TORREVIEJA
Ferris, palmeras, mar y...viñas
Desde hace un año crecen 25.000 cepas con variedades autóctonas en el único rincón sin urbanizar del sur de Torrevieja
El proyecto Universo Ferris impulsa la creación de una bodega ubicada en la propia parcela para la elaboración del vino
Es la postal idílica de la costa de Torrevieja: una pequeña cala rodeada de dunas, aguas alfombradas de posidonia y un palmeral centenario a orillas del mar. Milagrosamente, un rincón libre de hormigón. Y lo seguirá siendo porque en este paisaje extraordinario crecen ahora 25.000 cepas de vid que, con algo de suerte y el buen hacer de Rafael Bernabé Navarro, producirán uno de los vinos más singulares de Alicante.
La ilusión que refleja su cara es la mejor carta de presentación de Rafael Bernabé Navarro, un joven ingeniero agrónomo de la Vega Baja que ha puesto en marcha un proyecto inédito en la capital del turismo residencial de la Costa Blanca. A principios de 2022 plantó 25.000 cepas de viña sobre once hectáreas de la finca Lo Ferris, en Torrevieja. Está situada al borde del mar, junto al icónico palmeral centenario que ha resistido los últimos cuarenta años de vorágine de hormigón en el litoral. Un espacio único protegido desde 2018. Y la idea de Rafael va más allá de elaborar vinos con las variedades mediterráneas que ha escogido cuidadosamente.
Arena y dátiles
El suelo que ha arrendado a los propietarios históricos de la parcela -la familia Murcia-, permite abrir una bodega integrada en el paisaje donde se elaboren los vinos. Bodega que todo el que esté interesado pueda visitar para conocer tanto la finca como el proceso de producción artesano con la posibilidad de implicarse en la vendimia o en el trabajo de pisar la uva para hacer pie de cuba. Y por supuesto catar los vinos.
Una oferta inédita
Bernabé ha bautizado el proyecto como Universo Ferris, porque este espacio es en sí todo un universo, un lugar único entre Torrevieja y Orihuela Costa. La idea se proyecta a medio plazo, también desde el punto de vista turístico, aunque la lentitud burocrática que frena la construcción de la bodega esperan que se agilice con algo más de implicación municipal para una iniciativa atractiva y exclusiva en Torrevieja.
«En realidad es un mundo aparte. Quiero embotellar lo que se ve y se siente aquí. El mar, la hierba, la sal, la lavanda o el dátil cuando está maduro». De momento hay plantadas ocho hectáreas de variedades blancas: meseguera, moscatel, esclafacherre, y también habrá monastrell y garnacha blanca. «Tendremos el abanico entero». Todas en pie franco, y sobre un suelo con un importante componente de arena del reducto del sistema dunar que forma la cala de Lo Ferris. En los suelos más cercanos al palmeral también asoma por los caminos la salicornia propia de terrenos más salinos. La actuación no ha modificado el terreno que se aterraza desde su límite con la carretera Nacional- 332 hasta el mar.
Sin cambiar
«No hemos tocado ni una curva de nivel, ni un bancal. Cada espacio de la finca tiene que tener su alma y su luz. Esa es la filosofía. Partiendo de ahí no podemos intervenir en ningún proceso y cada detalle lo tenemos que potenciar». El entorno natural se cuida al detalle. Frente a los fuertes levantes, ponientes y lebeches los bancales con hileras de casuarinas y acebuche actúan como cortavientos, mientras que los rosales ejercen de puntuales centinelas frente a las plagas.
Rafael quiere que la primera cosecha esté lista en un par de años. «La vid no tiene tiempo y el vino tampoco. No se le puede apretar. Hay que tener paciencia», explica con la claridad de quien viene de familia de agricultores del Campo de Salinas y Bigastro. Su padre Rafael Bernabé logró ubicar los vinos de La Mata, también con una impronta salina sobre suelo arenoso, entre las mejores referencias.
Humedad y sal
En un clima semiárido como el de Torrevieja a las viñas las riega la gran humedad y el rocío de una zona pegada al mar. Pero lo mismo que le da su singularidad es lo que puede «quemarla». «Hay tanta humedad que las empapa». Eso sí, han necesitado un mínimo aporte viña a viña para que salgan adelante ahora.
«Si la riegas saldrá adelante pronto, pero no es la idea. No quiero una gran producción. Hay que guardar un equilibrio». Y está claro que el objetivo está centrado en la calidad y no en la cantidad. No más de 50.000 botellas si llegan a plantarse todos los suelos disponibles.
El proyecto ya ha generado una enorme expectación. Las peticiones para realizar visitas y comenzar a disfrutar de este paisaje se acumulan en el sitio web de Universo Ferris.
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