La historia de la desaparición de Abel

Aunque esa apariencia sobre fondo rojo de alerta S.O.S. de los carteles que se difunden en redes sociales las unifica -y casi las normaliza- todas las desapariciones de personas - solo esta semana se han producido tres en la provincia de Alicante-, tienen una historia detrás.

La de Abel González Pérez es la de una persona con enfermedad mental grave, internado en la residencia concertada Videsalud de Redován. Y desaparecido desde el pasado domingo 18 de febrero 

Búsqueda

Guardia Civil, Policía Local y Policía Nacional buscan desde entonces a este vecino de Elche, de 36 años, 1,72 centímetros de altura, complexión delgada, pelo entrecano y marrón. Padece esquizofrenia paranoide y allá donde esté no ha recibido la medicación que necesita desde el domingo pasado.

No llevaba dinero cuando escapó sobre las 20.15 horas de la tarde del día 18, después de cenar, hace ahora una semana forzando una salida de emergencia de la primera planta del inmueble. Bajó al patio de geriatría, accedió a una de las viviendas tuteladas anexas al edificio principal y después volvió a superar otra puerta hasta el exterior.

El sistema de videovigilancia del centro, que cuenta con muro perimetral coronado con alambrada, muestra cómo dejó la residencia enclavada en medio de la huerta, a toda velocidad.

Este vecino de Elche está bajo tutela de la Generalitat. Lleva internado en el centro concertado de Redován, que también cuenta con un bloque de residencia de mayores, desde hace más de ocho años.

Se le pudo ver a la carrera minutos después de dejar la residencia en el barrio de San Carlos, junto a la Nacional-340 que une la comarca con Elche. Sin camiseta, en vaqueros, zapatillas y con una bolsa azul. Llevaba un parche de cura en el cuello.

La familia de Abel, que este sábado seguía colgando carteles para difundir su desaparición, señala que no es una persona agresiva y que es sociable, pero que necesita esa medicación.

El martes un guardia civil fuera de servicio vio a una persona que podía ser él en un barrio de Elche y dio cuenta a las fuerzas de seguridad pero no pudo ser localizado después.

Abel, no lleva bien el control médico psiquiátrico ligado a su condición institucionalizada. Ya había intentado otras veces dejar el centro en el que estaba internado. Pero es la primera vez que no ha dejado más rastro. Por eso su familia, preocupada por una desaparición que se prolonga sin noticias, sigue a diario con el empeño de intentar localizarlo.