El zumaque o Rhus coraria es un arbusto muy peculiar, tanto por su aspecto como por sus usos. Pertenece a la familia de las Anacardiáceas y puede tener entre uno y tres metros de altura.
Según un estudio publicado en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, se cree que esta especie llegó a la península en el siglo X traída por los árabes y en Guadalajara y Cuenca han sido las provincias donde ha habido más explotación de esta planta.
La principal característica del Rhus coraria es que su alto contenido en taninos (hasta el 35%) la hacía ideal para trabajar la piel, por lo que se cultivaba sobre todo cerca de las tenerías (lugares en los que se curtía y trabajaba este material). También su utilizaba como planta tintórea ya la corteza de la raíz es de color rojo, mientras que el fruto es marrón, negro y gris. Precisamente de ahí procede su nombre: Rhus, del griego rojizo y Coraria del latín coris (cuero).
Sus flores crecen todas apiladas en forma de cono elevado, similar a una mazorca y sus frutos están recubiertos de una especie de pelo que recuerda al terciopelo.
Zumaque como condimento
Según esta misma fuente, el zumaque era empleado para tratar diarreas y otros flujos, también el escorbuto, ya que los taninos son conocidos por sus propiedades astringentes y antifúngicas. Eso sí, sus frutos pueden ser tóxicos si se consumen verdes. A pesar de esto, está documentado que los turcos lo usaban para sazonar sus carnes y en Oriente se destinaban al consumo humano adobados en vinagre ya que tiene un sabor muy similar al limón
Cómo cuidar de un zumaque
El color rojizo de este arbusto puede hacerlo ideal para decorar tu casa, pero ten en cuenta que tiene que estar en una zona exterior en la que le dé el sol durante todo el día. Puedes plantarla en el suelo o en un maceta y debe tener un riego moderado.
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