A seis meses de las próximas elecciones municipales del 28 de mayo, las campañas para captar el voto se intensifican en Orihuela, sobre todo en la Costa, con especial interés entre los residentes internacionales. En el municipio hay censadas 70.379 personas mayores de edad de 116 nacionalidades además de la española (43.959), seguida por Reino Unido (9.936), Marruecos (1.914), Rusia (1.358), Bélgica (1.258) y Ucrania (1.062).

El Ayuntamiento y la Diputación han organizado este jueves una jornada informativa en la sede consistorial del litoral para resolver dudas sobre los requisitos que deben cumplir para poder ejercer su derecho a voto. No en vano, Orihuela Costa representa un tercio de la población del término municipal. Sin embargo, en las pasadas elecciones municipales y al Parlamento Europeo de 2019 de los casi 8.000 inscritos en el censo electoral solo votaron 2.528 personas.

La baja participación, que se repite en cada proceso electoral, contrasta con un movimiento vecinal, organizado en diferentes asociaciones, que no es común en otras zonas de la Vega Baja, fruto de un malestar y una indignación crecientes por una deficiente atención de la administración oriolana con uno de sus principales territorios. Una sensación de abandono histórico que se refleja en la vida diaria y se traduce en una continua reivindicación de la mejora servicios públicos básicos, y una distancia que va más allá de los 34 kilómetros de distancia con el casco urbano.

Esta desafección es aún más acuciante entre los residentes extranjeros. Una encuesta que ha realizado la Asociación de Vecinos Cabo Roig y Lomas revela que un 84% sabe que puede votar. Su portavoz, Tomás Moreno, explica que "no es un problema de desconocimiento, ya que sabiendo que pueden no quieren".

Un 58% ignora cómo hacerlo y un 4% afirma que el registro en el padrón es complicado. Un trámite "farragoso, difícil, laborioso y complejo" es lo que se repite -sin excepción- en cada respuesta de los participantes -un 79% británicos, un 18% de la Unión Europea y un 3% de otros lugares-. "En este punto está fallando la administración, que debe facilitar el proceso, mejorar los cauces de comunicación e incentivar el voto para vencer la abstención", prosigue Moreno.

Otro motivo de esa resistencia al voto es que el 38% refleja una falta de implicación con la política municipal. El caldo de cultivo, describe Moreno, es que "los ciudadanos somos víctimas de la incapacidad de los políticos para gestionar servicios tan elementales como el de la recogida de basuras".

Precisamente, el descontento es generalizado por un gran crecimiento urbanístico sin planificación que ha dado como resultado deficiencias en el mantenimiento de la vía pública, falta de comunicación entre urbanizaciones, abandono de las zonas verdes -o pendientes de ejecución-, ausencia de biblioteca, instalaciones deportivas y centros sociales, problemas en la red de aguas residuales y un largo etcétera.

Para lograr esas infraestructuras, incrementar el número de votantes es clave porque de esa forma se lograría una representación significativa de concejales en el Ayuntamiento. El partido Claro, desde su creación hace 16 años, ha abanderado esa lucha, concurriendo a cuatro elecciones municipales sucesivas -dos veces en solitario y otras dos en coalición con otro partido-. En cada ocasión ha conseguido la mayoría de los votos en la costa -por ejemplo, en 2019 lograron más que PP y Ciudadanos-, pero nunca ha podido alcanzar el 5% del total de los votos emitidos en el municipio -ciudad y pedanías incluidas- que exige la ley para elegir al primer concejal.

Entretanto, ha surgido el Partido para la Independencia de Orihuela Costa (Pioc), con la segregación de Orihuela como principal objetivo, que está formado en su mayoría por británicos -una comunidad con casi 10.000 empadronados en el municipio-. Usa el lema "juntos somos fuertes" -en castellano e inglés-, pero las negociaciones para que ambos partidos concurran juntos a las municipales están en punto muerto.

Claro considera poco realista el mensaje del Pioc: "Está hilando un cuento de hadas", afirma Antonio Cerdán, de Claro, que advierte de que "mientras sigan manipulando con la independencia, no contarán con nosotros; todos la queremos, pero es inviable por razones políticas, jurídicas y económicas". Sí aboga, en cambio, por "una descentralización económica y administrativa, con un presupuesto justo en base a lo que aporta el litoral".

La segregación de Pilar de la Horadada

La segregación es un asunto tabú para la política local oriolana. Orihuela, capital histórica del Bajo Segura, tardó casi dos décadas en recuperarse demográfica y políticamente de la que se produjo en 1986 con la separación, tras una movilización sin precedentes durante años, que incluyó cortes diarios de la N-332, de Pilar de la Horadada, ahora el tercer municipio por población de la comarca y el más cercano a Orihuela Costa. 

Por su parte, Román Jiménez, presidente del Pioc, manifiesta que le han dado "un ultimátum para unirse en una candidatura única". Sin respuesta, han optado por dirigirse a partir de esta semana a los votantes de Claro para transmitirles que "es un partido muerto que no tiene una idea clara de su futuro y que el único partido que representa a la Costa es Pioc". Así, insiste en que es "una pena que no quieran hacer una candidatura común con una formación desde la Costa y para la Costa y, sin embargo, hayan querido unirse a un partido que no pisa el litoral, como es Podemos, y a otro que les abandonó, como era CLR".

Para Claro, "otra utopía de Pioc" es unirse en una lista conjunta de candidatos, que podría conseguir entre tres y cuatro concejales que ejerzan de bisagra en el gobierno municipal. "Este cálculo es completamente irreal; otro engaño", agrega Cerdán. Por eso, Claro se decanta por "encontrar potenciales aliados políticos en Orihuela que puedan ayudar a conseguir nuestros objetivos, una Orihuela Costa con servicios básicos e infraestructuras decentes".

De momento, el voto está dividido en un contexto en el que el número de residentes con derecho a acudir a las urnas es limitado, a lo que se suman las dificultades para movilizar.

Plazos para inscribirse en el censo electoral

Los residentes extranjeros han de estar empadronados -los últimos tres años- y haber manifestado su voluntad de votar en las elecciones municipales antes del plazo establecido. Para los ciudadanos europeos finaliza el 30 de enero. Las solicitudes de inscripción en el censo electoral para los nacionales de países con los que haya acuerdos se podrán realizar desde el 1 de diciembre hasta el 15 de enero.