Orihuela rescata los orígenes de los Murales de San Isidro en mayo de 1976

Una exposición con más de 30 paneles informativos recoge fotos y textos que describen el primer homenaje a Miguel Hernández en su pueblo tras la muerte de Franco, una iniciativa que de 2012 hasta hoy se ha convertido en una fiesta popular

Mural realizado en 2012, cuando se recuperó la iniciativa

Mural realizado en 2012, cuando se recuperó la iniciativa / TONY SEVILLA

Loreto Mármol

Loreto Mármol

En el mes en el que se conmemora el aniversario de la muerte de Miguel Hernández en el Reformatorio de Adultos de Alicante el 28 de marzo de 1942, la biblioteca municipal María Moliner de Orihuela ha inaugurado la exposición "Murales de San Isidro, 15-16 de mayo de 1976", que se podrá visitar hasta el 1 de abril.

Con la colaboración de la Conselleria y diferentes colectivos, el Ateneo Sociocultural Viento del Pueblo, que desde 2003 reivindica una memoria histórica que recupere la dignidad, pisoteada por el franquismo, de personas tan conocidas como Miguel Hernández y de tantas personas olvidadas en las cunetas de la historia, y la Fundación Miguel Hernández, que desde 1994 manifiesta la participación de todo un pueblo y su comarca en desentrañar esa corriente popular íntima y profunda del mensaje literario pero también ciudadano y comprometido del poeta universal, han organizado esta muestra que recoge más de 30 paneles informativos con textos y fotografías que reflejan el ambiente de aquella época de transición, cuatro meses después de la muerte de Franco, cuando se realizó el homenaje de los pueblos de España al poeta del pueblo.

Para la ocasión se ha editado además un catálogo que tiene un tono didáctico y reivindicativo para rememorar las pintadas en las fachadas y muros de las casas del humilde barrio oriolano de San Isidro, "un acto importante dentro de los más de doscientos previstos en la provincia en ese esperanzador mes de mayo", describe Aitor Larrabide, director de la Fundación Miguel Hernández. Así, "pintores profesionales y aficionados se unieron para sacar a la calle el arte y la poesía, con un evidente tono reivindicativo, con el propósito de conseguir una verdadera cultura de base popular", prosigue.

El homenaje, en suma, pretendía rescatar del olvido a Miguel Hernández, dando a conocer su dimensión poética y humana lejos de la manipulación de la cultura oficial, sin olvidar que fue un poeta republicano odiado y condenado por la dictadura a morir en la cárcel.

En palabras de José Rayos, comisario de la exposición junto con Ángel Barceló, "fue un homenaje popular, cultural y también político de gran valor democrático". Y no fue nada fácil a cuatro meses de la muerte de Franco. "Luchábamos contra la dictadura, y pretendíamos revivir y renacer a Miguel Hernández, que estaba en la clandestinidad", recuerda Rayos.

Represión

Las autoridades políticas trataron de evitar que se celebrara el homenaje. La mayoría de los actos programados en Alicante, Elche y Orihuela fueron suspendidos o prohibidos. Se reprimieron protestas y manifestaciones. Orihuela estuvo prácticamente aislada los días del homenaje. La Guardia Civil, la Policía Armada y la Policía Local controlaban los accesos a la ciudad.

"Cada vez que hacíamos un acto nos encontrábamos con presencia policial. Los permisos se pedían pero nunca llegaban. Cuando estábamos pintando las casas nos pedían los DNI. No había una represión descarada, pero sí una vigilancia. Hubo algunas detenciones", rememora Rayos.

Tal y como dejó escrito Enrique Cerdán Tato, el homenaje de los pueblos de España a Miguel Hernández "ha sido el conjunto de actos culturales más abiertamente reprimido por el postfranquismo".

Rayos mide su importancia hasta el punto de que "nada más y nada menos que el museo Reina Sofía de Madrid estuvo proyectando cinco minutos de imágenes de aquellos días en Orihuela, dentro de una muestra sobre la transición y los movimientos culturales que estuvo expuesta de 2018 a 2020".

En esta insólita iniciativa también participaron profesores, estudiantes, asociaciones culturales y colectivos ciudadanos, además del público asistente. La pintada de murales fue todo un acontecimiento, un gesto artístico y poético subversivo que tuvo una gran significación cultural y política. Una experiencia que relacionó el arte y la poesía con la vida, de la misma manera que lo hizo Miguel Hernández en el tiempo y circunstancia que le tocó vivir, "en medio de las batallas".

En 2012, el Ayuntamiento restauró algunos de los murales de 1976 y promovió la realización de otros con la colaboración de artistas locales y de aquellos que participaron en aquel año. Junto con el aporte ciudadano se pintó el actual Guernica.

Mural del Guernica

Mural del Guernica, en 2012 / Información

"Decidimos recuperar aquella iniciativa extraordinaria, porque en aquel momento histórico consiguieron traer a Orihuela a artistas e intelectuales de gran calado", explica Ana Mas, concejala de Cultura en ese momento, que añade que "fue una manifestación cultural increíble, al mismo tiempo que conseguimos que la cultura fuera un elemento para dinamizar un barrio que se había convertido en marginal".

Entonces y ahora fue una fiesta de la creación colectiva de la cultura, que requiere de un gran esfuerzo de mantenimiento. En cuanto a la edición de este año, que no se recoge en la programación de la Primavera Hernandiana, Mar Ezcurra, edil de Cultura, manifiesta que se está "buscando una fecha adecuada", ya que este año están encontrando dificultades por las fechas de Semana Santa, las elecciones municipales y los trámites administrativos.

Esfuerzos necesarios para rememorar, una vez más, la reivindicación de Miguel Hernández en su pueblo. "Recuérdalo tú y recuérdalo a otros", escribió Luis Cernuda en su poema "1936".