

Una vecina, que vive en la mota del río a su paso por Molíns, insiste en que hace tres años el río estaba limpio, y "salí con el agua al pecho".

Por su parte, fuentes del Ayuntamiento de Almoradí señala que los equipos municipales han comenzado este mismo jueves a limpiar los llamados puntos críticos (10 más cuatro de vigilancia) que marca el plan de acción municipal ante el riesgo de inundaciones, el primero que se aprobó en la comarca en marzo de 2021. Temiendo "posibles problemas", las labores se prolongarán durante la próxima semana.

Las mismas fuentes exigen a la CHS, "una vez más, la limpieza del cauce a su paso por el municipio", una localidad, recuerdan, en la que se produjo la mayor rotura del cauce en 2019. "Almoradí fue el municipio que más peleó.

Fuentes de la CHS manifestaron a este periódico el jueves pasado que esta semana se comenzaría a desbrozar desde Guardamar hacia aguas arriba, sin que estas actuaciones hayan empezado por el momento, al menos, en ese punto. Asimismo, incidieron en actuar en la desembocadura y en el dragado de sedimentos para recuperar su capacidad de desagüe, aunque la competente en este caso es Costas, así como evaluar posibles intervenciones en los espigones, según lo que determine el estudio sobre la seguridad del encauzamiento, también licitado recientemente, y con un plazo de ejecución de 24 meses.

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