Los comerciantes del Mercado de Abastos de Torrevieja han acogido entre la incertidumbre y la esperanza el anuncio del Ayuntamiento de Torrevieja de la remodelación integral del edificio que acoge La Plasa.
El municipio va a invertir hasta 4,2 millones en la adquisición del derecho de superficie de las tres plantas superiores, ahora vacías, y necesita al menos otros seis para llevar a cabo la rehabilitación que ha anunciado también entre los vecinos del centro de Torrevieja y el tejido asociativo.
Proximidad y calidad
En el mercado municipal solo quedan en activo seis negocios en el interior y cuatro en las fachadas exteriores. Una carnicería, una pescadería, un local de congelados, otro de salazones y encurtidos, un local de bolsos y una frutería.
En el exterior una peluquería, una cafetería, una panadería y una tienda gourmet. Aguantan el tirón con productos de calidad y proximidad, una clientela fiel de toda la vida de Torrevieja y el empujón de los visitantes en temporada alta.
Licitaciones
El penúltimo intento de reflotar la actividad del Mercado de Abastos se produjo en 2014 cuando el Ayuntamiento logró demanda y un buen número de comerciantes se reubicaron en el recinto. Hasta 33 negocios distintos confluyeron sobre todo por el atractivo del pago de un canon mensual muy ventajoso para un local en el centro de Torrevieja. Se acondicionaron los puestos con una inversión importante, pero el lastre de las condiciones del edificio -al que se le intentó dar otra imagen- y la escasa circulación de clientela hizo que poco a poco fueran echando la persiana uno tras otro.
El Ayuntamiento ubicó dependencias municipales para garantizar mayor afluencia con la oficina de tramitación del bus urbano y la de ocupación de vía pública. Pero tampoco funcionó. Ahora la bienvenida a cualquier cliente desde la calle Azorín son dos pasillos con negocios cerrados. En los últimos meses han echado el toldo dos de sus comercios más emblemáticos: pescados Rosario (Filaís) y Frutos Secos Fuensanta.
Plazos y resultados
La incertidumbre pasa por la indefinición del ambicioso proyecto que quiere abordar el Ayuntamiento. Sobre todo dónde irán mientras se desarrollan las obras, que se iniciarían -en un plazo optimista- en enero de 2024, y cómo quedarían sus actuales locales en la nueva distribución.
También por el hecho de que una parte de los placeros actuales están en la recta final de su vida laboral. La idea municipal, además de cambiar por completo el concepto de caja cerrada del edificio, es que necesariamente el público usuario de las plantas superiores, donde irán servicios municipales, tenga que pasar por la planta baja del Mercado de Abastos para intentar incentivar las compras.
Comercio
La concejala de Comercio, Rosario Martínez Chazarra explica que el gobierno local decidió durante este mandato no impulsar la licitación de los locales que están vacíos.

«Hay demanda y un listado de interesados. Pero no podemos adjudicar los puestos cuando conocemos que se va a abordar una rehabilitación integral y tendrían que cerrar durante las obras para emplazarlos de forma provisional en otro sitio después de hacer su inversión en instalarse», señala la teniente alcalde.