El interés por el extraordinario paisaje de la laguna rosa de Torrevieja está desbordando este espacio único. Impulsado por las redes sociales, en especial Instagram, todos los usos que aparecen en las miles de publicaciones que se ubican en sus orillas están prohibidos por las normas del Parque Natural y de su secular actividad industrial. Y quienes llegan para la foto se encuentran a veces con una realidad decepcionante. Instagram muestra más de mil quinientas publicaciones bajo las etiquetas #lagunarosaTorrevieja o #pinklakeTorrevieja.
Hay de todo. Bodas, modelos, postureo, campañas de ropa de marca, escenarios improbables captados con vuelos de drone -la mayoría de ellos sin autorización-, y por supuesto, mucha curiosidad por un paisaje de lo más singular y que merece la pena conocer en una ciudad donde es difícil una experiencia turística gratuita reseñable más allá de la playa y el sol. Incluso algunas empresas turísticas ofrecen una fugaz visita en autobús a las playas de sal que se forman cuando en el «charco» comienza a cuajar la cosecha.
Una difusión del paisaje fomentado por el sector inmobiliario y el propio Ayuntamiento de Torrevieja, que hace un par de años, como principal reclamo de una de su campaña turística, escogió la imagen cenital de una modelo tomando el sol junto a la orilla de la laguna. Una escena imposible de vivir en la realidad porque ella es la que manda y, sobre el terreno, es muy distinta.
Las escasas zonas de acceso a la orilla se han masificado, en especial la situada en torno a la calle Sol, en Las Torretas. Aunque el rosa intenso de la laguna destaca desde varios kilómetros en esta época del año, lo cierto es que a pie de laguna solo en determinados momentos del día es tan espectacular como aparece en las fotos. Hay que atravesar caminos de vegetación protegida de saladar, nubes de mosquitos y soportar unas temperaturas tórridas. La laguna es un escenario salino inhóspito.
El baño está terminantemente prohibido, pero quien se salta la normativa sin salir trasquilado ha de llevar protecciones y un buen avituallamiento posterior de agua dulce. El Parque Natural de las Lagunas de Torrevieja y La Mata cuenta con senderos señalizados y un centro de interpretación en La Mata. Nada de eso está habilitado en la laguna de Torrevieja, conocida ahora como laguna rosa.
El uso que hacen a diario cientos de visitantes está prohibido por las normas del parque, aunque ni la administración autonómica ni, por descontado, la local cuentan con medios para controlarlo. Agentes ambientales y Guardia Civil sí realizaron alguna campaña de concienciación en 2018 para evitar la entrada de bañistas a la laguna, porque además ya se había producido alguna situación de peligro con algún turista que se había acercado flotando hasta la "volvedora", la plataforma móvil cosechadora de sal.
Coordinación entre administraciones
La vicealcaldesa y concejal de Turismo, Rosario Martínez Chazarra, es consciente del problema que suponen estas prácticas. «Que es un éxito la imagen de la laguna rosa, es algo sabido. Las principales marcas de ropa y accesorios están haciendo sus catálogos con ellas de fondo. Todo ello negociado con la empresa concesionaria». Normalmente dentro del ámbito del complejo industrial salinero y con unas tarifas pactadas previamente.
«Creo que es el momento que las tres administraciones que compartimos el privilegio de poder disfrutar las bondades que este parque natural nos ofrece, busquemos una solución a este asunto»
«La visita turística -la que realiza el tren turístico al interior de las instalaciones salineras- es la autorizada. En el resto de zonas del perímetro de la laguna está prohibido el acceso y el baño por la Conselleria de Transición Ecológica y por la empresa concesionaria de las salinas», recuerda la edil. «Creo que es el momento que las tres administraciones que compartimos el privilegio de poder disfrutar las bondades que este parque natural nos ofrece, busquemos una solución a este asunto», admite Martínez Chazarra. «De una manera consensuada, respetando siempre los valores ambientales del entorno y las garantías de seguridad del uso industrial».
El Ayuntamiento, añade la concejal «está a disposición de las administraciones competentes en el parque -Generalitat y Patrimonio del Estado del Ministerio de Hacienda-, para llegar a este objetivo que, además, aclara, ha de contar con Salins, la empresa salinera. Además está la dirección general de Costas, con poder de decisión relevante porque la laguna es dominio público marítimo terrestre.
