ALMORADÍ

Donde el Segura parece un río en la Vega Baja...

El "gallardo" pocos metros aguas abajo del Azud de Alfeitamí en Almoradí permite impulsar las aguas de riego de la huerta tradicional hasta Fomentera, Rojales y la desembocadura de Guardamar

Donde el Segura parece un río en la Vega Baja...

D. Pamies

D. Pamies

D. Pamies

Hiperregulado desde hace siglos, domado su enorme cauce sin meandros para prevenir las avenidas, manso para recoger sus aguas en la huerta tradicional y, a simple vista, sin un gran caudal, discurre el río Segura por la Vega Baja.

Distanciado el río de su propia ribera y los municipios que atraviesa por las dos grandes motas que desde los años 90 intentan proteger la huerta y sus municipios cuando el agua se sale de madre, una tupida maraña de cañas invasoras y envases de plástico apenas dejan entrever el discurrir el agua del Segura. Tampoco en sus tramos urbanos, mucho más despejados en Orihuela, Formentera del Segura y Rojales, el río ofrece un aspecto especialmente vital. Más bien lo contrario.

Pero hay un punto de su recorrido de 39 kilómetros por las tierras del Bajo Segura donde es distinto y el Segura se recobra con energía. Es el azud de Alfeitamí de Almoradí. Una de las ocho presas de derivación de "aguas vivas", recogidas directamente del río, destinadas al riego de las -todavía- más de 20.000 hectáreas con las que cuenta la huerta tradicional en la Vega Baja.

El Segura en el Azud de Alfeitamí de Almoradí

El Segura en el Azud de Alfeitamí de Almoradí / D. Pamies

Topónimo

La primera referencia histórica del topónimo Alfeitamí se recogía en el Llibre dels Repartiments de les terres entre vehins de la molt Noble y Leal e Insigne Ciudat de Oriola, que abarca cronológicamente desde el año de 1265 hasta el de 1314. Pero esta singular construcción en sillería, como el resto de la ingeniería hidráulica de la zona, es heredera directa de la tradición de aprovechamiento andalusí del caudal del Segura. Desde hace más de cinco siglos permite retener las aguas vivas del río para conducirlas por las acequias madre "Nueva de Almoradí" y "del Río", y por acequias menores, brazales, arrobas e hijuelas hasta los bancales que se cultivan casi como antaño en la huerta tradicional de Almoradí y Daya Nueva.

Es un punto donde además acaba de recibir los aportes de los avenamientos de la Vega Media del Segura por el azarbe de Hurchillo-Reguerón por lo que el empuje del agua es algo mayor. Y se nota. Si a lo largo de su recorrido por la Vega Baja el río apenas cuenta con un caudal medio de un metro cúbico por segundo en este punto suele triplicarse, al recoger esas aguas de drenaje.

Presa

El azud -"presa" en árabe"- corre parejo al mismo origen del municipio de Almoradí. Cuando los regantes decidieron en 1571 extender la huerta más allá de los márgenes del río, a partir de un antiguo molino harinero junto al cauce, la alquería se hizo grande y rica en agua y huerta, y pronto pudo reclamar -y pagar- su segregación de Orihuela. De manera que el 5 de octubre de 1583 el rey Felipe II firmó en el El Escorial el título de Universidad para la población, que dejaba de depender de la muy noble y leal Orihuela.

Azud de Alfeitamí de Almoradí

Azud de Alfeitamí de Almoradí / D. Pamies

A pocos metros aguas abajo del azud existe lo que los agricultores llaman el "gallardo" del río. Buen nombre para una fábrica que permite que las aguas tomen vigor y por gravedad alcancen un nuevo impulso hasta los azarbes de Formentera del Segura, el del puente de Carlos III de Rojales y el de la presa de San Antonio de Guardamar del Segura. De mantener el gallardo se ocupan los juzgados de Aguas de Rojales y Guardamar y la Comunidad de Regantes de la Margen Derecha del Segura pese a que las tierras que riega el río estén varios kilómetros más abajo de ese punto del cauce. Desde el azud de Rojales parte la acequia Comuna a los bancales de la huerta tradicional de Rojales y Guardamar y desde el azud de San Antonio se elevan las aguas a Los Montesinos, Benijófar, Rojales e incluso a Torrevieja, por la margen derecha del Segura.  

Envases y abandono

La cara menos amable del Azud de Alfeitamí está en la acumulación de plásticos flotantes -la mayor parte botellas de plástico de agua mineral- en la pantalla de retención de la que la Confederación Hidrográfica del Segura, la única administración que puede actuar en el cauce, no se hace cargo con la diligencia que debería; y el abandono total de los meandros recuperados como zonas verdes tras las obras contra avenidas de los años 90 y 2000; y que la DANA de septiembre de 2019 terminó de inutilizar, arrasando el poco mobiliario y sendas que todavía eran practicables. No solo en este punto, también a lo largo y ancho de todo el cauce vegabajero entre el azud de Las Norias y Guardamar.